Ya era la noche y una mujer se despertaba alterada en la cama. Era Lute que se había dado cuenta que había dormido bastante, realmente estaba muy cansada y de hecho pensaba que aún no había descansado lo suficiente de aquella pelea tan fiera que tuvo contra Carmilla. Los viajes a pie que hacía también la agotaban, no podía realmente volar como un ángel con su apariencia demoniaca, pero eran los gajes del oficio que tenía en su misión. Se sentó en la cama y estiro brazos y piernas, para sentirse más distendida. Se dio cuenta de que era casi la medianoche y se preguntaba si era buena idea salir y seguir su camino hacia esa fábrica, pero a pesar de todo, también le pareció mejor simplemente quedarse en el hotel y comer algo. Además, quería enterarse de cualquier chisme o dato para recabar aún más información sobre el infierno y tal vez, descubrir más sobre ese objeto que Sera le había pedido que encontrara. Se levanto y agito la cabeza, antes de ir al lavamanos y arreglarse un poco. Suspiro al recordar que aun le quedaba bastante recorrido por cruzar hasta aquella fabrica, pero al menos ya sabía que camino debía tomar para llegar a ese hotel. Salió de la habitación y bajaba rápidamente por las escaleras. Llego al bar y vio que había varios demonios entonados de beber tanto alcohol, otros que estaban sentado comiendo sin hacer demasiado ruido y se asustó al ver a la señora Bellamont acercarse a ella.
-Hola señorita Luzmilla, veo que ya está despierta- decía la anciana.
-Eh si, señora. De hecho, vine para comer algo- decía Lute sonriendo nerviosamente.
-Claro que si linda, puedes venir a la barra o sentarte en una de esas mesas, aunque estarás sola. Y no faltan los demonios con ganas de pasarse de galán y conquistador- decía la anciana.
-Tranquila, se manejar a esos tipos- dijo Luzmilla mientras se iba caminando hacia una mesa que solo tenia dos asientos y se sentó sin problemas.
-Y dígame, ¿qué quiere cenar? Hay costillas de cerdo bañadas en picante, brochetas de ternera con verduras cocidas, también hay...- decía la anciana, sin embargo, Lute se sentía melancólica al escuchar eso, sobretodo lo de las costillas que era lo que mas comía Adam. -...Luzmilla, pasa algo? - preguntaba la señora Bellamont al notar que Lute tenía la mirada perdida.
-OH...quiero las brochetas de ternera- decia Lute muy nerviosa.
-Está bien querida, ¿quieres tres o cuatro? - preguntaba la anciana.
-Tres- dijo Lute.
-Y para beber? Tengo vino, cerveza, ron y unos refrescos, aunque no los recomiendo, por lo menos a mi no me gustan- decía la anciana arrugando mucho su rostro.
-Cerveza si no es problema- decía Lute.
-Muy bien, ya se lo diré al mozo que esta llegando al mostrador, tal vez en quince minutos este tu comida- decía la señora Bellamont mientras se retiraba.
-Gracias- decía Lute sonriendo levemente. -Adam...como me gustaría que estuvieras aquí conmigo, de seguro te divertirías en este lugar- decía Lute con tristeza.
Giro su cabeza al escuchar como una mujer tocaba el piano de forma brusca, ya que la melodía evocaba cierta furia. Observaba como varios demonios que estaban haciendo un gran barullo se callaron y la observaban tocar aquel piano. Lute miraba a todos esos demonios y fruncia el ceño, sintiendo disgusto y furia al mismo tiempo, acordándose de aquellos demonios que le arruinaron la vida al arrebatarle alguien que ella amaba, casi siempre volvía a es escenario que tenia en sus recuerdos, en su mente.
-Aquí tiene su pedido, señorita- decía el camarero que dejaba la comida.
-OH...gracias- decía Lute sorprendida al verlo.
Lo primero que hizo Lute después de que el camarero se retirara fue beber la cerveza, no era alguien quien frecuentaba el alcohol, pero el ambiente en el que estaba mas el hecho de que este estuviera repleto de demonios la inspiraba a querer borrar esos recuerdos de su mente y por eso bebía. Las brochetas de ternera estaban sabrosas, aunque le molestaba el hecho de que tuvieran demasiadas verduras cocidas, pero igual no estaban nada mal. Vio como esa mujer que tenia el cabello rojizo y una dentadura llena de dientes filosos les dedicaba una sonrisa a todos los demonios que la observaban, a lo que estos aplaudieron y silbaron, rogándole que tocara otra canción. La chica se giró y volvió a sentarse para tocar el piano, pero esta vez la tonada no era muy enérgica ni agresiva, era mas bien lenta y dulce. Lute escuchaba con atención esa melodía y cuando la chica empezó a cantar, se dio cuenta que justo la armonía que hacia con su piano más la melodía principal que hacia con su voz, sonaban muy similares a una canción que ella solía cantar con Adam. Esto si le afecto bastante al pinto de dejar salir algunas lágrimas, se esforzaba por ocultaras porque no queria que nadie la viera asi.
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La Venganza de Lute - Hazbin Hotel
FanfictionHistoria original escrita por mi. LEER LA PRESENTACIÓN. Basada en la historia original "Hazbin Hotel" Marzo 2024 Derechos de autor reservados