Historia deshilachada

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"Historia deshilachada"

Harry se levantó con un dolor de cabeza insaciable, su cicatriz quemaba por dentro. Llamó a Ron y Ron llamó a su madre, ya que sinceramente no sabía qué hacer. Habían estado poniéndole hielo en una sabana deshilachada. Molly le dijo que sería mejor que se quedara un día y al día siguiente asistir a clases y subir al tren. A lo que Harry negó, no quería perderse ni un día de poder estar con el director, charlar y estar atento a clases. Más tarde llegaron al tren, cada uno se despidió de sus familiares. Harry saludó a Sirius y Ron a su familia. Hermione subió al tren y se sentó en un vagón para esperar a los chicos. Cuando Ron y Harry se unieron a Hermione, Harry se sentó al otro lado de los asientos y Ron se sentó junto a Hermione. Harry solo pensaba en Ginny. Hermione leía un libro y Ron estaba nuevamente paranoico.

—¿Y si está aquí? ¿Y si busca venganza? ¿Y si viene por nosotros?— Dijo Ron.

Rápidamente Hermione lo golpeó con el libro en la cabeza.

—No digas tonterías. Es tan solo una chica. No va a hacernos nada. Es de nuestra edad. Supongo que podemos llevarnos bien.— Dijo Hermione, abriendo nuevamente su libro y comenzando a leer.

Ron asintió y se quedó en silencio, pero se notaba que estaba un poco inquieto. Harry, por otro lado, solo pensaba en Ginny. Así que se levantó y dijo.

— Voy al baño, chicos. Cuiden mi lugar.—

Los chicos asintieron y él salió. Mientras caminaba, empezó a preguntar si habían visto a Ginny y le respondieron que estaba tres vagones adelante. Comenzó a caminar y no se dio cuenta de que había alguien delante de él, así que al limpiar sus lentes y caminar, chocó con la señora que vendía dulces y le tiró todo, rápidamente comenzó a recogerlo.

—Lo siento, señorita, no era mi intención.—

La señora rápidamente comenzó a ayudarlo.

—No se preocupe, joven Potter, son cosas que pasan.— Expresó sin molestia.

Cuando terminó, Harry miró hacia atrás a la señora que vendía dulces y le pidió perdón nuevamente, siguió su camino y nuevamente algo pasó, chocó con una chica a la que no vio el rostro, ella simplemente lo apartó y siguió su camino. Harry fue a ver a Ginny. Ella lo miró y se rió. Ginny sabía que había sido él. Harry la miró y sonrió.

— ¿Cómo estás, Ginny? ¿Cómo te trató el día? ¿Estás lista para volver a Hogwarts? — Rápidamente dijo Harry.

Ginny soltó una risa y lo volteó a ver.

— Gracias, sí estoy lista. — Expreso mientras toda su atención estaba en el.

Por un instante, Harry consideró quedarse a charlar con ella, pero las circunstancias la obligaron a regresar a su asiento. Su sonrisa por Ginny se desvaneció mientras volvía al vagón. Las puertas se cerraron, como si un hechizo las hubiera sellado. La oscuridad se apoderó del espacio, y todo quedó suspendido. Los pasajeros, presos de la incertidumbre, creyeron enfrentarse nuevamente a los dementores, pero no era así. Las puertas se abrieron de nuevo, las luces se encendieron y el calor infernal regresó. Harry escudriñó el vagón, buscando respuestas.

— ¿Qué ha sucedido? — preguntó, alterado.

Hermione, por primera vez, encogió los hombros.

— Quizás fue un error — respondió con indiferencia.

Ron, siempre temeroso, volvió a entrar en pánico.

— ¿Y si es ella? ¿Y si...?

Antes de que pudiera terminar, una chica entró al vagón. Ojos marrones, piel de tono crema y cabello liso como el viento. Se sentó junto a Harry y fijó su mirada en la ventana. Ron se apresuró a comentar:

— Es ella, la que todos mencionan.

Hermione le dio un codazo en el hombro y susurró:

— No digas tonterías, Ron. No es ella.

Harry, confundido, miró a la chica y luego a sus amigos.

— ¿Y si sí lo es? — preguntó, lleno de dudas.

Hermione lo miró con desaprobación y regresó a su libro. Ron intentó entablar conversación con la chica, pero ella lo ignoró por completo. Cuando Harry finalmente se resignó, tocó su hombro.

— Disculpa, ¿cuál es tu nombre? — inquirió, esperando una respuesta.

La chica, de piel crema y cabello liso como el viento, lo miró directamente. Harry sintió algo inexplicable. Se perdió en sus ojos, como si estuviera atrapado en su belleza. Incapaz de apartar la mirada, se ajustó los lentes.

— Soy Harry, Harry Potter — dijo, extendiendo la mano.

La chica, Esmeralda Rosier, lo miró y volvió a posar sus ojos en la ventana. Con voz suave, pronunció.

— Encantada, Harry Potter.

El paisaje se desplegaba ante ellos, pero Harry no podía apartar la mirada de Esmeralda. Hermione seguía absorta en su libro, y Ron, nervioso, se mordía las uñas. El tren avanzaba, y en ese instante, entre los vagones, nacía una historia de misterio y encanto.

En el tren, entre susurros y miradas, se teje un enigma. Esmeralda, con ojos que parecen esconder secretos, se presenta ante Harry como un reflejo de su propia leyenda. El chico que sobrevivió, marcado por la tragedia, ahora enfrenta a una desconocida que lo conoce más allá de su fama.

— No sé si me conoces —comienza Harry, pero Esmeralda lo interrumpe con voz serena.

— El chico que vivió, el que desafió su cruel destino junto a sus padres —lo observa con indiferencia—. Todo el mundo te conoce, y yo soy parte de ese mundo. Esmeralda Rosier, encantada.

Ron, siempre curioso, no puede evitar preguntar:

— ¿Cuál es tu historia?

Esmeralda sonríe, y su risa baja parece resonar en los rincones del vagón.

— ¿Mí historia? — Suelta nuevamente una risa.— ¿Cuál es tú historia? — remarca más fuerte la palabra "tú".

— Vengo de la familia Weasley y mis padre so— Lo detuvo la risa de esmeralda.

— Pregunté por  tu historia, no la de tu familia —corrige, apartando la mirada de la ventana—. A veces, la verdadera historia no reside en los apellidos.

Harry, cautivado por esos ojos que parecen esconder secretos, insiste:

— ¿A qué te refieres?

La respuesta de Esmeralda es enigmática, como las estrellas que titilan en la noche

— Algún día comprenderán mis palabras. Por ahora, la pregunta y la respuesta están en ustedes. — Miro a Harry. — Algún día formarás tu historia.

Harry, cautivado por la belleza de Esmeralda, solo le sonrió y luego miró rápidamente a Ron. Aunque es temprano para decir que está enamorado, ya es tarde para negar que esa chica no solo le pareció linda, sino hermosa.

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