Cap 8. Que cupido nos ayude!

59 12 0
                                    

El tiempo transcurre tan rápido que lucifer no tuvo tiempo de pararse a pensar en su descanso, se detuvo en seco y miró con atención el reloj — Carajo— apresurandose a quitarse el mandil e ir con su preciada hija.

Para su sorpresa su hija no estaba sola, estaba con Rosie, su jefa la cual le permitió que la niña se quedara en el restaurante para que la cuidara — ¡Que rico es! — mencionó la niña mientras comía una rebanada de pastel que le sirvió Rosie, a pesar de ser una mujer de negocios era amable y comprensiva, un trato que para Lucifer era sumamente extraño debido a sus experiencias con sus anteriores jefes que él definiría como simples explotadores.

— oh, Luci que bien que llegaste estábamos comiendo y escuchando el programa de Alastor, Sin duda tu hija tiene muy buenos modales— Mencionó Rosie para alagar la gran educación que ha recibido Charlie de su padre.

— Gracias— Dijo el rubio sorprendido ante el repentino cumplido

— Papa, Alastor tiene un programa en la radio, cuando lo vea le voy a decir que me gusto mucho su programa, No lo crees papá?— mencionó la niña mientras reía esperando una respuesta positiva de su padre;en otras palabras, estaba tratando de que su padre cayera rendido ante el hombre que ella ya había elegido para el.

La expresión del padre dejó de ser una sonrisa natural para volverse solo una sonrisa forzada en los labios ante las repentinas y dolorosas palabras de la niña— Espera lo conocen en persona?— Cuestiono Rosie con curiosidad interrumpiendo el llanto interno del rubio.

— Si vive al lado de nosotros— Respondió la niña rápidamente.

— Como él siendo tan posesivo, puso a este hombre atractivo justo al lado de alastor— Mascullo Rosie con un dedo cubriendo sus labios lo que dejaba ver su intriga a simple vista.

— ¿Qué?— Dijo la niña ante los murmullos de la mujer.

— oh, Nada en especial querida, sigue comiendo tu pastel— Rosie se disculpó, mientras invitaba al aturdido Lucifer a sentarse para almorzar.

El tiempo pasó y el sol se fue, dejando inundado las calles de una desoladora oscuridad, Lucifer no tardó mucho para empezar a preocuparse sobre el tener que caminar por esas calles de noche y con una niña, se le congelan los huesos en pensar que algo les pudiera pasar por su descuido ;además, en un lugar que era a un desconocido tanto para él como para la pequeña.

Mientras estaba concentrado pensando una solución, limpiaba una mesa enérgicamente tratando de tranquilizar la ansiedad que se almacenaba en su garganta ante los escenarios de peligro que creaba su mente.

— Rosie, Querida— Se escuchó desde la puerta de entrada del restaurante.

Rosie en cuanto escuchó la familiar voz, salió emocionada de su oficina — Alastor, Cariño. Que gusto verte— Alastor abrazó a la mujer y esta recibió al hombre con dulzura.

Mientras los amigos se saludan, Charlie los miraba con horro, Ella podía ver que ese simple gesto podría arruinar los planes que ya había formulado en su cabeza, odiado la idea de que estos fueron cruelmente amenazados por la cercanía de ambos amigo — Hola Señor Alastor— Gritó la niña para interrumpir la escena, era evidente que ella ya tenía unos planes y no permitiría que nadie se interpusiera en ellos.

La niña no tardó mucho en bajarse con dificultad de la silla y salir corriendo mientras se pescaba del pantalón del castaño — Me gusto mucho su programa— Dijo la niña mientras su cara se encontraba oculta en el pantalón del hombre.

Rosie rió con ternura — Me parece que tienes una pequeña fan— El hombre miró extrañado a la niña que era su vecina, miro a Rosie en busca de una respuesta a lo que ella solo miro a la dirección del atareado hombre rubio, por lo que Alastor no tardó en comprender la situación.

Alastor tocó el hombro de la niña para agradecerle apropiadamente — Agradezco tu apoyo, pequeña señorita.Regalandole una sonrisa sincera.

Pronto llegó la hora de cerrar y esto dejó preocupado al rubio que no se había dado cuenta de la llegada del moreno — Hoy la noche está muy fría— Mencionó Rosie, mientras abrazaba a Charlie para cubrirla un poco del helado viento.

— Creo que ya es hora de que se vayan — Dijo mirando a Lucifer para llamar su atención

— No te preocupes por el resto, yo y los demás nos encargaremos de ordenar— Mencionó mientras envolvió a Charlie en una bufanda que le quedaba enorme.

— Tienes razón, yo creo que yo también me tengo que ir— Afirmó el hombre de traje rojo para levantar su saco y poder dirigirse a la puerta. — Probablemente nos veamos mañana dependiendo de como me valla en la junta.—

— Espera Alastor— Dijo Rosie haciendo que el hombre se detuviera en seco — ¿Puedes acompañar a Lucifer y Charlie a casa?, como sabes son nuevos en esta zona y como vives al lado de ellos, me sentiria más tranquila al saber que van acompañados — Mencionó Rosie jalando al hombre rubio que sostenía en brazos a su pequeño clon.

Lucifer de alguna manera se sentía aliviado ante la idea que sugirió Rosie, Prefería mil veces un viaje incómodo a uno en donde estaría aterrado de mirar a las personas que caminaban a su lado, Carraspeó la garganta en un intento de tragarse su orgullo — Si no le molesta espero que pueda hacerme ese favor— Dijo el rubio en un intento de sonar amable.

Alastor estaba contra la espada y la pared por las tres personas que lo miraban expectantes ante una respuesta — Seguro no hay ningún problema— Respondió con una sonrisa algo inconforme.

Ahora estaban los tres caminando por la calle en un silencio algo incómodo, bueno esto era solo para los adultos por que para la niña que caminaba en medio de ellos era la escena más romántica que sus jóvenes ojos hayan visto.

Aquella niña no tardó mucho en tomar tanto la mano de su padre como la del caballero a su lado.

Lucifer se sentía algo avergonzado por su comportamiento más que nada por el "amable" gesto que tuvo ese hombre con su familia — Lamento mi comportamiento— Dijo mirando a lado contrario del hombre moreno, casi como si esas palabras hubieran salido sin ser del todo sinceras.

Alastor alcanzó a oírlo a la perfección y lo miró expectante de la reacción avergonzada o humillada del rubio;Sin embargo, esa risa burlona desapareció de su rostro y pronto su expresión reflejó cierta melancolía — No te preocupes, entiendo que eres un padre y lo difícil que es criar a un niño, sobretodo si estas solo— El rubio quedó sorprendido ante esa extraña expresión que parecía no ser propia del hombre castaño, ya que en el poco tiempo que lo conoce su rostro no quitaba esa sonrisa burlona, llena de aire de superioridad que se volvio fastidiosa para el padre;No obstante,su crítica mental fue interrumpida ante una nueva idea, en ese momento lo comprendió aquel hombre tenía la misma sonrisa que él le ponía a los clientes cuando él estaba cansado o simplemente agobiado, pero aun asi tenia que seguir enfrentando al mundo con una sonrisa ignorando totalmente sus necesidades y volviéndose asimismo como un cascarón vacío , que mentiroso era aquel castaño al que había juzgado.

Ambos se miraron con sorpresa ante las nuevas expresiones que conocían del contrario ,que a pesar de su poco tiempo juntos parecían conocer la carga del otro de alguna manera más personal que solo las simples palabras que habían cruzado en ese tiempo, Tal vez solo fue la interpretación personal o malos recuerdos lo que los llevaron a sentir empatía por el otro, pero sea lo que sea el incómodo ambiente fue olvidado completamente por ambos hombres que se miraban atentamente con los nuevos sentimientos emergentes de entendimiento, muy alejados de las miradas molestas o burlonas que anteriormente mostraron.

Este momento fue interrumpido ante unos pequeños jalones que sus brazos recibieron, ambos hombre se sorprendieron al ver que habían dejado de caminar y se quedaron embobados por unos cuantos segundos.

Miraron a la niña algo avergonzados por la escena tan extraña que habían hecho;Sin embargo, esta estaba más concentrada en intentar columpiar su pequeño cuerpo con la ayuda de las manos de los hombres.

Estos se miraron sorprendidos antes de regalarse mutuamente una sonrisa cómplice y elevar a la niña para columpiarla mientras caminaban, a lo que la niña en cuanto sintió como sus pies eran alejados del piso soltó unas carcajadas que hicieron que ambos adultos rieran con la misma euforia.

¿Cuanto pagarias por mi amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora