09: Habitación del bebé.

67 4 4
                                    

–; Oye he estado pensando amor... 

–; ¿Mmm?

–; Podrías prestarme siquiera un par de minutos tu atención, además que pie grande no existe... 

—¡Retractate!, -gritó el rubio mientras mirada de mala manera a su pareja. 

–; Okay, okay, perdón, solo es que vamos, amor, llevadas más de dos horas viendo eso, ni siquiera me prestas atención... 

–; Bueno, no es que me dejes hacer gran cosa -susurró el rubio, eso de descansar y solo ser consentido era divertido al principio, ahora lo único que quería era poder ir al baño sin saber que afuera estaba Edward esperando a que saliera para saber si estaba bien.- 

–; Oye, bueno, ese no es el punto, es que estaba pensando que podríamos empezar a buscar una nueva casa...

–; ¿Qué?, ¿por qué? -exclamó confundido el rubio, quien prefirió apagar el televisor.- 

–; Bueno es que ahora vamos a ser más, los bebés van a necesitar su propia habitación y...

–; Espera, espera, los bebés no necesitan su propia habitación 

–; Oh, claro que sí, todos necesitan su propia habitación.

–; Okay, okay, ven acá -pidió al rubio mientras le hacía espacio. Una vez su marido tomó asiento, se subió a sus piernas, pasando sus brazos por los hombros contrarios.- Para empezar, quiero que borres ese loco y magnífico plan que ya creaste en tu cabeza.

–; Pero...

–; No, no, no -susurró con delicadeza mientras ponía su dedo entre los labios de su pareja.- Sé que estás emocionado y ansioso, también me puse ansioso cuando los chicos llegaron, pero créeme amor, los bebés aún no necesitan una habitación.

–; Pero es qué...

–; Ed en serio, mira que opinas de por fin acomodar las cosas del cuarto que tenemos como bodega al sótano e instalar la habitación de los niños ahí.

–; Eso podría ser una buena opción, pero son mellizos. 

–; Lo sé, pero créeme, no vamos a lograr que duerman separados cuando sean niños, entonces mejor, cuando crezca y ambos necesiten su privacidad, buscaremos que todos tengan su habitación. 

–; ¿Seguro?

–; Oh, sí, cuando Louis nació y a pesar de que Alma le llevaba un par de años, muchas veces me intentó convencer de que lo dejara dormir con su hermanito, además de que así, cuando tengan una pesadilla o estén enfermos, podemos ver a los dos a la vez.

–; ¿Estás realmente seguro?

–; Sí, no te preocupes más, por eso, en serio amor, vamos a estar bien. 

–; Está bien...

–; Eres un impulsivo, en algunas ocasiones -soltó una risita y alzó las cejas al sentir cómo sus bebés pateaban.- Y tus hijos también lo piensas. 

–; Oh, esos pequeños demonios, cuando salga los voy a regañar severamente -comento metía su mano debajo de la ropa de su pareja para acariciar mejor su vientre.- Te amo -susurro mientras se acercaba a darle un tierno beso en los labios.-

– Y yo a ti

Al día siguiente el rubio se levantó algo confundido, el lado de su pareja estaba vacío y del corredor se escucha ruido que no tardo en ir a ver, se colocó una de las batas y salió dispuesto a pedirle a su pareja que mejor dejara todo ahí y fueran a desayunar cuando se encontró con su grupo de amigos cargados y sacando cajas del cuarto que próximamente se convertiría de sus pequeños.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Our Children Donde viven las historias. Descúbrelo ahora