2° Puntos claros

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Jerome

Con el brazo tapando mis ojos para que la luz no invada mi vista, tengo mis pensamientos esparcidos. Aunque tengo una buena vida siendo un Capo respetado, suficiente dinero para la generación de mis tataranietos, con buenos negocios y empresas dispersas en el mundo y una hermosa esposa que cualquiera quisiera tener.

¿Entonces por qué no me siento totalmente completo?

Quizás soy un malagradecido que no está conforme con todas las riquezas y lujos que me puedo dar. Que tuve la suerte de entrar con buen pie a la familia más temida y respetada del mundo criminal, los Ivanov, y no solo lo digo por tener a la princesa de la mafia a mi lado, sino, que ellos pulieron mis capacidades como líder y ser humano, sobretodo la Reina, Arabella Duarte. Ella me acogió como su hijo, cosa que sé que a Akem no le agrada mucho; sin embargo, respeta que sea así.

Pero... No puedo dejar de pensar en esa jovencita de ojos azules grisáceos, con esa cara angelical y sonrisa transparente. Como esa hermosa cabellera se mueve con vida propia y...

— ¡Buenos días cariño!

Me levanto sobresaltado como si supiera que Saskia pudiera leer esos pensamientos indebidos.

— ¿Estás bien? Me preocupé de que no te levantaste temprano para ir a la empresa, así que le dije a Ana que hiciera un buen desayuno para traerlo. — sonríe colocando la bandeja sobre mi con un beso en la frente — Sabes que lo mío no es la cocina, pero te prometo que un dia te voy a sorprender, Lianys me va a enseñar cuando vayamos para Rusia.

El ultimo comentario hace que mi mal genio aparezca enseguida.

— ¿Rusia? ¿Para qué? Tu nueva vida es aquí en Francia, conmigo. — vocifero con posesión.

Ella se cruza de brazos haciendo que sus pechos se pronuncien más, enarca una ceja y achina los ojos molesta.

— No has querido que vaya a Rusia a ver a mis sobrinas porque siempre y casualmente hay un evento en el que te tengo que acompañar y algunos hasta después se cancelan repentinamente. — musita con la furia evaporando su sangre — Te he demostrado que soy leal a ti y que me arrepiento por haberte engañado un día antes de nuestra boda ¿Acaso me tienes que restregar toda la vida mi error?

No respondo.

— Me queda claro que ese error sera mi cruz hasta el dia que muera, pero si te digo algo Jerome Petit, yo me llego a enterar que has estado con otras mujeres o que piensas en una que no soy yo, no te hare ningun escandalo pero asi tenga que desafiar las reglas de la mafia, te pido el divorcio. — sentencia — Que te quede claro.

Camina decidida hacia el sanitario cerrando la puerta detrás de ella con fuerza y al minuto escucho caer el agua.

— ¡Carajo!

Dejo la bandeja a un lado y pienso sentado en la cama si debería entrar a la ducha con ella o ignorar lo ocurrido. Sin embargo, soy interrumpido por una llamada telefónica, al ver en la pantalla el nombre de Samael, contesto enseguida.

— Petit. — digo al responder.

— Mi Capo, en el despacho de su propiedad le deje en el escritorio la información de quien estaba rondando la mansión durante la celebración de bienvenida.

— ¿Nombre?

— Lukas Bykov.

El nombre de ese maldito hace que mi cabeza quiera estallar, lo quiero tres metros bajo tierra pero lo único que me ha detenido es la Reina, porque sino el mismo día que me case con Saskia, ya no existiera.

Cuelgo y salgo de la recamara hecho una furia, bajo las escaleras rápidamente y me encamino hacia mi despacho.

Tal cual como me había dicho Samael, yace la carpeta en el escritorio. La tomo y comienzo a leer toda la información que pudieron averiguar mis hombres, hay fotografías en las que se ve a Lukas ese mismo día pero en la mañana en una cafetería común y corriente esperando a alguien, pero no se a quien...

Saskia: Seducción en la pasarelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora