Otro viernes más en la miserable vida de Pablo Martin Paez Gavira.
Pablo tenía 18 años y pocos meses de recién cumplido. Se declaró homosexual a los 17 años y sus padres y su hermano le dieron la espalda, y cuando cumplió 18 recién cumplidos en su cumpleaños le echaron de casa como un perro y sin nada debajo, solo con lo que llevaba puesto. Eso para Pablo le dejó un trauma, y su cerebro creó unas barreras esenciales en su vida para las personas para que no le vuelvan a dañar y lo convirtió en la persona fría y sin sentimientos que era ahora por culpa del pasado.
Pablo recurrió a su mejor y único amigo, Fermín. Lo acogió en su casa, como Pablo no tenía estudios lo único que pudo devolver-le como favor de mantener-lo era haciendo los trabajos del hogar. Fermín trabajaba de striper en un bar de no muchas cuadras de su casa y le pagaban para poder mantener-se a él junto con el departamento y poco más, pero era la vida que le tocó y estaba bien con eso.
Pablo al enterar-se y querer ayudar a su amigo con sus cosas y a la larga irse y tener su espacio y su departamento para si solo.
Fermín al enterar-se habló con su jefe y lo aceptaron enseguida, pero sabiendo que solo sería striper y ganaría dinero extra cuando le llamasen para pasar noche con chicos, Pablo lo dejó bien explicado antes de trabajar y no tuvieron problema alguno.
Antes de empezar a trabajar Fermín le dejo varias normas en el trabajo ya que eran cruciales para seguir trabajando:
1. No enamorar-se del cliente
2. No repetir jamás con el cliente
3. No dar su nombre real
4. No llevar-lo nunca a casa
5. Nunca y la más importante no dejarle entrar en su vida al cliente
Pablo ya llevaba unos meses trabajando, se fue a vivir solo en un pequeño departamento no muy lejos de Fermín, era solo de una planta, tenía pequeña cocina, comedor un lavabo y una habitación pequeña, pero para vivir así Pablo le estaba bien.
No tenía contacto con nadie, solo con Fermín, se volvió una persona fría y sin sentimientos, el bailaba y follaba y al día siguiente era lo mismo. Era su rutina de vida pero para él vivir así ya le iba bien. Bailaba de lunes a jueves de 10 de la noche a 7 de la mañana y los viernes si tenía suerte follaba cuando se iba del trabajo por la mañana y le pagaban bien, no se podía quejar.
Encontraba gente de todo tipo, chicos jóvenes y guapos, feos, gordos, flacos, hombres pero lo que menos le gustaban eran los abuelos que lo manoseaban por todo el cuerpo, había algunas veces que le habían incluso pegado o abusado pero formaba parte del trabajo y tenía que callar y seguir si quería cobrar.
Pero todo cambió, un viernes por la noche.
Pablo se preparó para dar el primer baile de la noche, se puso sus pantalones blancos largos apretados skinny jeans junto por dentro sus slips de color rojo como cada viernes para celebrar su primera follada de ese fin de semana y como siempre nada encima.
La música sonó, empezó a sonar "The weeknd- earned it", se puso a su puesto para bailar con el palo de la barra. Empezó primero a bailar despacio y lento pasando sus piernas por el palo y dejando que con lentitud sus piernas llegasen hasta abajo y en el mismo tiempo que bajaba por el palo extendía sus piernas todo lo que sabía y podía hacer y mirando todos los chicos de la sala recorriendo sus miradas, luego se agacho a 4 patas y abrió más las piernas y se encorvo con la cabeza tocando al suelo y moviendo el culo.
Una vez se puso de pie, se quito con sensualidad los pantalones para demostrar sus slips rojos, y tocándose lentamente todo el cuerpo mordiendo sus labios sensualmente volvió a recorrer la sala, tenía cuasi todas las miradas puestos en él, y eso a el para que mentir le encantaba.