Por alguna razón, se había corrido el rumor de que Los Merodeadores habían defendido a una niña de segundo año de Hufflepuff de los ataques puristas de Cassiopeia y Severus. Los Ravenclaw y Slytherin habían respaldado a sus respectivos estudiantes, diciendo que habían visto a la niña tratando de hechizarlos sin razón, mientras que los Gryffindor y Hufflepuff les hacían caras y decían insultos cada que se topaban con un miembro de las casas, ahora, rivales.
Ni siquiera habían pasado dos días desde el percance y ya había una rivalidad, mayor a la habitual entre las casas. Para colmo de los males, Cassiopeia no había tenido tiempo de hablar con Severus, ni siquiera durante las detenciones con Slughorn, donde tenían que limpiar todos los calderos utilizados en el día sin utilizar magia. Severus, acostumbrado al mundo muggle, terminaba mucho más rápido que Cassiopeia y se mantenía en silencio para aprovechar la rapidez, mientras que Cassiopeia batallaba más y se había lastimado los dedos de las manos, tratando de raspar las sustancias pegadas dentro de los calderos.
—Yo creo que deberías hablar con tu hermano. —Le comentó Dora una vez que Cass llegó a la habitación—. Con ambos. Para resolver los malentendidos, ¿sabes?
Cass se había acostado en su cama, con las extremidades extendidas. Afortunadamente, sus compañeras de cuarto, Ava y Galina se encontraban en la sala común, por lo que aprovechó para hablar sin tapujos y susurros.
—Simplemente no entiendo cómo es que Reggie fue capaz de herir a Severus... Él sabe lo mucho que me importa.
Dora escuchaba con atención.
—Además, ¿con qué cara miraré a Sirius?
—Pues no es como que él nunca haya atacado a alguien sin razones... Diariamente lo hace, pero lo considera una broma.
Dora tenía razón y Cass seguía mirando al techo.
—¿Tal vez si les envías un recado? —propuso la rubia.
Cassiopeia siguió sin opinar, pero consideró que era buena idea. Al día siguiente, apenas si despertó, se marcho a la lechucería para utilizar una de las lechuzas del castillo. Ya llevaba los dos recados consigo, cada uno pidiéndole a uno de sus hermanos encontrarse cerca del lago negro, antes de la cena.
En punto de las 5 de la tarde, Cassiopeia estaba sentada en el suelo, esperando, frente al algo negro, a sus hermanos. Quince minutos tuvieron que pasar antes de que escuchara pisadas detrás de ella. Cuando se volteó, Regulus estaba sentándose junto a ella.
—Hola. —saludó el menor.
—¿Por qué atacaste a Severus? —preguntó Cassiopeia, sin regresar el saludo.
—Estoy bien, gracias por preguntar, Cass. —dijo con sarcasmo pero Cass insistió en que respondiera a su pregunta—. No fue mi intención, ¿de acuerdo? Y lo siento por las detenciones, no quería que te afectara a ti.
A Cass le parecía una excusa horrible.
—¿Eso es todo, Regulus? ¿No fue tu intención?
Regulus suspiró frustrado y miro hacia otro lado.
—Barty me engañó, me dijo que iba a hechizar a alguien que le había hecho daño el año pasado pero no me dijo quien era, hasta que vi a Severus.
Cass miraba fijamente hacia el lago, sin mirar a su hermano. Él tampoco la miraba a ella, pero tenía su vista fijada en el bosque prohibido .
—Y de todos modos lo hechizaste...
—¡No fui yo! —Regulus miró esta vez a su hermana, pero ella seguía mirando al lago—. ¡Barty lo hizo pero se escondió antes de que lo viera!
Cassiopeia resopló.
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Tales Of A Lost Prince And A Forgotten Daughter
FanfictionCassiopeia Black y Severus Snape se conocen en sus primeros años en Hogwarts. A pesar de sus diferencias, forman un vínculo poco probable, atraído por el sentimiento mutuo de ser diferentes a los demás. A medida que aumentan las tensiones en el mund...