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¿Fue egoísta lo que hice?

¿Debí quedarme cuándo por dentro me estaba derrumbando?

Yo también estaba afectado.

Pero, ¿Eso no justifica que la haya abandonado, no es cierto?

El demonio de la radio ya se encontraba fuera, jugaba con su micrófono, transportándola de mano a mano

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El demonio de la radio ya se encontraba fuera, jugaba con su micrófono, transportándola de mano a mano. Empezaba a aburrirse sin nada que hacer, hasta que el pequeño huevecillo apareció, este estaba muy sonriente y tarareaba una canción.

— ¡Cuéntame! — Detuvo el paso del pequeño — ¿Qué fue lo que oíste?

— ¡Oí cosas! Primero, el anciano decia "hay algo que te pesa" — Imitaba la voz de Zestial — Eres la que mato al angel caido, y ella decía... ¡Cueste lo que cueste!

Alastor lo detuvo justo ahí, no necesitaba escuchar nada más, consiguió la información que le era necesario. Ahora lo único que debía averiguar es la manera en que lo hizo, ¿Usando qué? ¿Fue a puño limpio? ¿Usando alguna arma en específico? ¿De qué material? ¿Existen más de estás?

De momento debía mantener oculta la información dada por todos, si sus planes no salían como los planeaba era capaz de matar a la vieja de Carmilla y Zestial si es que otro inmundo pecador se enteraba. Era capaz de aniquilar a todo el infierno por la seguridad de él.

— Interesante... Que esto quede entre nosotros.

— ¡Alastor, cariño! Veo que ya estás metido en cosas ¿No? Tú nunca estas quieto.

La misma mujer de hace unos minutos en la reunión, aquella de porte elegante y gran sonrisa que transmitía seguridad, una gran compañera y amiga. Esa mujer se acercaba a Alastor con los brazos extendidos, dispuesta a darle un gran abrazo.

Se trataba de Rosie.

Si Alastor su pusiera a hablar sobre Rosie nunca terminaría, pasaron por mucho juntos, ni si quiera hay por donde comenzar. Simplemente es un encanto de mujer, de las únicas de las que realmente podía considerar una amiga, no, como parte de su familia.

— No planeabas irte sin pasar a saludarme ¿verdad?

— Justo planeaba buscarte, querida. Ha pasado ya un tiempo.

Ella era una de los únicos demonios que consideraba especial para él, abajo de su hija, claro. Cuando recién cayó al infierno, estaba perdido, pero Rossie lo ayudó a adaptarse. Rápidamente se ganó el cariño de Alastor haciéndose grandes amigos, inseparables.

— ¡Es lo de menos que podrías hacer! Fueron, qué ¿Cinco años?

— Siete. — Corrigió, sonaba aún peor.

Papás Divorciados - Radioapple | Appleradio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora