Cap 9: Si te descuidas te robo...

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A la mañana siguiente estaba repleta de un ambiente agotador o al menos para aquel rubio que se encontraba dormido en el sofá con el cabello revuelto, roncando con fuerza, ojeras oscuras debajo de sus ojos carmesí que permanecían cerrados.

— Papi, tengo hambre— Mencionó Charlie mientras sacudía a su padre que permanecía dormido en el sofá.

Giró su cuerpo dando inconscientemente la espalda a la niña que permanecía sacudiendo a su padre el cual parecía que no despertara o al menos no pronto. Charlie al verse derrotada por el cansancio de su padre caminó por la pequeña sala de estar buscando alguna manera de distraer su curiosa mente que se encontraba aburrida, en medio de su búsqueda se topó con la puerta. Su padre siempre cerraba aquella puerta de la entrada por mera precaución así que Charlie esperaba que esta estuviera bloqueada, pero para su sorpresa estaba emparejada o medio abierta, parecía que su padre llegó demasiado tarde después de dejarla encerrada en casa.

Charlie se encontraba jugando con el pomo de la puerta mientras luchaba con la idea de salir a dar una vuelta y regresar antes de que su padre despertara, pero la decisión fue tomada cuando una suave música de Jazz salía de la puerta continua la cual resonaba tranquilamente en el ambiente el cual se impregnaba de un pegadizo ritmo, ritmo que llevo a la niña a soltar el pomo y colarse en la puerta que casualmente se encontraba abierta.

(...)

Alastor estaba como cada mañana escuchando música de Jazz con la puerta abierta para disfrutar del frío aire de la mañana junto con un delicioso café negro para tener la suficiente energía que necesitaba para sobrellevar el agotador horario de ese dia.

—HOLA SEÑOR ALASTOR— un grito resonó a espaldas de alastor el cual se encontraba tranquilamente sentado en la isla de la cocina dándole la espalda a la sala.

El moreno escupe su café por la repentina sorpresa de la pequeña intrusa que se encontraba tratando de sentarse en la silla al lado de él, pero por la altura le contaba subirse.

—Buenos días querida... — Dijo con tono amargo aquel moreno que se encontraba limpiando el café que había escupido momentos antes.

— Querida no tendrías que estar con tu padre ahora mismo?— el moreno mencionó con cansancio o incluso con irritación en la voz.

—SI, pero papá está dormido— Comentó la niña con una gran sonrisa.

— ¿Dormido?, Así que está dormido..— El comentario de la pequeña fue suficiente para irritar por completo al moreno el cual gruño con molestia mientras sobaba con molestia el puente de su nariz. El locutor se encontraba pensando en que a partir de ese día tenía que cerrar la puerta con seguro al ver que su preciosa rutina mañanera se vería amenazada por aquella niña que era parecida a aquel ratón que entraba a las casas ajenas sin ningún permiso.

— Ven aquí querida, iremos a despertar al pequeño durmiente de tu padre— Cargo a la pequeña para dirigirse con enojo hacia la salida.

Sin embargo, sus planes fueron frustrados ante aquella rubia curiosa, que gracias a la altura de el hombre pudo observan con atención el único cuadro que decoraba las paredes de aquel departamento. Aquella foto parecía ser de Alastor, pero con un aspecto más joven y al lado de se encontraba una hermosa mujer que estaba sentada en una silla justo al lado del joven alastor el cual permanencia parado apoyando su mano en el hombro de la mujer.

— ¿Quién es ella?— Mencionó la niña hipnotizada por la bella sonrisa de la mujer, sonrisa que se parecía mucho al joven chico.

Alastor miro el cuadro que era señalado por la niña— Ella...— un suspiro nostálgico salió de entre los labios del hombre al darse cuenta que aquel viejo tocadiscos tocaba la canción favorita de dicha mujer.

¿Cuanto pagarias por mi amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora