"Bip, bip, bip"
"Bip, bip"
"Bip..."
La habitación estaría totalmente en silencio si no fuera por aquella maquina, registrando los latidos del corazón del imperturbable cuerpo descansando sobre la dura camilla de hospital.
Silencio.
¿Por qué aquello siempre hacía todo más... Deprimente?
La mayoría de su niñez fue así, y no parecía ser un mayor problema a pesar de sus anhelos por ser niña normal y jugar. Pero luego... Luego fue algo tan vacío, algo que volvía su vida tan carente de emoción.
Siyeon había nacido en la casita de sus padres. Aquel lugar oscuro hecho de madera roñosa, con aroma a estiércol y personas alrededor vestidas con jardineras, ordeñando vacas y desplumando el almuerzo del día siguiente.
Su niñez fue llena de tareas domésticas. Ni su madre ni su padre creían que una niñita debía estudiar.Ella debía dedicarse a las labores de casa, atender bien a los hombres y también saber como ordeñar una vaca para conseguir la leche. Y desde pequeña ya la hacían cocinar, planchar, coser, limpiar, etc.
Y cuando le llegó su primera menstruación sus padres pensaron que lo mejor era comprometerla con su primo. Fácil, los casarían en la parroquia del pueblo donde no existían leyes, era bien visto casarse entre primos y a edades ridículamente pequeñas, donde se debía proteger más a los niños.Para la suerte de Siyeon. Su primo Taeil había estado estudiando en la capital antes de volver al campo para contraer matrimonio con ella, y no es porque el tenía aquella mentalidad de pueblo campesino en medio de la nada que parecía más una secta tradicional que otra cosa. Tenía incluso un departamento céntrico que su padre le había comprado con tanto esfuerzo antes de morir, queriendo que su hijo tenga más oportunidades de las que tuvo el en su vida.
El tenía la idea de simplemente dejarse hacer por sus parientes, de todos modos nada quedaba legal, pero quería darle a su primita con la que había jugado cuando eran más pequeños y le parecía la cosita más tierna e inocente del mundo, casi como la hermana menor qué siempre quiso. La mejor forma de arrebatarsela a esos monstruos era casandose por palabra con ella, y a pesar de que Siyeon en ese momento tenía recién sus 13 añitos, decidió mil veces confiar en su primito.Este al terminar la ceremonia se la llevó a la capital, donde logró matricularla en una escuela que le podría dar los materiales y enseñanza necesaria para que el siguiente año pudiese empezar normalmente en el nivel que debía estar.
Ya en la escuela le costaba hacer amigos, en realidad, no le hablaban o si lo hacían, porque preferían pasar el rato burlándose de sus orígenes campesinos, de su acento tan... Rural. No entendía que era lo gracioso de su acento, o porqué la gente debía sentir repugnancia de que vivió la mayor parte de su vida en medio de animales y cosechas.
¿Que tenía de malo? ¿La vida en la ciudad era lo único que estaba bien hoy en día?Taeil le dijo que la gente es tonta, y les gusta buscar de todo para crear burla porque el cerebro no les da para algo más que eso.
Y creció con esa mentalidad, a pesar de que hizo todo el esfuerzo para exterminar ese acento campestre de su ser (Lograndolo, cabe destacar) y hacerse pasar como alguien más en aquella sociedad moderna y llena de gente extraña, tonta o que su vida se basa en las redes sociales, de mostrarse interesantes y ser un asco de persona.Creció, y ya estaba en último año. Se había cambiado de escuela y ahora tenía un grupito, que medianamente la aceptaba.
No se hacía mucho problema, ella estudiaba y callaba, o hablaba y revoloteaba con sus amigas.
Por las tardes llegaba a casa para repasar un poco y en la noche, a pesar de que Taeil insistía en que no debía hacer las labores de la casa en su totalidad y las podían repartir, ella aseaba, cocinaba para el día siguiente y se preocupaba de lavar, planchar y guardar tanto su ropa como la de su querido primo.Le gustaba el rumbo de su vida, le gustaba educarse y poder ser algo más. Pero ese algo más estaba marchitandose, mientras su vida estaba inestable, luchando para abrir los ojos y seguir adelante.
Los doctores no veían nada, ni un avance en ella. Estaba en coma.
Ni siquiera estaban seguros si podría despertar algún día o debían esperar al momento de desconectarla y dejar ir a aquella joven con sueños y metas.Su familia no sabía nada, no tenían televisor ni radio, mucho menos teléfono en aquel campo. Ni siquiera eran su familia. Su familia es Taeil.
Aquel hombre quien sujetaba su fría mano, rogando a cualquier entidad que su primita, su única familia despertase y volviese a ser ella. El quería presentarle a su novia, quería llevarla a aquel parque acuático que le había prometido hace un par de meses.
Y todo se había desmoronado por un desgraciado que ni siquiera era sabido quien demonios podía ser.
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scent (enhypen x male reader!)
Fantasy"sólo tú puedes guiarnos en este camino oscuro hacía el paraíso." enhypen x male reader! poliamor, mención de fetiches como la vincilagnia y la duololagnia. +18, violencia y temas sensibles como asesinatos, cultos y secuestro. enhypen vamps! - hees...