Kyung-mi, una diosa que siempre ha soñado con tener una vida normal, poder convivir con los humanos, poder tener amigos y divertirse.
Después de años de insistencia en querer bajar al mundo de los humanos... Su deseo es cumplido. Conociendo a 7 chic...
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— Es bueno saber que Kyung-mi se encuentra bien.
— Sí, deberíamos ir a visitarla más tarde.
— También deberíamos llevarle algo de comer. No ha bajado de su habitación, y es entendible.
— Oh, es cierto. No entiendo, ¿cómo pueden hacer algo así? Ni siquiera conocen a Kyung-mi, ella es muy linda con todos.
— Ella es una gran persona, no merece eso. Eso fue bastante infantil, también peligroso, pudo a ver llegado lejos.
El sonido de la pequeña campana se hizo presente, sonido el cual indica la entrada de una persona a la cafetería.
Los seis chicos voltearon, viendo a Heeseung, el cual tenía una expresión un poco triste en su rostro. Riki no tardó en levantar su mano, agitandola un poco, para ser notado por el chico. Heeseung dirigió su mirada hacía él un par de segundos, para luego bajar la mirada, yendo directo a comprar unas bebidas y sin más salir de nuevo de la cafetería, yendo directo a su habitación. Riki bajo lentamente su mano, volteando a mirar a sus amigos, los cuales se miraban entre si con clara confusión.
— ¿Sucedió algo? —preguntó Riki, mirando hacía la puerta de la cafetería.—
— Ha estado así desde anoche.
— ¿Desde anoche?
— Sí, regresó a mitad de la noche con esa expresión deprimida en su rostro, le pregunté si le había sucedido algo a él o a Kyung-mi, pero sólo respondió con un: "Kyung-mi se encuentra bien, ya despertó. Iré a descansar". Y se acostó en su cama.
— Es un poco raro.
— Lo más seguro es que haya pasado algo. Tal vez algo pasó entre Kyung-mi y Heeseung.
— Tienes razón, es lo más probable. Espero que no sea algo grave y puedan arreglarlo.
— Esperamos.
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Un par de toques se escucharon, haciendo que la chica se levantará de su cama para poder abrir la puerta. Al abrir la puerta, vería a los seis chicos. Buscó con su mirada a el chico faltante. No se encontraba, no había rastros de él desde la noche.
— ¡Kyung-mi! —dijo alegremente Sunoo, lanzándose a abrazar a la chica.—
— No esperaba su visita pero me alegra. —dijo, regalándoles una pequeña sonrisa mientras abrazaba a Sunoo.—
— Venimos a ver como te encontrabas. Nos alegra mucho que no haya pasado a mayores y te encuentres bien.
— Sí, muchas gracias por preocuparse por mí, ya me siento mucho mejor.
