23 de Noviembre

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He de decir que llevaba un día bastante normal, habíamos tenido ya varias clases  en todas habia ido bien, exceptuando los nervios del primer pase de micros.

Como he dicho, todo iba normal, hasta que tocó una charla a las 13:00, charla de nutrición. Hacía mucho que intentaba evadir todos los pensamientos acerca de la comida y mi cuerpo.
Sin quererlo, a lo largo de estos años, he llegado a asociar la comida con mi cuerpo, algo que se que no es correcto, pero no puedo evitarlo.

Después de esa charla, no me apetecía hablar con nadie, de verdad. Así que según acabó, me fui al baño.
Según llegué cerré la puerta y me senté en el suelo, poco a poco fui sintiendo como las lágrimas me invadían. A lo largo de estos años he desarrollado una inseguridad enorme con mi cuerpo, he dejado de comer mucho y tuve una época en la que contaba todas las calorías que podía tener cualquier cosa.
Era horrible, y cuando ha empezado a hablar de ello la nutricionista, me ha destrozado por dentro.

Escuché como llamaban a la puerta.

- Oli? -era Paul, no quería que me viese así, así que directamente no contesté- venga Oli responde por favor, se que estás ahí.

- Dime Paul -intenté que mi voz sonará animada, cosa que obviamente no funcionó-.

- Estás bien? -preguntó, y escuché como se sentaba en el suelo, o al menos eso suponía ya que no podía verle-.

- Sí tranquilo -le contesté intentando disimular-.

- Oli, aunque no te conozca de hace años, se que no estás bien, te lo he notado en la charla -después de decir eso suspiró- dejame entrar, por favor.

- No quiero que me veas así Paul.

- Sabes que no va a pasar nada -me insistía-.

- Lo sé, pero me da cosa ns -realmente me estaba convenciendo-.

- Sabes que lo único que quiero es ayudarte -bajó un poco la voz-.

- Bueno vale -me levanté y abrí la puerta, a lo que él se cayó de espaldas ya que estaba apoyado en ella-.

Entró y cerró la puerta detrás suya, al darse la vuelta y ver mi cara, mis ojos hinchados y rojos, me abrazó fuerte.

Estuvimos así fácilmente 3 minutos, él abrazándome y yo apoyada en su pecho rompiéndome en llanto.

- Quieres hablarlo mi niña? -preguntó separándose solo un poco para mirarme a los ojos-.

- Es que, es difícil de explicar para mí -contesté mirándole de igual forma que lo hacía él-.

- Soy todo oídos, y tengo todo el tiempo del mundo -se sentó en el suelo y me indicó que me sentase a su lado. Al sentarme a su lado, el cogió mis piernas y las puso encima de las suyas.

- No sé Paul, es que siempre he estado acomplejada con mi cuerpo, empecé a verme mal cuando mi familia empezó con los típicos comentarios de "has cogido unos kilitos" al principio me daba igual, tenía 10 años y tenía otras cosas en las que centrarme. Pero a los 12 años, eso comentarios se hicieron más frecuentes, y cada vez calaban más en mi.
Empecé a obsesionarme con las calorías, con el peso, con todo. Bajé tanto de peso que en tan solo 2 meses bajé 15 kilos, me quedé muy delgada.

Al bajar tanto, empecé a verme demasiado delgada, y ahora el complejo lo tenía con estar tan delgada, era horrible, y este año ha sido el año que he conseguido tener un mínimo de orden con todo esto. Pero aún así, la herida sigue muy abierta -cada vez que le contaba más, más lágrimas salían de mi-.

- Joder Oli no me esperaba esto, de verdad, pero escúchame, eres preciosa, eres de las niñas más bonitas que he podido conocer, y ya no solo por fuera, por dentro eres perfecta.
Y se que es difícil que me creas, porque estas cosas no se superan simplemente con palabras, pero tienes un cuerpo de escandalo, o por lo menos, a mí me vuelve loco.

Eres tu... Siempre lo serás (Paul Thin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora