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JUNIO

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JUNIO

Segunda semana

Anya no está en su cama cuando despierto.

No es como si me sorprendiera, tampoco. El Cisne Rojo apenas me ha dirigido la palabra durante las dos semanas que llevamos aquí, como si no le importara en absoluto el hecho de que compartimos habitación.

Además, es increíblemente silenciosa. A veces, ni siquiera me doy cuenta de cuándo entra y sale del cuarto. 

Algunos dirían que soy una chica con suerte. Esto es mejor que compartir habitación con alguien que ronca o que toquetea todas tus cosas, supongo.

Me imagino que me encontraré a Anya en la pista de hielo, donde voy a practicar antes de las clases. Sí, es verdad que son las cinco de la mañana. Y sí, es verdad que me pesan los párpados y que aún no he desayunado nada, pero ser la primera en el ránking semanal no es suficiente si quieres llevarte el oro en el Campeonato Mundial.

Ser la primera en el ránking semanal no es suficiente si quieres demostrar que mereces llevarte el oro en el Campeonato Mundial.

Sin embargo, se me para el corazón cuando llego a la pista y no me encuentro con una cabellera roja deslizándose sobre el hielo, sino un remolino rubio que parece pertenecer a este lugar.

Mierda.

Debería haberlo imaginado.

Después de todo, no hay nadie más obsesionada con ser la mejor de esta academia que Mia Schwarz. ¿Por qué no se me había pasado por la cabeza que Doña Perfecta estaría practicando aquí a las cinco de la mañana, mientras el resto de mortales sigue durmiendo?

Me siento sobre una de los asientos de las gradas, calzándome los patines mientras la observo. Casi sin darme cuenta, mis ojos siguen cada uno de sus movimientos sobre el hielo. Puedo sentir esa decisión que tanto la caracteriza sacudiéndome las entrañas, como si fuera capaz de lanzar cualquiera a la hoguera con tal de ganar.

Debo admitirlo incluso ahora, cuando llevo casi dos días evitándola a toda costa: Mia Schwarz puede ser muchas cosas, pero su incansable dedicación es admirable. Si el público viera todo el trabajo que realiza detrás de bastidores, estoy segura de que la votarían para que entrara en el top tres del ránking semanal.

Muy en el fondo, la admiro.

Yo nunca he sido así. Ni siquiera Seo-yeon me obligaría a ser así. Seung-ho sí, pero yo nunca le escuchaba. Y no parecía importarle, por lo menos no hasta que...

Bah.

Da igual.

La Princesa de Plata no me ha visto aún. Lleva los auriculares puestos y tiene los ojos cerrados, completamente ajena al mundo que la rodea. Sus movimientos sobre el hielo reflejan gracilidad y precisión, aunque hay un par de cosas que debería mejorar.

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⏰ Última actualización: Apr 18 ⏰

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