: ̗̀➛"Cuatro elementos esperan ser nacidos y ser gobernados por la Reina. Naciente de la naturaleza, habitante de la tierra, hija del cielo, ojos como el fuego y veloz como el viento"
: ̗̀➛No me quiero ir, pero cariño los dos sabemos que este no es...
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El castillo de piedra se alzaba imponente contra el cielo nocturno, sus torres como centinelas en la oscuridad. Dentro de sus muros, el despacho del rey John era un refugio de calma tras la tormenta de la batalla. La reina Eleonor, con su gracia inquebrantable, recibió el abrazo de sus hijos, agradeciendo a Cadence con lágrimas en los ojos por su valentía.
—¿El bebé está bien? —preguntó el rey, su voz teñida de preocupación mientras posaba su mano sobre el vientre de Eleonor.
—Estamos bien, mi amor —respondió la reina, ofreciendo una sonrisa que no alcanzaba a ocultar su propio miedo.
El silencio se apoderó de la estancia, un silencio pesado, cargado de preguntas sin respuesta. Alexei, con la impaciencia propia de la juventud, rompió el silencio.
—Padre, ¿qué ha ocurrido? ¿Por qué nos atacaron?
—Semanas atrás, recibimos una amenaza desde el reino de Valdoria, una tierra envuelta en sombras y ambición. Nunca imaginé que llegarían tan lejos.
—¿Valdoria? ¿Qué quieren de nosotros? —preguntó Cady, con voz angustiada
—Quieren nuestro reino. Quieren conquistarlo y destruirlo. Nos amenazan con invadirnos y aniquilarnos, si no nos rendimos.
—Podremos vencerlos— habló seguro
—Son un reino poderoso y cruel, Alexei. Su rey es un tirano llamado Darius, que quiere dominar el mundo. Son un enemigo temible y no tienen piedad— respondió la reina Eleonor
—Estamos listos para luchar. Defenderemos nuestro hogar, cueste lo que cueste —declaró Cadence, su voz firme a pesar del temblor de sus manos.
—Cady tiene razón, padre
—¡Silencio! —ordenó el rey. —Déjenme pensar.
La tensión era palpable, cada segundo una eternidad, hasta que la llegada de un soldado rompió el hechizo. Todos miraban como se encontraba con la respiración acelerada y una mirada preocupada.
—Es Alastor, altezas —anunció, y con esas palabras, Cadence fue la primera en correr hacia la pequeña sala asignada para primeros auxilios.
Allí yacía Alastor, su pecho marcado por una herida profunda, mientras Lena, con manos temblorosas, intentaba aliviar su dolor. Cady quedó petrificada por tal escena, vio a su mejor amiga voltear hacia ella con lágrimas en los ojos, con algunos rasguños en el rostro que eran tapados por las lágrimas acumuladas en su mejilla.
