: ̗̀➛"Cuatro elementos esperan ser nacidos y ser gobernados por la Reina. Naciente de la naturaleza, habitante de la tierra, hija del cielo, ojos como el fuego y veloz como el viento"
: ̗̀➛No me quiero ir, pero cariño los dos sabemos que este no es...
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E
l jardín del castillo de Sirvana era un tapiz de verdes y colores, donde las flores competían en belleza con los atuendos de la familia real. En este oasis de serenidad, la familia real había decidido pasar un día libre, alejados de las obligaciones de la corte y cerca del latido de la naturaleza.
Los reyes, sentados bajo la sombra generosa de un roble centenario, observaban con ojos atentos cómo Alastor impartía su sabiduría a los príncipes Cadence y Alexei. La hierba aplastada y el sonido del acero contra acero eran testigos del fervor con el que los hermanos se entregaban al combate simulado.
—¡Alto! —exclamó, levantando una mano para detener el duelo— Cadence, debes recordar que la espada no es como el arco. Requiere de una conexión diferente, una danza entre el equilibrio y la fuerza.
Cadence asintió, su frente perlada de sudor, mientras Alastor se acercaba para corregir su postura.
—Observa tus pies, tu agarre. Cada movimiento debe ser preciso, como las notas en una sinfonía.
—Quizás deberías seguir con el arco, hermanita. Parece que la espada es demasiado para ti— Alexei, con una sonrisa burlona, añadió
—Veremos quién ríe al final, hermano— replicó, con la determinación brillando en sus ojos.
Con la paciencia de un maestro y la precisión de un artista, Alastor guió a Cadence a través de cada movimiento, cada ataque y defensa, hasta que la princesa se sintió lista para enfrentar nuevamente a su hermano.