Capítulo ocho

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Séptima y octava noche.




Roberto se estacionaba apurado, eran ya las nueve diez y él llegaba tarde al trabajo. Al bajar del auto, corrió hasta la entrada, la cual le fue abierta por el señor.
Al entrar, vio al contrario, quien tomó su mochila y pasó por a lado de Roberto, despidiéndose amable.

Hernández trataba de regular su respiración, así que se sentó en la silla giratoria. Apretó los botones de alarmas y vio el carro de Alfonso retirarse del estacionamiento.
Continuó viendo una serie que lo tenía atrapado.

De nuevo sentía su tiempo irse rápido, entró al baño y después mojó su cara, ya que sentía pesadez.

Regresó a su lugar, pero no pudo sentarse, ya que vio una alarma prenderse.
Corrió hacia el segundo piso, al baño de hombres, el cual estaba con la luz prendida.

"¿Alexis?" Entró al baño y lo vio.

Se tapó la boca con una de sus manos, lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

"Alexis, no me dejes." No sabía porqué lloraba, Alexis estaba frente suyo, con sus brazos extendidos a sus lados y su cabeza hacia arriba, comenzaba a flotar.

Sangre salía de heridas profundas y rectas en las muñecas de Alexis, manchando todo el piso y dejando rastro de aquel líquido rojo.

Se acercó rápido a Vega y se arrodilló en sus piernas, abrazándose de estas, manchándose con su sangre.

"No me dejes, no me hagas esto. Eres todo lo que quiero, eres todo lo que tengo." Gritaba, llorando.

"¡Vete!" Escuchó un grito ensordecedor.

Sintió ambos oídos pitar y se despertó. Estaba sentado en su silla aún.

Se paró rápidamente y corrió hasta ese baño. No había nada, ni una gota de sangre. Regresó y miró las cámaras, tratando de buscar a Alexis. Tampoco había nada.
Decidió relajarse y seguir con su guardia. No vio a Alexis en el resto de la noche. Vio algunas películas de terror, intentando encontrar algo que se pareciera mínimamente a la situación en la que estaba. También vio Ghost: la sombra del amor y se le enterneció el corazón.

Cuando eran al rededor de las siete de la mañana, salió a dar una última vuelta al estadio, vio una grieta en un pilar que se encontraba en la parte de afuera del estadio, en la cual estaba fumando.
No se cuestionó nada, ya que debió haber sido algo por el tiempo, normal.
Al llegar su hora de salida, se fue, despidiéndose de Alfonso como de costumbre y conduciendo, esta vez no a su casa, pero sí al McDonald's comprando y comiendo ahí.
Llegó a su casa y se bañó, sintiendo su pelo seco y viendo hematomas aún en su cuerpo, ignorándolos.
Se puso una pomada para los moretes y masajeó un poco, intentando minimizarlos. También se puso algo de vaselina en sus labios, los cuales estaban sumamente agrietados y blancos.
Siguió investigando un poco en su teléfono acerca de lo que le había comentado Alexis, y también buscaba más información sobre Vega en internet.

La investigación salió mal, ya que al cabo de unos minutos de ver fotos de Alexis, terminó con su mano llena de su esencia, yendo a lavarse las manos y ahora si durmiendo.

Mientras dormía, soñó con el estadio en el cual trabajaba, soñaba que lo recorría, ya que lo tenía en su mente de memoria. Al llegar a la parte de afuera, bajaba las escaleras, pero se paró y enseguida corrió hacia arriba, viendo el mismo pilar de cemento, el cual se encontraba aún más agrietado.
Se acercó y comenzó a escuchar gritos y lamentos salir de ahí.

Despertó.

Estaba seguro de que Alexis estaba ahí... él lo encontraría.

Decidió ir al gimnasio para distraerse y después salió a una biblioteca, buscando cualquier libro que lo pudiera ayudar a saber un poco más acerca de la situación, leyéndolos ahí, pasando rápido su tiempo.

El Fantasma Del Estadio AkronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora