7° El regreso

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Jerome

Dos semanas después...

Piso el suelo marsellés con un nudo en el estómago. El sol del sur de Francia, que tanto amo, parecía hoy más intenso, como si quisiera quemarme la piel. Había pasado dos semanas en California, sumergido en reuniones interminables, pero mi mente nunca había dejado de vagar.

Unas horas antes, mientras sobrevolaba el Atlántico, había hojeado una revista de chismes que una azafata me había ofrecido. Allí, entre fotos de celebridades y escándalos, mi mirada se había detenido en una imagen de Saskia, mi esposa. Estaba pálida, con los ojos cerrados, siendo atendida por paramédicos. El titular rezaba: "Saskia Ivanova, Miss Rusia, sufre un desmayo en plena entrevista". Un escalofrío me recorrió la espalda.

Al principio, no había podido creerlo. Saskia siempre había sido una mujer fuerte, llena de energía. Pero luego, un recuerdo me vino a la mente: un mensaje en mi teléfono, que había ignorado por completo, sumergido como estaba en unos complicados informes financieros. Era de Julian, su guardaespaldas, y decía algo sobre Saskia y la clínica de su tío.

Maldije mentalmente. ¿Cómo había podido ser tan descuidado? ¿Cómo había dejado que mi trabajo se interpusiera entre mi esposa y yo? Me pregunto si Saskia estará bien, si se ha recuperado. La culpa me carcome por dentro.

Al llegar a la mansión, voy directamente a mi despacho. Necesitaba hablar con Julian, entender qué había sucedido exactamente. El guardaespaldas me estaba esperando con una expresión grave o quizás era mi imaginación.

—Señor Jerome, me alegro de que haya vuelto. La señora Saskia está estable, pero los médicos aún no han determinado las causas del desmayo. Aunque el doctor Franco determinó que estaba muy agotada y por eso el desmayo, a parte que tiene anemia.

¿Anemia?

¿De cuándo acá Saskia ha tenido anemia si ella come sano por sus entrenamientos?

Me dejo caer en el sillón, sintiendo un peso enorme sobre los hombros.

—¿Qué pasó exactamente? ¿Qué le dijo el médico?

Julian me explicó que Saskia había sufrido un fuerte mareo durante la entrevista y había perdido el conocimiento. Los paramédicos la habían trasladado a la clínica de su tío, un reconocido médico cirujano, para realizarle una serie de pruebas.

—El doctor Sánchez dice que es posible que se trate de estrés o simplemente de un bajón de azúcar, pero quiere realizar más exámenes para descartar cualquier otra posibilidad.

— ¿Y cómo se encuentra ahora? — pregunto sabiendo que vienen las preliminares.

— Ha estado con mucha ansiedad, mi Capo, pero debe ser por lo del certamen. No sé qué tanta influencia tenga su asesor de imagen pero consiguió que las preliminares la dejaran para dentro dos meses, aunque también se ha rumorado que la dueña del Miss Universo no ha tenido buena salud, por ende, aprovecharon la oportunidad.

Asiento con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta. No podía creer que mi negligencia haya puesto a su esposa en peligro.

—Necesito verla. Ahora mismo.

Julian asiente y se dispuso a retirarse del despacho no antes sin notificarme que Saskia está en el hipódromo de la propiedad. Mientras espero un poco para reordenar mis ideas, me levanto y me dirijo hacia la ventana. Observo el mar, que se extiende ante mí como una inmensidad azul. Me siento pequeño, insignificante. He perdido de vista lo que realmente importa en la vida.

Aunque no la quiera como antes lo hacía...

Espero una hora eterna pero me convenzo que es lo mejor para los dos. Al llegar al hipódromo, me encuentro a Saskia pálida pero consciente. Está cepillando el pelaje de la yegua que le regaló su padre pero totalmente sumida en sus pensamientos, el paisaje que la rodea no deja que su belleza resalte, en cambio, se muestra una expresión de cansancio en el rostro.

Saskia: Seducción en la pasarelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora