14: Morir

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BRUSELA

Diecinueve de abril

Podría decirse qué hacemos para morir, destinados a existir y en poco desaparecer.

Sin poder prever el momento en el que nos despedimos de la existencia,saludando a la inexistente.

Cada día vivido es como un paso más hacia el abismo que algunos llaman muerte.

Si vivir ya es morir, ¿morir sería vivir un rato?.

Los recuerdos me envuelven como una marea voraz, inundando mi mente y mi ser como un torrente de dolor y sufrimiento, como si de un castigo merecido se tratara,¿acaso merezco este tormento?.

No lo sé,quizás la respuesta se haya perdido en la oscuridad de mi propia ignorancia y pensamiento.

En días de supuesta felicidad ,Me siento como un faro en medio de la neblina, iluminando a los demás como un campo de guía , pero en otros, soy apenas una sombra fugaz en un amplio desierto lúgubre.

A veces creo estár sonriendo, pero en verdad solo estoy actuando y fingiendo, construyendo una ilusión para engañar a mi mente y evitar afrontar la asquerosa realidad.

Es más fácil fingir felicidad que afrontar la realidad.

Desearía que las mentiras pudiesen convertirse en realidad, pero la verdad siempre acecha, recordándonos lo que preferimos olvidar.

Anhelo algo simple, casi estúpido y ridículo, algo insignificante para algunos pero tan inmenso como el sol para otros... descansar.

Y no habla simplemente de dormir un par de horas y ya, si no de descansar, de las personas o la vida en general.

Estoy cansada, no tengo más ganas de luchar contra mis demonios y ¿si mejor me dejó absorber por ellos?.

Estoy cansada de sufrir, de llorar ,de que me toquen como un objeto los demás,solo quiero un poco de libertad,un mísero minuto de felicidad ¿es demasiado pedir aquello?

Al parecer sí.

No quiero vivir y menos si es esta vida porque al parecer vivir es un sinónimo de morir lentamente.

Tengo la creencia de que morimos de tres formas: espiritualmente ,físicamente y mentalmente. Pero la muerte mental es el colapso de todas las demás ,siendo la más fundamental, porque cuando la mente no funciona, no funciona nada. Dejándonos como cáscaras vacías, siendo vulnerable al control de los demás. ¿acaso soy un títere en manos de otros?.

Si la soledad y la melancolía se han convertido en mis mejores amigas quizás la muerte pueda ofrecerme cálida compañía.

Dicen que la muerte es hermosa, por eso nadie ha vuelto para contar su belleza, y si es cierto, estaré agradecida, no solo por poder presenciar algo tan bello por primera vez en mi desgraciada vida, sino por escapar del dolor y la agonía.

No soy importante, nunca lo he sido, ni siquiera para esta vida miserable. Mi muerte será apenas un susurro sereno en el viento, y con el tiempo un olvido perpetuo.

Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo estas ridículas palabras, pues sé que nadie las leerá.

Si la muerte tuviese nombre, sería tan inocente como una rosa blanca, sin saber que esconde la oscuridad de una rosa negra.

Y si la muerte tuviera fecha de expiración, sería el veintidós de abril...

                                                                                                         
   Brusela Collins






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