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Dicen que la calma viene
después de la tormenta, pero
está tormenta podría al final
traer problemas.
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Raro. Así se sentía. no sabía el porque pero era muy extraño y más en el, siendo un demonio. Kaigaku no sabía que pasaba.

»Un demonio no se enferma, no envejece, no se cansa, son creaciones perfectas de su amo, pero entonces porque en el las cosas están cambiando.»

No lo comprende. Que le está pasando, se pregunta, su cuerpo se siente cansado talvez pesado o incluso siente que está mareado. Eso es no es normal sin embargo los demonios suelen marearse cuando están cerca de algo pestilente para sus sentidos del olfato, a veces los humanos usan colonias o comen comidas según ellos son deliciosas, eso es una molestia, ese molesto olor no les permite comer en paz, sus narices sufren por esos repulsivos olores. Y el también los sentía y los repudiaba, pero ahora...

Ahora ya no.

Su olfato cambio. No era que prefiriera oler la comida humana o los diferentes olores humanos que había por todos lados y disfrutarlos, pero después de haberse comido tres humanos hace un par de noches sabía que algo no estaba bien con el, no podía explicar el porque no podia oler.

Y si podía, pues nada tenía olor. Ni siquiera podía oler la tan deliciosa sangre que escurre del cuerpo que estaba debajo de el. Porque no huele a nada.

Hierro. Su deliciosa sangre sin el olor tan característico al hierro lo molestaba y extrañaba porque era glorioso, ahora ya no podía ni siquiera hacer algo tan simple como oler, era tan extrema la situación que tenia que acercarse a las cosas con tal de encontrar algun olor, no puedo entender lo que le estaba pasando, habia tenido un encuentro no muy bueno con otro demonio y no había podido lograr sentirlo hasta que el otro lo atacó, rápidamente habia salido corriendo de ahí y huido pero solo era supervivencia no era cobardia.

Al final, se había quedado en un claro de un bosque tratando de percibir algún olor, algo mínimo pero no pasó.

Enojado arrojo una piedra al bosque observando como la oscuridad se la tragaba, golpeó árboles, pateó el suelo e incluso había desenvainado su katana y hacer unos cortes logrando cortar y dañar varios árboles con una dura corteza, está situación no podía seguir así.

Que estaba mal, porque le pasaba esto el mejor que nadie sabía cómo había logrado tener rango entre los demonios pero el hecho de no poder oler le era frustrante y molesto. Estaba desesperado por poder oler algo siquiera, no importaba si era pequeño, cualquier cosa es mejor que nada. Se sentía inútil, carajo que estaba pasando.

Apretó sus manos en puños cuando sintió que su humor había pasado de enojo a decepción y posiblemente después de eso siguieran las jodidas lágrimas, como sabía eso pues, ya le había pasado antes, en un momento estaba enojado, frustrado y al siguiente comenzaba (involuntariamente) a soltar lágrimas aunque su cuerpo no reaccionara ante estás, su cuerpo estaba extraño tambien, sentia peso en sus piernas al atacar y además se habia enfocado en devorar mujeres por sobre hombres fuertes para mejorar, iba por las presas más fáciles y eso no estaba para nada bien, el prefería luchar y demostrar lo fuerte que era.

Y apretó más, cuando sintió las lágrimas caer por su cara.

- ¡Carajo! ¡Ya basta! –grito, aún así nadie lo escucho. Nada ni nadie– ¡Porque carajos me está pasando esto! ¡Joder!

¹Demon World •|KNY|• Kokukai [Continuación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora