IV. Bromas, hermandades y disgustos.

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Los meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Cuando Cassiopeia se dió cuenta, Noviembre había llegado a Hogwarts.

Ese domingo en la mañana Cass se dirigía al Gran Comedor junto con Pandora, Art y Philius. Pronto se había corrido la voz de que dos Gryffindor habían estado molestando a Philius y, a pesar de que los Ravenclaw hacían lo mismo, defendieron al chico. Si alguien iba a burlarse de Philius iban a ser los Ravenclaw y no dos alumnos de primer año de otra casa. Los cuatro chicos se sentaron en la mesa y comenzaron a desayunar, Cass junto a Art, en dirección a la mesa de Gryffindor, y los otros dos frente a ellos. Rápidamente enfocó la vista en su hermano, quién, instantáneamente, al verla, volteó la mirada para hablar con Lupin.

—¿Sirius sigue molestándote acerca de Severus?

Art sabía de las burlas hacia ella y al Slytherin. Se había convertido en una clase de mejor amigo/hermano mayor a quien Cass le contaba las cosas. A veces sentía que traicionaba a Sirius por no contarle lo que le contaba a Art.

—No tanto. —Cass tomó un sorbo a su jugo de calabaza—. Casi no he tenido tiempo de hablar con él. Y siempre está pegado a Potter.

Hizo una mueca de asco y Art se rió.

—Lo último que me dijo es que no hablaría conmigo hasta que dejara de hablar con Sev. —Cass miró a la mesa de Gryffindor, Sirius la estaba mirando seriamente.

Art sonrió con un toque pícaro.

—¿Sev? ¿Te gusta Severus?

Cassiopeia se tornó roja.

—¡¿Tú también?!

Art rió mientras que Cass se cruzaba de brazos, fingiendo enojarse, aunque había entendido la broma de su amigo. Su gesto hizo que él la abrazara con un brazo y ante ello, Cass sonrió, al levantar nuevamente la mirada, notó que Sirius ahora parecía mirarla con coraje.


—¡¿Por qué te estaba abrazando Warren en el almuerzo?!

Sirius la había interceptado antes de entrar a Encantamientos. Como siempre, junto a Sirius estaba Potter.

—Se llama amistad, Sirius. Eso hacen las personas cuando son amigos.

Sirius frunció el ceño.

—¡No juegues! ¿Sabes que pensarían madre y padre si les digo que un chico mayor que tú te estaba abrazando?

Sirius seguía serio. Cassiopeia respondió con lo primero que se le ocurrió, una broma.

—Seguramente nada, ni siquiera responden tus cartas.

Cassiopeia se dió cuenta de que lo que había dicho había sido hiriente cuando Sirius no respondió. James parecía enojado, como si el comentario hubiera sido dicho a él y no al otro chico. El profesor Flitwick llegó antes de que cualquiera de los dos Black pudiera replicar, y se vieron obligados a entrar al aula y tomar la clase. La sesión no estuvo llena de los comentarios de Sirius ni de los chistes que hacía para hacer reír a los demás, James ni siquiera trató de llamar la atención de alguna manera extraordinaria. Los dos niños Gryffindor estuvieron serios en la clase, una oportunidad perfecta para que Cassiopeia pudiera concentrarse, pero pasó totalmente lo contrario. Se enfocó totalmente en Sirius y en cómo parecía no estar presente en la clase. Quiso hablarle al terminar la clase, pero Sirius fue de los primeros en salir y Cassiopeia no pudo alcanzarlo. Prefirió dirigirse hacia los jardines, sin compañía de Pandora que había ido a investigar sabrá Merlín qué cosa, con Philius, pues sabía que probablemente Lily y Severus se encontraban ahí. No se equivocó. Los dos niños estaban sentados bajo el viejo roble.

Tales Of A Lost Prince And A Forgotten DaughterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora