𝟎𝟏 | 𝐋𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐡𝐞́𝐫𝐨𝐞

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01 | La llegada de un héroe

Sonríe al cielo como si aquel que lo gobierna pudiera verla. El hechizo que ha hecho en sí misma la mantiene oculta de otros dioses, como si hubiera desaparecido de la tierra; el deseo de Zeus parece haberse cumplido.

Helena camina sobre la arena, siguiendo las huellas que son iluminadas por la luna. Tiene la cabeza hacia abajo, pero no son solo las huellas las que guían su camino, sino también las voces que escucha, a varios metros de ella. Resopla con diversión cada vez que oye un elogio de parte de Poseidón, palabras y promesas vacías que ha escuchado antes, no solo de su parte, sino también de otros dioses. Es como si todos aquellos hubieran leído el mismo libro de consejos románticos de Eros.

Helena ladea un poco la cabeza al oír la respuesta de la mortal: una risa que suena en parte fascinada, en parte burlona. Como si quisiera creerle realmente, pero sabe que es parte de una actuación. Una mortal de cabello castaño, el tipo de Poseidón por lo que puede recordar. Helena empieza impacientarse al seguir escuchando hablar al dios, esperando que termine con ese cortejo para que lleve a la mortal a algún lugar oscuro de la playa. Ha esperado por casi cincuenta años para que Poseidón lo retrase por ser un caballero.

—Eres divertido —dice la mortal. No tiene que verla para saber que sonríe—. Solo no logro entender todavía por qué llevas un tridente.

Ella no deja de caminar y solo alza la cabeza cuando se da cuenta que la pareja se ha detenido. Las estrellas iluminan la expresión consternada en el rostro de Poseidón, mientras la mortal lo ve con una sonrisa divertida, alzando las cejas para invitarlo a contestarle. El dios mira su mano derecha, donde lleva su tridente como para confirmar que la tiene allí. Helena sabe lo que debe estar pensando: ¿cómo la mortal ha podido ver el tridente?

Ella no se sorprende. Sally Jackson le parece especial desde que nació, más que sus padres y definitivamente más que sus abuelos. Helena no siente ningún tipo de interés por los mortales, a diferencia de sus pares dioses, pero Sally puede ver a través de la Niebla y eso la hace un poco más especial que el resto de los humanos comunes. Poseidón parece pensar lo mismo, porque se ve más atraído por ella en ese momento.

—Debo confesarte algo —dice el dios, tomando su mano con la que no sostiene su tridente—. Soy un dios.

Esto tardará demasiado, piensa Helena al oír a la mortal reír. Se da vuelta y desaparece de Montauk, mas sigue en Long Island. Se materializa en medio del Campamento Mestizo, frente de una arpía; el monstruo olfatea el aire, mas sigue de largo al no ver a nadie. Helena se hace a un lado y camina por el campamento, escuchando el silencio. Sus semidioses duermen tranquilos en sus cabañas, luego de un largo día de entrenamiento.

Camina por el lugar para asegurarse que no hay nada fuera de lo común y vuelve a desaparecer, para aparecer en el límite de la colina Mestiza. Escucha pisadas, pero no de humanos, y toma asiento en una piedra, dedicándole una sonrisa a Quirón.

𝐇𝐞𝐥𝐞𝐧𝐚 | ᵖʲᵒ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora