Deo Gratias Anglia [traducción]

Entonces salió, nuestro hermoso rey, en el campo de Agincourt luchó varonilmente

créditos del dibujo a su respectivo creador: www.deviantartceebarus/arte/Saint-George-e-Inglaterra-1036570219

Enrique, rey de Inglaterra y Francia, observó desde los parapetos cómo los paganos soltaban una bandada de palomas blancas frente al muro oeste de Harfleur. Había seis paganos en total, justo fuera del alcance del tiro del arco. No llevaban armadura ni portaban armas. Uno de ellos llevaba un pergamino en la mano.

"Esto debe ser un truco", escupió Sir John Cornwall junto a Henry. "Los pájaros están hechizados por su maldad y llevarán fuego a las paredes, o tal vez estén enfermos y traigan plagas. Deberíamos salir y derrotar a esos paganos antes de que traigan más pájaros".

El rey Enrique le dirigió al caballero una mirada dudosa. Pero no dijo nada y volvió a mirar a los paganos que ahora caminaban hacia las murallas de Harfleur.

Eduardo, duque de York, estaba al otro lado de Enrique y él negó con la cabeza. "Si ese fuera el caso, entonces ¿por qué hay tan pocos?" preguntó. York sonrió y continuó: "Ayer les hicimos mucho daño. Puede que sean secuaces del Diablo, pero siguen siendo hombres. Cualquier truco vendría después de que tuvieran tiempo de descansar y recuperarse. Creo que este es un enviado pacífico".

Los paganos siguieron caminando hacia adelante. Ahora estaban dentro del alcance del tiro del arco, y todos los arqueros en las murallas prepararon sus arcos. Uno de los maestros arqueros miró al rey Enrique en busca de órdenes.

Henry miró brevemente a York y dijo: "Estoy de acuerdo; si esto fuera un truco, no lo harían después de sacrificar quinientos hombres". Levantó la mano y llamó a los arqueros: "¡Detengan sus flechas! Los paganos vienen a negociar".

Algunos de los arqueros parecían inquietos. Permitir que los secuaces de Lucifer hablaran era peligroso y posiblemente sacrílego. Pero de todos modos obedecieron a su rey.

Los emisarios paganos se detuvieron justo delante de las murallas y gritaron en su latín con un extraño acento: "En nombre de Molt Sol Augustus, Emperador de la Gran Ciudad de Sadera, Gobernante de todo desde el Mar Azul hasta el Desierto Occidental, Hegemón de Falmart, el ¡Elegido por el propio Flare, su excelencia el legado Marius Co Pictor solicita que quienquiera que esté al mando de su fortaleza se presente para que pueda celebrarse una reunión pacífica entre ellos bajo honorables términos de tregua!

El rey Enrique miró entre York y sir John. Los arqueros en la pared parecían completamente confundidos ante el idioma extranjero, pero Henry, York y Sir John fueron educados en latín como era típico de la nobleza. Escrito en latín al menos. Escucharlo hablar fuera del contexto de la iglesia fue una experiencia un tanto única.

"Es una trampa, majestad", murmuró Sir John en inglés. "El Diablo no tiene honor. Sólo quieren atraerte y matarte ya que has estado haciendo un buen trabajo lastimándolos".

El duque de York sacudió la cabeza con fervor. "Con todo respeto, Sir John, esto no es una trampa sino un signo de desesperación ante las repetidas derrotas. Su Majestad, debería aceptar esta reunión, aunque sólo sea por el motivo de aprender más sobre nuestro enemigo. Sabemos poco más que lo que nos han dicho nuestros cautivos, y eso deja mucho que desear".

El rey Enrique refunfuñó en señal de asentimiento. Tenían aproximadamente un centenar de prisioneros paganos, pero ninguno de ellos era hombre de estatus o nobleza. La mayoría no sabía leer y escribir y su conocimiento se limitaba a vagas generalidades de un "Imperio" más allá de la "Puerta" que, según el hombre, se describía como corrupto y fracasado o todopoderoso y el pináculo de la civilización.