𝟎𝟖 | 𝐄𝐥 𝐦𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐝𝐢𝐨𝐬𝐚

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08 | El mito de la diosa

La brisa marina resulta fría cuando golpea contra el sudor de su cuello y frente

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La brisa marina resulta fría cuando golpea contra el sudor de su cuello y frente. El cabello de Helena, tan corto que no puede atarlo en una cola de caballo, ondea suavemente. Porta una túnica celeste, la cual se ajusta a su cintura gracias a su cinturón. Es suelta, lo que le permite moverse con facilidad.

Percy tiene más sudor que ella. Sostiene una espada con cierta torpeza. Su rostro expresa determinación y algo que ha visto anteriormente en los ojos de sus héroes: un deseo anhelante de lograr complacerla. No se dan cuenta que ya con su existencia la hacen feliz. Ella ya se siente satisfecha de ver que, pese a la cierta inseguridad que tuvo antes de ese momento, se muestre decidido a hacerlo.

La espada de Helena brilla bajo los rayos del sol. No es su espada de hierro estigio, sino una de bronce celestial, que si bien puede herir a Percy, no le hará tanto daño como lo haría un corte de una arma hecha en el Inframundo. De todas formas, es una espada real, y suelta un chasquido metálico cuando choca contra la espada de Percy.

—Levanta un poco más el brazo, Percy —dice Helena, con un tono de autoridad—. No te esfuerces, permítete ver. Adivina mi siguiente movimiento antes que lo haga.

Percy asiente y entorna los ojos, buscando concentrarse. Levanta la espada, pero Helena sabe que esa arma no es la indicada para él.

—¿Así está mejor? —pregunta, buscando su aprobación.

—Excelente —responde, con una sonrisa alentadora. Se siente orgullosa, a Percy le queda todavía mucha práctica, pero en serio lo intenta, y ella está feliz de poder entrenar una vez más a un héroe—. Estamos en el lago, Percy. Piensa en eso. No necesitas estar dentro del agua para ganar una batalla, solo permitir que el poder fluya dentro de ti.

Percy mira hacia el lago un momento, luciendo más confiado.

Siguiendo sus palabras, Percy comienza a mover la espada con más confianza, intentando dominar el poder que le da el lago sin tener que estar en él. Lo ve más seguro, sus movimientos moviéndose más fluidos y coordinados.

Helena asiente, y pone más de ella en la práctica; sube de dificultad esa práctica de a poco. Con un movimiento ágil, ella se abalanza hacia Percy, su espada cortando el aire cuando bloquea una ofensiva de Percy. Él retrocede instintivamente, la mano que sostiene la espada tiembla por el golpe. Helena cree que él podría hacerlo mejor con una espada adecuada en la mano.

—Concéntrate, Percy —insiste Helena—. No estás dando lo mejor de ti.

No es una sorpresa. Algunos de sus semidioses han sido suaves en entrenamientos, siendo expertos o no en la lucha con espada, por el simple hecho de que no querían lastimarla. Normalmente resolvía esa cuestión tirándolos al suelo y poniendo la hoja de su espada contra el cuello, recordándoles qué, por más fuertes que fueran, ella seguía siendo una diosa con siglos de práctica.

𝐇𝐞𝐥𝐞𝐧𝐚 | ᵖᵉʳᶜʸ ʲᵃᶜᵏˢᵒⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora