Helena es la diosa de los semidioses, una desconocida para los mortales y un mito entre los mismos semidioses que cuida. Castigada en la Antigua Grecia por romper la leyes de los dioses, Zeus la maldice, evitando que cualquier mortal, incluidos sus...
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Percy se sorprende de encontrar a Helena en su Cabaña, rascando un coral de la pared. Cuando desapareció en medio de la reunión, estando en un segundo y al siguiente no, se sobresaltó. Quirón había sonreído ligeramente, tranquilo de seguro al estar acostumbrado a verla venir y marcharse sin aviso. Grover, por otro lado, siguió comiendo su lata sin inmutarse.
Se pregunta si se ha ido a ver a un semidiós. ¿Alguien que pueda verla? No, solo los que portan su marca pueden verla y ella le ha asegurado que es el único héroe que tiene. ¿Tal vez algún dios? Pero también lo ve improbable: Helena se esconde de ellos.
Ha pasado un par de noches despierto preguntándose por qué lo hace. ¿Hizo enfadar a alguno? ¿Tendrá que ver con el hecho de que en los mitos no aparezca y los semidioses no puedan verla? Parece triste estar escondida en las sombras por miles de años.
―Quirón dice que Hades robó el rayo ―dice Percy, cerrando la puerta detrás de él. Lo dice con cuidado, no queriendo ofender a una diosa―. ¿Él es tu padre, verdad?
―Los Reyes del Inframundo son mis padres, sí ―contesta, dándose vuelta para verlo. Su tono es neutral, sin entrever lo que realmente siente por eso. Percy supone que Hades es otro de los dioses de los que se esconde―. Quirón no es el único que cree eso, muchos consideran que es él quien empezó todo.
―¿Y es así?
―Desconozco cuáles son las actividades extracurriculares de mi padre ―responde, alisando su vestido. Baja la cabeza para atar con más fuerza el cinturón alrededor de su cintura y su cabello blanco esconde su rostro. Percy se imagina a Hades como un hombre de cabello corto y blanco, de piel tan pálida como la de ella―. Sin embargo, no creo que el rayo sea lo único por lo cual quieres esa misión.
La culpa se instala en el pecho de Percy. No la mira mientras comienza a preparar la mochila como le dijo Quirón, algo que en realidad le lleva tres segundos. El cuerno de Minotauro lo dejará en la cabaña, así que solo agarra una muda de ropa y un cepillo de dientes ―guarda esperanza de que realmente tenga oportunidad de utilizarlo―, y eso es todo. Qué deprimente.
Helena no dice nada, solo se vuelve para seguir rascando el coral. Ella le ha dicho que puede meterse en las mentes de los mestizos, mas no lo hace para que tengan privacidad, y Percy cree en eso. Pero él tiene la sensación que ella sabe que tiene el deseo de ir a buscar a su madre en el Inframundo. ¿Acaso Heracles no fue al Inframundo y volvió con alguien? No toma en cuenta lo que le pasó a Orfeo.
Si su madre está allí, si su alma está allí, él podría salvarla. No se dará vuelta si tiene que caminar hasta la salida con ella siguiéndola, lo hará bien. Si los dioses y el Inframundo existen, será posible que alguien regrese de la muerte. Percy lo cree febrilmente.
―Annabeth y Grover me acompañarán.
―Me parece bien que Annabeth vaya contigo ―dice Helena, sin hacer mención de Grover―. Ella ha estado esperando una misión por años, por fin podrá probarse. Confía en ella, Percy. Es sumamente inteligente.
