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Te amo.

Me gusta verte feliz, me gusta que estes a mi lado, me gusta cuando te ries, cuando sonríes, me gusta cuando tocas el violín, me gusta cuando cantas, me gusta cuando bailas.

Aunque...

También me gusta ver como sufres, como lloras, me gusta cuando te destruyes tu solo. Me gusta porque sé lo haces por mi.

— ¡Eso es todo por hoy! Les deseo un buen fin de semana

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— ¡Eso es todo por hoy! Les deseo un buen fin de semana.

Apagó el micrófono y quedó sentado en la silla. La transmisión había acabado. Ni si quiera sabía cuando empezó a transmitir como un locutor normal y dejo de hacer lo que le gustaba, transmitir los gritos de sufrimiento del resto. Aún así era mejor que Vox.

Miraba el cielo rojo a través de los grandes vidrios que tenía al frente y decoraban su cabina de radio. A Alastor le gustaba el color rojo y lo demostraba a través de sus trajes. Le recordaba a los circulos de Charlie, que ocupaba parte de sus mejillas cuando recién había nacido. Mejillas que había heredado de su papá Lucifer, parecían dos manzanas que daban ganas de morderlas y sentir el sabor del dulce veneno bajar con su garganta.

Hablando de Lucifer... ¿Habrá escuchado la canción que le dedicó?

Ojalá sí.

Quizá si lo hubiera hecho estaría molesto, no, no... estaría llorando. Y por alguna razón eso le hacía feliz.

A veces se pone a pensar en que habría pasado si nunca se hubieran divorciado. Ni si quiera puede recordar bien como fue que sucedieron las cosas, las palabras simplemente salieron tan rápidamente, como si se tratará de una carrera de quién decía lo peor del otro.

...

No iba a mentir diciendo que no lo extraña y que no se arrepiente de todas las tonterías que había dicho. Alastor puede ser un egocéntrico, que solo busca la forma de ser el más poderoso del infierno. Pero, de verdad lo amaba, y le gustaba ser amado y no temido. Realmente extrañaba a su familia, y las cosas que eso implicaba.

Por último no pudo ser un buen padre, Alastor sabía que si veía mucho a Lucifer tarde o temprano le iba a decir para volver.

Humillarse.

No le iba a rogar.

[...]

Charlie llegó al hotel al lado de Vaggie. Ni bien entro por esa puerta se tiró en el sofá boca abajo, estaba realmente agotada y frustrada. Su novia la seguía por detrás, mirando tiernamente la acción de la princesa.

— Cuenteen, ¿cómo les fue? — Angel, que para conveniencia estaba en el otro sillón, inmerso en su teléfono.

Un suspiro por parte de Vaggie. — No reclutamos a nadie...

Papás Divorciados - Radioapple | Appleradio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora