Narración: Panafresco.Hoy es mi primer día en el castillo. El príncipe me dará un tour personalizado del interior de su lujosa casa y me dirá varias cosas que no fueron mencionadas antes.
Justo ahora estoy cambiándo mis prendas de ropa. Verdaderamente estoy feliz, pues empaqué mis maletas ayer a las 9 de la noche para mudarme al castillo real y dejar a mi mamá y sus 40.000 novios con sus ruidos obscénos a la noche y a la mañana, también dejar sus maltratos.
Fin de la narración.
Miguel se vestía impacientemente, trataba de encontrar su bóxer favorito, sus buzos y una media perdida. Después de encontrarlos lo metió todo en la maleta y se dirigió corriendo hacia la salida.
-Hasta que por fin te vas de mi vida, estúpido engendro mal nacido. -Dijo su mamá.
-Adiós, no volveré a visitarte!
Así fue como Miguel empezó su nueva vida, corriendo hasta el cansancio hacia el enorme castillo donde lo esperaba su príncipe azul... que cursi si lo piensas así.
Pana llegó al lugar donde se quedaría próximamente. Lo hicieron pasar por la entrada y dejó sus cosas a los sirvientes del rey y la reina. Estos dos nunca estaban presentes, siempre en algún viaje sin su hijo por alguna parte del mundo.
-Hola papu! -Dijo Luis, queriendo darle un abrazo. Este abrazo quedó a medias ya que Miguel no quizo contacto. -Ahh, tranquilo. Ya dejarás que te toque después...
-qué?
-nada! Tú solo sígueme, tenemos mucho por recorrer.
(...)
-Ven papu, esta es mi habitación! Aquí dormirás tú...! Conmigo...!
La cara de panafresco era de absoluto y honesto horror. Él miraba para todos lados, pero en ningún rincón había una segunda cama. -aunque si taaanto quieres una cama propia tendrías que arrodillarte y rogarme por ella.Luis lo miró de reojo con una sonrisa juguetona es su arrogante cara. Miguel no tuvo más remedio que arrodillarse. Desanimado, dijo:
-por favor. Dame una cama propia.
-mmh... que mal, me convenció a medias. Dormirás conmigo hasta que yo lo diga y después te daré una cama propia. No cambiaré de opinión.
Miguel no sabía como reaccionar ante tan cruel y lujurioso acto. Tenía un sentimiento de odio en su interior, pero tal vez era más frustración. No le gustaban estas actitudes. Lo único bueno de esto era que en algún momento tendría cama propia.
Adelanto: las 5 de la tarde de aquél día.
Pana y y el príncipe estaban es su habitación, pana desempacaba sus cosas mientras que el príncipe hacía chistes de doble sentido.
-Oye Miguel, cuéntame de tí. ¿Tienes algún amigo o algo? Sin contar conmigo, yo soy otro tipo de amiguito...
-Sí, tengo amigos y por favor ya no digas cosas así.
-Ugh, qué amargado, ¿por qué no calentamos las cosas mejor, eh? -Dijo Luis mientras se acercaba lentamente por detrás.
-Basta! Yo no soy un geiZzz-
-¿Y qué te parece si yo sí que lo soy, huh? -Lo interrumpió papulince, esto hizo que panafresco parara con lo que estaba haciendo sentado en el piso. Sintió como el príncipe se sentaba también y pegaba su torso a la espalda del contrario. Sentía la respiración en su oreja mientras sus cálidos brazos lo rodeaban.
-¿No te gusta? ¿Acaso no quieres-
Este fue interrumpido por un mayordomo que les anunciaba la hora de la merienda. Panafresco, concentrado en ese asco que quería sentir y que no sentía se levantó, entusiasmado en comer la comida de la realeza. Se había cansado de comer sanguchito de miga 24/7. También aprovechó para librarse del bromance que quería papulince.
Mientras se dirigían al comedor, papulince intentaba acercarse a panafresco, pero este no lo dejaba. Llegaron y Miguel quedó con la boca abierta, era un salón gigantesco con una mesa de aproximádamente 5 metros para más de, seguramente, 20 personas. Habían chefs y mayordomos y toda la cosa por todos lados. Se sentaron en la mesa, en la cuál estaba servido un festín. Papu se sentó al lado de pana, demasiado cerca era su preferencia.
-¿Esto te sorprende? Si quieres ver algo sorprendente solo sígueme a la cama~
-Con esto estoy bien grasoso... - este hizo una pausa. - mmh... ¿por qué me elegiste a mí?
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Mí señor...(Papulince x Panafresco)
FanfictionUn chico pobre llamado Miguel con falta de interacción social y de clase baja se entera un día, caminando por allí, los rumores de que la clase alta (osea, la realeza) busca desesperadamente a un sirviente para el caprichoso príncipe Luis. Si es que...