Capitulo 1

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Era otra mañana, otro amargo despertar. Ella estaba despierta, pero no abría los ojos, ni siquiera tenía ganas de hacerlo, solo quería estar sumida en un recuerdo que estaba pasando ahora por si mente. Pero al final lentamente abría los ojos, mientras con dolor abandonaba esas imágenes que circulaban en sus pensamientos. Estiraba su brazo hacia el costado derecho de la cama, sabía que no había nadie con ella, pero de todas formas lo hacía. A veces pensaba que se torturaba así misma haciendo esas cosas, pero no le importaba, aun se sentía inútil por no haber sido capaz de protegerlo.

-Otro día de...- dijo ella mientras estiraba su brazo, sacudía sus alas y cabello. -...mejor no, malas palabras inútiles solo servirían para hacerme sentir más amargada- dijo Lute, mientras bostezaba.

Arrastraba sus pies por la habitación hasta llegar el lavado, lentamente limpiaba su rostro con el agua fría que salía con fuerza de la canilla, pero no lucia entusiasmada. No lo estaba desde hacia bastante tiempo, desde hacía varios meses y solo pensaba en una cosa. Mientras se miraba en el espejo miraba su reflejo, una mujer con alas rompiendo en llanto, pero la realidad era que su expresión estaba muerta, como si no estuviera allí, su reflejo estaba más viva que ella misma. Parpadeo y vio que ya era ella quien se reflejaba en el espejo, una mujer con ojeras, con una mirada fría y una expresión de absoluto agotamiento. Pero se preguntaba de que estaría agotada, si durante bastante tiempo no hizo mucho después de la última exterminación en el infierno. Tal vez era eso, solo se dedicaba a hacer patrullas y ejercitarse, pero nada más, no tenía retos, no tenía ni las obligaciones arriesgadas de antes, ni siquiera Sera la molestaba. Alguien si le daba bastantes tareas, pero ese alguien ya no estaba más. Ahí fue cuando Lute empezó a sollozar, movía la cabeza de un lado a otro para evitar que eso pasara, pero no le funcionaba. Se sintió aún peor cuando recordó a Adam, sonriéndole. Se odiaba porque lo que había pasado hacía tiempo, se seguía echando la culpa, se decía así misma que fue muy débil, una inútil que no fue capaz de ayudarle en ese momento. Se sentó en la cama, se limpia las lágrimas con la manga de su piyama, pero seguía sintiendo las ganas de llorar. Antes lloraba muchísimo más, Sera sabia eso y no se atrevía a molestarla, sabía que la muerte de Adam había afectado de forma irremediable a Lute, pero esta con el tiempo ha sabido controlarse un poco de tanto llanto, pero jamás podría superarlo y ya había aceptado eso.

-Yo no voy a olvidarte nunca, Adam. No me importa si mi pecho quema cada vez que te recuerdo y pienso en ti- dijo Lute mientras se ponía de pie.

Ya no lloraba, pero seguía sintiéndose sin ganas de salir de su cuarto, pero de todas formas iba a hacerlo. Luego de terminar de vestirse con su uniforme, fue hacia una caja cubierta de terciopelo amarillo y líneas grises, la abrió con cuidado y tomo su brazo izquierdo, que estaba cubierto de oro. El material de aquel brazo parecía de acero, pero tenia un aspecto mucho mas orgánico, no parecía hecho de un material metálico y cuando se lo acomodo en su hombro izquierdo sintió como aumentaba levemente su fuerza, era un efecto secundario que ya había asimilado hacia bastante tiempo. La hacía sentir mas fuerte y mas confiada, pero en el fondo no se sentía tan convencida de eso. La partida de Adam la hizo sentir más incapaz y también más precavida, no era engreída como él, pero si compartía ese sentimiento de arrogancia que tenía él. Ahora era más calculadora, se ponía a pensar aun con más detenimiento sus estrategias y claramente, procuraba que sus ataques sean aun más efectivos al primer golpe. En sus entrenamientos hacia golpes muy rápidos y fuertes, su nuevo brazo era mucho más poderoso de lo que se imaginaba, ya parecía un arma para ella y estaba complacida por eso. Pero volvía a caer en sus pensamientos taciturnos, pensando en cuantas risas provocaría en Adam al verla golpear el aire y generar ondas expansivas de energía. Sin embargo, vio algo en una mesa que siempre la animaba, tomo el cuadro y veía la foto que tenía donde Adam y ella aparecían, él sonriendo con la máscara puesta y ella con una sonrisa, pero más disimulada, aunque lo miraba directamente a él. No se sintió triste sino feliz, sonriendo al recordar aquellos días en donde decirle "señor" era moneda corriente en su día a día. Abrió la puerta de su habitación y respiro profundamente.

La Venganza de Lute - Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora