🍎 Compartir nuestros castigos🍎

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Corre, cuando tengas miedo solo corre y ocultarte donde te sientas seguro, en las calidas sábanas de tu cama, en el silencioso y pequeño armario, en un rincón de tu cuarto, en el baño... Con esa persona que te hace sentir bien.

Unas manos se posaron en mi hombro y me movieron de manera frenética y brusca. Solté un gruñido de molestia y alguien suspiró de la misma manera.

–Majestad–su voz cansada hace que abra ligeramente uno de mis ojos.

Creí que iba a encontrar a un ciervo, pero terminé encontrando a un gato.

Me doy cuenta de que me encuentro acostado en el pasillo bajo la mirada de molestia de Husk.

¿No me encontraba en una cama al lado de la fría presencia de Alastor?

–¿Por qué está aquí?–preguntó el felino.

–Yo–mi voz se quedó suspendida en el aire, buscaba palabras para explicar, para explicarle, para explicarme.

–¿Sabe qué? No me importa, solo no se duerma ahí, Charlie se preocupará si se entera.

Charlie, mi bebé.

–No te preocupes–sonreí con amargura. No lo hará.

–No lo hago–noté la botella de alcohol que traía cuando se la llevó a la boca. Él estaba a punto de irse cuando lo llamé deteniendo sus pisadas.

–¿Husk, me puedes dar un trago?

Él me miró de reojo–El rey del infierno, que odia el alcohol ¿Me está pidiendo alcohol?

Solté una pequeña risa–eso parece.

Él dudo unos segundos pero al final habló–no me gusta compartir mí alcohol, es mío.

Me paré del frío suelo–entiendo...

–Pero–me interrumpió–si quieres beber algo pasate por el bar, está abierto a cualquier hora–continuó con el camino que había interrumpido segundos atrás.

–Pero–me interrumpió–si quieres beber algo pasate por el bar, está abierto a cualquier hora–continuó con el camino que había interrumpido segundos atrás

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Dejé caer mi cuerpo en la cama sin ningún cuidado. Supiere con pesadez mientras veía las grandes pilas de patos de gomas que se alzan en toda la habitación. Patos que fueron creados para que la depresión no creciera como esas montañas de patos.

Me levanté y camine hacia mi escritorio, mis pasos fuera lentos, arrastrados y pesados, al llegar mis manos temblorosas comenzaron a moverse, estaba tan acostumbrado a hacer esto que mis manos sabían esto de memoria, ellas se movieron y mi mente voló.

¿Lo imaginé todo?

Las manos de Alastor abrazando mi cuerpo, su exótico y extraño olor que me envolvió en un campo de confort. Su voz, su presencia. Todo falso.

–¿Ya llegué al punto donde imagino cosas?–dejo escapar una carcajada.

¿Por qué? ¿Por qué él? De tantas personas que podía aver imaginado, de tantos que me podían extender su mano ¿Por qué pensé en él?.

Fueron muchas noches, noches donde el insomnio me hacía pensar, y pensar no era bueno. Si dejaba mi mente viajara a aquellas noches podía recordar aún la agonía que sufría. No había nadie, solo yo, yo y mi mente, yo y mis miedos, yo y mis inseguridades, yo y mi desesperación, yo y mis recuerdos, yo y la culpa, yo y el arrepentimiento, yo y solo yo. Ese tiempo donde las pesadillas eran incluso mejores que mi vida. Y los patos eran una distracción para mantener mí mente ocupada, no podía dejar que ella me hablara, no podía dejar que me atacara.

Deseé con todas mis fuerzas que esto acabará, que el dolor se alejara y las voces que me hablaban se callaran. Nada parecía que cambiaría, todo se quedaría en desearía.

Mis ojos analizan con cuidado el pato de goma en mis manos, mí más reciente creación:

Parecía un simple pato, otro pato amarillo entre muchos, otro pato con una peluca y un bastón que parecía un micrófono... Pero no lo era.

–¿Por qué lo quieres cambiar todo? ¿Creés que puedes simplemente entrar a mi vida diciendo que me ayudarás a sanar? ¡Pues no!–aplasté el patito entre mis manos y le grité como si fuera él.–Tú eres, eres, eres–grité al no poder encontrar la palabra–jodete–tiré el pato al suelo y este dejó escapar su chillido tan característico.

Sentí un extraño dolor en el pecho cuando contemplé el pato tirado en el piso. Me jalé los pelos de mi cabeza y dejé escapar un gruñido. ¡Esto era tan molesto!

«¡Él! ¡¿Es en serio Lucifer!?» me reproché

Para empezar ¿Por qué él?. Cuando el oxígeno se hizo escaso y mi garganta se cerraba, mi mente me abandonaba y mi vista se nublaba ¿Por qué él fue la única persona en la que pensé? ¿Por qué imaginé que él, de tantos, era quién me daba esa compañía que tanto anhelo? ¿Por qué? ¡Carajos!

Dejé que mis pies se moviera hacia el pato de goma tirado cruelmente en el piso. Me agaché y estiré mi mano para agarralo, cuando lo tuve en mis manos no pude dejar de pensar en que a este pato le faltaba algo. Lo analicé cuidadosamente y sonreí cuando encontré el problema. Lo llevé de nuevo a la mesa y agarré un pincel.

¿Qué me pasa? ¿Cuando terminé así?

–Oh, ya lo recuerdo–susurre mientras le terminaba de dar los últimos toques a mí nueva creación.

Dejé el pincel a un lado y miré con orgullo la sonrisa del pato, diferente a todos los demás patos de esta habitación, tan sonriente, tan molesto. Esa sonrisa que, por más inrritante que sea, no me la puedo sacar de la cabeza.

–Fue cuando lo acompañe a ese Bar y bebí hasta poder olvidar.

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Todos tienen un castigo esperando por ellos en el infierno, y el rey no es una excepción.
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Pero, sería divertido compartir nuestros castigos.

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Listo, logré entregar el capítulo el viernes 😎🤟

"–No, no lo hiciste, es sábado"

*Le tira un bloque* Yo no me he dormido y si no me he dormido sigue siendo viernes.

¡Los amo! ❤️❤️❤️

Solo a una canción camino a la Perdición (Alastor X Lucifer) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora