Divinas amenazas

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"Divinas Amenazas"

El viaje transcurrió bastante tranquilo, ninguno se dirigió a la palabra. Ron susurraba algunas cosas, Hermione le decía que se calle, pero Harry mantenía una distancia con Esmeralda. Y Esmeralda también, ella solo miraba la ventana, no tenía interés por charlar con nadie de los que estaban presentes. Harry podía evitar pensar que había pasado, porque su interés por Ginny había desaparecido al ver a la linda Esmeralda con ojos marrones, piel color crema y un pelo liso como el viento.

Después de tres horas, llegaron por fin a Hogwarts. En Hogwarts, Esmeralda solo estaba nerviosa, aunque no se notaba, no sabía cuál sería su casa, ya que había vivido 16 años, casi 17, porque los cumplía en 5 de mayo, con Muggles, una familia de sangre impura, que había cuidado de ella. Habían mantenido contacto con Dumbledore, pero no había hablado sobre nada ni nadie.

Llegaron y obviamente todo el salón era colorido, había mucha comida, estaban los más grandes y los más pequeños que habían entrado recién a Hogwarts. El sombrero seleccionador empezó, algunos iban a Gryffindor, otros a Slytherin, otros a Hufflepuff y algunos a Ravenclaw. Esmeralda no sabía en qué casa iba a terminar y tampoco le importaba, solo quería irse a dormir. Había sido cansador el viaje y había tenido que aguantar susurros de la gente diciendo que ella era la que buscaba "venganza".

Pidió permiso para ir al baño mientras se probaban aún los niños el sombrero seleccionador. Fue al baño, se limpió la cara y tomó el collar que tenía en el cuello. Era un relicario en forma de corazón, el cual adentro guardaba una foto de su padre, ella la miró, sonrió y lo volvió a guardar.

Después rápidamente llegó un par de maestros y la agarraron.

— vamos, ven es tu turno te probarán el sombrero. — Adquirió un maestro.

Y como si fuera una película de drama la pusieron en medio de la puerta, Dumbledore dio dos aplausos, la puerta se abrió y todos los ojos se dirigieron a ella, Esmeralda miró a su alrededor, encontraba algunos ojos mirándola mal y otras miradas con sorpresa pero ninguna con una sonrisa, Dumbledore la presentó como "La chica de alma gris" ya que aún no tenía casa, a todos Dumbledore decía el chico la chica de tal casa, Harry Potter el chico de Gryffindor, Luna Lovegood la chica de Ravenclaw. Cedric Diggory, el chico de Hufflepuff. Draco Malfoy, el chico de Slytherin. Como "alma gris" que le habían dicho, Dumbledore habló nuevamente.

— Ven, pasa, por favor. Es tu hora con el sombrero.

Ella no quería seguir dando pasos, pero aún así su cuerpo la llevó. Al llegar, miró a Dumbledore y a los demás profesores que estaban detrás de ella. Miró el sombrero y Dumbledore le dijo.

— Siéntate y podrás ir después a sentarte con los de tu casa.

Como bien dijo, Esmeralda hizo caso y se sentó. Y el sombrero comenzó con sus actitudes.

— Una Rosier. Una de las últimas. —Dijo con voz ronca— Recuerdo esos tiempos donde elegía a tu padre en Slytherin. O como elegía a tu tía en Ravenclaw. O como a tu abuela en Slytherin, también a tu abuelo en S— Lo interrumpió.

Antes de que él persiguiera, Esmeralda soltó un quejido.

— ¿Podemos parar con esto? Solo dime a qué casa pertenezco. — Pidió Esmeralda.

— Con esa actitud dudo que quedes en alguna casa, jovencita. — Respondió el sombrero mientras se movía de un lado al otro. — Pero podrías quedarte en Hufflepuff, aunque no te vendría bien. Gryffindor He escuchado que a muchos de ellos les interesa tu historia. Aunque en Slytherin iba tu padre, eres malvada, eres gentil en alguna parte de tu cuerpo. como una Ravenclaw inteligente. ¿Dónde te pondré? — Preguntó el sombrero manteniendo voz ronca.

— Por favor, apúrate — Respondió Esmeralda.

— Bien, maravilloso, ya sé dónde quedarás. Energética, Sería y controladora  como una Slytherin. Inteligente, introvertida y exploradora como una Ravenclaw, valiente como una Gryffindor y capaz como un Hufflepuff. — Expresó aún curioso— Pero no, tú eres...

Y sin mucho tardar, el sombrero gritó su casa y todos quedaron sorprendidos.

— ¡RAVENCLAW! — Gritó el sombrero.

Todos se quedaron mirándola, no sabían si aplaudir, alegrarse de que no haya quedado en su casa o llorar por los Ravenclaw's. Aún así, Dumbledore convenció a aplaudir y miró a todos los alumnos, recibiendo su movimiento para que aplaudan y con mucho pesar, los alumnos aplaudieron.

— Puede ir a sentarse, señorita — Dijo el director mientras le sacaba el sombrero de la cabeza— Y no tenga duda de que se merece esa casa.

Esmeralda lo volteó a ver y soltó.

— Sé tu historia, Dumbledore, sé la historia de cada uno de ellos y no te esconderé que si se mete conmigo o mi familia, yo hablaré.

Sin más, Esmeralda le sonrió, lo saludó y se fue a sentar como si lo que hubiera dicho no hubiera sido de molestia.

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