Prólogo

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—Se acaba el tiempo—la mujer de cabello blanco se giró sin poder sostenerle la mirada—. Tienes que irte antes de que él se dé cuenta y debes llevarte a mi hija contigo—se obligó a decir con voz serena, a pesar de la desesperación que arremolinaba en su pecho.

A su alrededor la naturaleza gritó. Las hojas de los árboles crujieron en protesta, el viento sopló con ferocidad. El agua del lago se oscureció ante las nubes grisáceas que se posicionaron sobre ellos, llevándose la luz de un día soleado, y pequeñas olas comenzaron a elevarse en forma de súplica.

Era como si el mundo ya conociera cuál su destino.

—¿Te das cuenta de los que me estás pidiendo? —El hombre a su lado le obligó sostenerle la mirada. Lágrimas silenciosas recorrían sus mejillas pálidas cuando sus ojos se encontraron

La mujer se separó del contacto cálido de sus palmas, como si le ardieran.

—¡Ya he tomado una decisión! —Su voz se convirtió en eco. Algunos pájaros salieron disparados al cielo ante el tono elevado en su voz—¡No puedes hacerte una idea de todo lo que he sacrificado, todo lo que he hecho para que esté a salvo!

—¿Te estás oyendo? ¿Cómo puedes pedirme siquiera que te deje morir? —La voz se le entrecortó—No puedo hacerlo, no puedo perderte.

Volvió a acercarse a ella sosteniéndole el rostro entre sus manos blanquecinas. Esas que tantas veces había besado, le habían acariciado, abrazado. Sus ojos negros miraron con miedo los suyos grises. Ante el contacto ella le acarició la mejilla, limpiándole las lágrimas en el proceso.

—Aún tendrás una parte de nosotros—la mano le empezó a temblar de dolor—. Tendrás contigo a lo más preciado de mi vida.

La mujer cayó junto a él cuando las rodillas le fallaron, incapaz de soportar el dolor que se acumulaba en su pecho. Ella aún le sostenía el rostro, viendo con claridad las lágrimas que se iaban acumulado alrededor de sus ojos oscuros, haciéndolos brillar.

—Nunca hubo un final feliz para nosotros, ¿verdad? —Preguntó en un susurro que le partió el corazón. Ya sabía cuál era la respuesta, pero estaba preparado para escucharla.

La mujer se limpió con rapidez las lágrimas.

—Me temo que no en esta vida—las palabras se le atragantaron antes de poder pronunciarlas.

Selló sus labios junto a los de él en un último beso de despedida. La caricia amable de sus labios le aceleró el corazón en un bombardeo apasionado. Saboreó hasta el último rincón de su boca, el sabor que tan acostumbrada estaba a sentir. Sus manos se pasearon por su larga cabellera oscura con una necesidad desesperada de retener aquellos segundos para siempre. Y sus frentes descansaron una sobre la otra mientras sus manos eran incapaces de alejarse.

—No dejes que sufra el mismo destino que yo.

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Nota de autora: ¡Bienvenido/a a mi nueva historia "La maldad de un corazón puro"! Como ya pudisteis ver, esta es la primera parte de una bilogía, mi primera historia de fantasía. Sé que no será la mejor historia, pero el resultado que poco a poco estoy construyéndomela me hace muy feliz, y más feliz me hace poder compartirla, POR FIN, con ustedes después de mucho tiempo y trabajo.

Actualmente tengo algunos capítulos escritos, podría decir que más o menos unos diez, que iré subiendo cada semana, ya concretaré qué día, ya que al ser una historia de fantasía necesito mucho tiempo para poder traer un buen trabajo.

Sin nada más que decir, muchas gracias a quienes hayan decidido darle una oportunidad a mi historia, espero que no les defraude.

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Besos A🖤

La maldad de un corazón puro (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora