*Pov de Panafresco.*¿Qué? ¿Había escuchado bien? "¿Qué dirías si tu primer beso te lo quita un hombre?".
Traté de zafarme del peso de su cuerpo descansando en mis piernas, pero al parecer no pensaba en moverse de lugar.
Sentí como la mano del gay de mi amo me agarraba con una mano de la cintura, metiendo ligeramente sus dedos por debajo del pequeño hueco entre mi cuerpo y la tela, acariciando mi piel.
Ahora lo recordaba bien. Era la misma sensación, el mismo toque que me despertó la noche anterior. Tsk, maldito pervertido.
Con su mano libre acarició mi cuello, poco a poco dirigiendose hacia mi mentón para terminar agarrandolo fuertemente.
Me dejó completamente vulnerable. Incapaz de mover mi cuerpo, sin poder mirar hacia otro lado, desconcertando a mi cabeza con su toque, su cercanía, sus palabras.
¿Cómo había aprendido a hacer todo esto? Y peor aún, ¿por qué me usaba a mí como sujeto de pruebas? Yo descarté toda posibilidad de que realmente estuviera interesado en mí.
No quiere un amigo, quiere un juguete al que ilusionar, uno que sea ingenuo. Pero yo no soy así. Lo siento, príncipe, yo no soy ese juguete. No soy lo que las personas esperan de mí, nunca lo he sido.
*Fin de la narración.*
*Pov del narrador.*
—¡Ya suéltame, maldito pervertido!—Soltó Miguel. Eso era lo que pensaba, era solo un pervertido muy rico. Y qué envidia le tenía en el fondo por ser rico. Pero, ¿por qué? Después de todo ahora vivía con ese rico, cierto?
Aunque él solo se centraba más en su propia comodidad con la situación. ¿Era mejor que estar con su madre? sí. ¿Podría ser mejor? también.
Es que se consideraba como homofóbico, eso quería hacer. Muy en el fondo solo estaba confundido.
El severo trauma que un hombre le había causado de muy niño le afectaba ahora en el presente. No quería dejarse tocar, y menos por un varón.
Empezaba a volverse presa del pánico. Ver la cara de su predador más y más cerca en tan poco tiempo hacía que no pudiera pensar bien. No quería. ¿Qué tal si planeaba hacerle lo mismo?
Tal vez el príncipe no sea tan diferente después de todo. De repente empezó a tener flashbacks horribles, cosa que siempre había procurado no revivir pero que ahora sentía que no podía evitar.
—N-no... ¡Ni siquiera es mi primer beso, ya sal!—Exclamó con un tono desesperado.
Papulince cambió su expresión a una más neutral, aunque era evidente su confusión ante sus palabras.
—¿...No?
Se quedó pensativo por unos breves segundos. No estaba seguro de que el silencio entre ambos lo dejaba pensar más claramente. Así, no pudo encontrar algo más para decir que...
—Pero... ¿por lo menos eres virgen?
Esa fue la gota que colmó el vaso para Miguel. ¿Acaso era un idiota? ¿qué, no podía darse cuenta de lo alterado que estaba en ese momento?
—Ya estuvo bueno, maldito pervertido. Escuchame atentamente y gravate estas palabras en la memoria muy bien, ¿entiendes?:
No eres mi primer amigo.
No serías mi primer beso.
No serías mi primera vez teniendo relaciones.
¡Deja de ilusionarte, no conmigo!
Exclamó el simple campesino, respirando pesadamente después de no haber respirado inconscientemente al tirarle esas palabras en la cara.
El príncipe se encontraba en un estado de sorpresa. Su personalidad charlatana no le funcionaba en ese momento. Por primera vez, alguien lo había dejado sin palabras.
Se sentía mal, ¿qué cosa era lo que lo hacía sentir tan culpable de repente? ¿Acaso lo había abrumado mucho? ¿puede que haberse dejado llevar un poco le hubiera costado la confianza de su único "amigo"...?
Se levantó ligeramente de su cuerpo, retrocediendo lentamente para ver si eso lo ayudaba a que su estado de shock se desvaneciera. Pero no hubo caso.
Miguel se levantó de la silla rápidamente y caminó de espaldas hacia atrás.
—Me iré de este lugar. No me sigas, ¿entendiste? —Exclamó, para luego salir caminando a un paso apurado hacia la puerta de madera oscura gigantesca con decoraciones majestuosas que indicaba que era la salida del palacio.
No se esperaba irse tan pronto. No sabría decir si iba a volver, aunque probablemente lo haría. No sabía que planeaba hacer afuera. Pero tampoco debía planearlo mucho. Además, era su rutina diaria escaparse de su madre mediante caminar sin rumbo por La Grasa y sin planes. Ya vería qué se le ocurría en el camino.
Se encontró con dos guardias, dos caballeros de armadura de hierro y el super cliché 'especie de pelo punk rojo' que llevaban en el casco, junto a sus increíble e innecesariamente afiladas espadas. Se acercó a ellos como si no tuviera miedo a morir.
—Abranme la puerta, el príncipe me ordenó que vaya a comprarle unas torta fritas. —Dijo Miguel. Dando vuelta la cabeza para mirar al príncipe, su expresión y mirada, aunque cubierta por sus lentes oscuros, era bastante amenazante. Más que un favor, le ordenaba que asintiera.
El perplejo miembro de la realeza asintió levemente con la cabeza, sus ojos bien abiertos mientras seguía casi inmovil en el lugar en el que había acorralado a su discípulo anteriormente.
Entonces los guardias se hicieron paso a un lado y abrieron la puerta, la cuál hizo un estruendo bastante molesto al ser tan vieja, utilizada por generaciones y generaciones, y grande.
El sirviente escapó. ¿Por qué lo habia dejado escaparse? fue más como un cómplice. Solo que no se vió en la situación de decir que no. Tenía que ganarse su confianza de otra forma. Quizás podía intentar pareciendo más un amigo y no un loco que buscaba un capricho imposible de cumplir.
No podía decidirse. Empezó por moverse a un lugar más cómodo y no perder más de su dignidad inmóvil allí y arrimado entre dos sillas. Se movilizó vagamente, arrastrando sus pies hacia su habitación, donde sentía que podía pensar con claridad si había más silencio.
Claro. Ese era el problema. Con una presencia a su lado, no era capaz de reflexionar como debería serlo. Se volvía tonto, estúpido. Tal vez debería empezar por arreglar eso.
———————☆
Hola. Espero que les guste como va la trama. Por más de que las cosas entre estos dos no vayan de lo mejor, habrá alguna oportunidad, una luz que los guíe hacia una relación más sana.
Y tal vez sea pronto...
También les dejo una pequeña pista sobre mi país natal, como también lo hice en el 1er capítulo.
Bueno, me despido. Muchas gracias x todo mis chiquillos/as. Byee. 💘
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Mí señor...(Papulince x Panafresco)
FanfictionUn chico pobre llamado Miguel con falta de interacción social y de clase baja se entera un día, caminando por allí, los rumores de que la clase alta (osea, la realeza) busca desesperadamente a un sirviente para el caprichoso príncipe Luis. Si es que...