Limbo

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Minho metió la llave al cerrojo, pero no alcanzó a girarla para abrir pues su madre fue mucho más rápida. Tan solo un par de segundos y ahí estaba. Con sus usuales ojos tiernos cargados de preocupación.

--- Bebé...

Lo acercó en un abrazo y le estrujó en plena entrada de la casa Lee. El recién llegado pestañeó varias veces de forma veloz antes de conseguir preguntar.

--- Hola, mami ¿cómo?

--- Te vi desde la ventana. Me dijiste que estabas por llegar así que estuve esperándote desde entonces.

Minho acomodó su cansado rostro en el cuello de su madre, cerró los ojos y suspiró profundamente mientras la mochila que cargaba caía al suelo. Ella lo abrazó más fuerte, como si estuviera intentando recomponerlo ahí mismo.

--- Vamos a entrar, tu padre hizo la cena esta noche.

Minho asintió en medio del abrazo.

--- ¿Él sabe?

--- Claro que sabe. Entre los Lee no tiene por qué haber secretos, no funcionamos así.

La palabra mencionada removió algo de vergüenza en su estómago.

--- Pero no te preocupes. Me dijo que no preguntará nada esta noche.

--- Bien, bien.

Recogió su mochila y cerró la puerta de entrada tras de sí. Al instante un montón de maullidos emocionados hicieron eco en la sala de estar.

--- Gorditos...--- habló con suavidad el recién llegado.

Se hincó para acariciarles uno por uno la cabecita, hablarles palabras melosas y arrojarles miradas profundamente cariñosas.

--- ¿Cómo te has portado Dori? ¿has sido muy travieso con tus hermanos mayores? ¿Has estado molestando a Doongie? Hola mi Soonie, te ves tan lindo hoy.

Mientras saludaba a quienes gustaba de llamar como "hermanitos", su madre lo miraba con preocupación desde lejos. El rostro de su hijo lucía apagado, sus ojos hinchados y rojos, lo evidente de su tensa postura le entristeció el corazón.

Caminó hacia la cocina para encontrarse con su esposo terminando de revolver una sopa. Este al verla abrió sus ojos con ansiedad.

--- ¿Llegó?

La mujer asintió.

--- ¿Realmente crees que no querrá hablar hoy?

--- Probablemente mañana. Ahora estaba pensando en que dejarlo dormir será lo mejor, luce agotado.

--- Normal cuando te acaban de romper el corazón.

--- Sí...

--- Y hasta donde nos ha contado, es la primera vez que le rompen el corazón a nuestro hijo.

--- Me pregunto qué habrá pasado. Ellos lucían tan enamorados y Minho siempre está hablándome de él por teléfono.

--- Así funciona la vida supongo, a veces el primer amor solo se queda en eso. Mañana lo sabremos mejor, luego de la cena podríamos acurrucarnos frente a la telev-

La figura de Minho atravesó la puerta de la cocina y saludó en voz baja. Su padre dejó la cuchara apoyada en la olla y se acercó para besarle la frente.

--- Ya está casi listo. Hice tu favorito.

--- Muchas gracias, Papá. Lamento venir tan de repente.

--- ¿De repente? Hijo no te disculpes, este es tu hogar. Siempre es bueno tener al bebé en casa.

El Quinto piso [ Minsung ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora