Aerys Velaryon

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Viserys I Targaryen, actual rey de los siete reinos, padre de la princesa Rhaenyra Targaryen con su primer esposa Aemma Arryn, así como de Aegon, Helaena, Aemond y Daeron Targaryen, hijos de su segunda esposa, Alicent Hightower, se veía envuelto en una problemática discusión constante entre su familia.

Conflictos y discusiones qué habían tenido lugar desde los nacimientos de sus nietos; Jacaerys, Aerys, Lucerys y Joffrey Velaryon, hijos de Laenor Velaryon y su querida hija, Rhaenyra Targaryen.

Amaba a sus nietos, especialmente a su primer nieto, Jacaerys y a la princesa Aerys, su única nieta; qué se parecía a su madre y a su abuela. Su nombre, había dicho la princesa, se lo otorgó en honor a su madre Aemma, tomando las dos primeras letras de su nombre y las últimas tres del nombre de su padre, formando así "Aerys".

Viserys sabía perfectamente el día en el que su familia se había quebrantado a ese nivel en el que ahora se encontraban.

Aquel día en el que fue la última vez que vieron el cuerpo de Laena Velaryon, cayendo al mar para siempre.

Viserys, que había estado algo alegre por el hecho de poder conversar con su hermano de una manera madura y sana, por fin lo había convencido de volver a la fortaleza roja después de que éste le mencionara los deseos de su difunta esposa de volver a Driftmark y King's Landing, de volver a su familia y a su casa.

Daemon, por supuesto, lo había aceptado en honor a su esposa, quién un día antes de su parto le había dicho que Pentos no era su hogar.

Más tarde a eso, los sucesos -aquella pelea en la qué el príncipe Aemond había perdido el ojo-, entre los niños príncipes habían sucedido, pero no sólo eso, sino que también el ataque de la reina hacia la princesa heredera, cosa que había terminado de explotar los problemas entre la familia Targaryen.

Rhaenyra Targaryen, su primer hija, no había decidido irse a Dragonstone, pues se rehusaba a dejar a su padre sólo con los Hightower, obligandose y a sus hijos a vivir en un ambiente hostil con sus propios familiares. Después de un tiempo, Daemon y la princesa heredera le habían pedido la bendición al rey para contraer matrimonio, y aunque no era su deseo, se los permitió.

La boda había sido hecha en Dragonstone, en Montedragon para ser específicos, bajo el ritual Valyrio. Los hijos de ambos estuvieron presentes, así como el rey, haciendo qué la reina Alicent y sus hijos se sintieran desplazados una vez más por el rey y la princesa.

Seis años habían pasado desde entonces, seis años en los que su esposa aún le recriminaba la pérdida del ojo de su hijo, así como la princesa no reprimia su disgusto por la reina.

Ahora todos sus hijos, nietos y sobrinas eran mayores y esperaba que algún día superarán cualquier conflicto infantil con el que sus familias se vieron envueltas.

Soñaba con una familia Targaryen en paz, feliz y un reinado largo y bueno para su hija Rhaenyra. Y constantemente se preguntaba que podía hacer para mejorar la situación familiar, para que los conflictos quedarán en el pasado y la dinastía Targaryen se viera más poderosa qué nunca.

Ignoraba la mayoría de los consejos de Otto en cuanto a esa situación, pues el Hightower siempre parecía buscar la excusa para que Rhaenyra se fuera de King's Landing y se mantuviera en Dragonstone, y aunque en ciertos puntos tenía razón, Viserys ya no confiaba en la mano del rey como hace muchos años.

Y siempre recordaba a la mano del rey más leal qué había tenido en todos sus años en el trono de hierro; Lyonel Strong, y aquellas palabras y consejo qué le había dado unos días antes de su espantosa muerte bajo la maldición de Harrenhal, y finalmente, después de tantos años, la estaba considerando más que nunca.

—Su majestad—anunciaron llegando a sus aposentos, inclinando la cabeza al verlo—Me temo qué la pequeña princesa Aerys y los príncipes Jacaerys y Lucerys están peleando de nuevo con los príncipes Aemond y Aegon en el salón.

De eso. De eso hablaba y de eso estaba harto.