30| Luz dorada desvaneciéndose

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CAPÍTULO 30

Randy

Tener sexo con Carter en el auto es algo peligroso, y nunca imaginé que diría esto pero, es también de lo más obsceno y excitante.

—Lo que estamos haciendo... Está mal, Carter —suelto en un suspiro,  con la boca pegada en la mejilla de él.

—¿Y quieres que me detenga, Randall? —Inquiere, tomando mi mentón con una de sus manos y ejerciendo contacto visual conmigo. Trago saliva, sintiendo sus dedos hundirse en mi piel.

Carajo, ¡claro que no!

—No te atrevas a hacerlo —le advierto, acercando mi boca a la suya. Lo beso con ansias, deleitándome con sus labios sabor a refresco de cereza.

—¿Y qué si lo hago? —Inquiere, en un susurro que intensifica el calor de mi estómago y me eriza la piel.

Lo muerdo con suavidad.

—No querrás saber lo que te pasará —le aseguro, mientras la velocidad de sus embestidas se aceleran, llenándome de su deseo ardiente.

Mi corazón es un desastre de latidos descontrolados. La adrenalina que corre por mis venas mezclada con el deseo insaciable que tengo por Carter me nubla la visión y me hace sentir en un paraíso. Lo último que esperaba era acabar en esta situación en medio de una gasolinera, pero ya veo que con él todo es inesperado y salvaje.

Creo que he perdido la cabeza. Cualquiera puede descubrirnos, y eso no hace sino excitarme aun más.

—Estamos malditamente locos, Carter.

Él sonríe de esa manera tan sensual que me enloquece y acerca sus labios hinchados hacia mi clavícula, donde me da un ligero mordisco. Las yemas de sus dedos trazan un camino por mi espalda, mientras todo él se hunde en mí, haciendo temblar mis piernas y mi alma.

Es sorprendente cómo cada vez que lo hacemos es mucho mejor que la anterior.

—Y eso te encanta, ¿verdad?

—¿Qué puedo decir? Eres una mala influencia —respondo, mirando el rostro de Carter a centímetros del mío. Sus mejillas están rojas, sus labios entre abiertos, sus ojos arden de deseo, su frente está sudada por la agitación.

Es perfecto, como una obra de arte debajo de mí. Todo mío, por más egoísta que suene eso.

Carter rompe el contacto visual y baja la mirada hacia la zona que une nuestros cuerpos, para morder su labio inferior. Hago un esfuerzo enorme en no desmayarme ahora mismo. Él lleva su cálida mano hacia mi erección y comienza a darme placer con ella.

—Cielos... —Jadeo, inclinando la cabeza hacia atrás.

Su mano libre toma mi rostro y me obliga a mirarlo a los ojos.

—Mírame, Randall, solo a mí —exige, con un tono profundo y yo asiento, encantado.

Su dedo pulgar acaricia mis labios y no tarda en introducirlo en mi boca, embelesado.

—Maldición, Randall —suelta, seguido de un gruñido que me hace sentir al borde del abismo.

El movimiento de sus caderas se intensifica aun más y eso me vuelve loco. Muerdo el dedo de Carter, en un intento de reprimir los gemidos que se acumulan en mi garganta. Sus jadeos se vuelven más sonoros y noto en su mirada que está a punto de llegar.

Llevo mis manos hasta su abdomen y me apoyo en él para acelerar las embestidas, una presión agradable creciendo en mí. Puedo oír el latir desesperado de nuestros corazones al unísono.

Efímero [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora