Capítulo 4: Luchas internas.

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Ideth, desconcertada de la actitud de Kayden, se preguntaba qué había hecho mal. Intentó recordar si había dicho algo inapropiado o si su gesto amistoso había sido interpretado de manera equivocada. Sin embargo, no encontraba ninguna razón para que Kayden la ignorara de esa manera. Se sentía confundida y un poco herida por la repentina distancia entre ellos.

Los pasillos del castillo resonaban con el murmullo de las doncellas y el sonido de los pasos de los caballeros mientras se dirigían hacia las habitaciones asignadas. A pesar del alivio temporal de no tener que enfrentarse al rey esa noche, el aire estaba cargado de tensión y preocupación.

En sus habitaciones, las doncellas se sumergieron en sus propios pensamientos mientras se preparaban para la cena. Algunas creaban especulaciones sobre el paradero del rey y lo que eso podía significar para su destino en el castillo. Otras, como Ideth, se sentían intranquilas por la extraña actitud de Kayden y las miradas furtivas que intercambiaban los caballeros.

A medida que la luz del día comenzaba a desvanecerse y las sombras se alargaban en los pasillos del castillo, el ambiente se volvía aún más enrarecido. Las doncellas se preguntaban qué les depararía la noche y si alguna revelación les esperaba en la cena sin la presencia del rey.

Con determinación, Ideth se acercó a la puerta de su habitación, donde sabía que Kayden estaría esperando afuera. Inhaló profundamente, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón, y luego golpeó suavemente la madera.

-Kayden-, llamó en voz baja, esperando que él estuviera lo suficientemente cerca para escucharla. - ¿Puedo hablar contigo por un momento? -

El silencio reinó por un instante, y luego la voz de Kayden respondió desde el otro lado de la puerta, aunque sonaba un poco distante y reservada. - ¿Qué necesitas, Ideth? -

Ideth sintió un nudo en la garganta al escuchar la frialdad en la voz de Kayden, pero decidió seguir adelante con lo que quería decir. –Me gustaría saber si hice algo para molestarte. Has estado evitándome todo el día, y no puedo dejar de preguntarme qué está pasando. -

Hubo otro momento de silencio antes que Kayden respondiera, su tono era algo más suave esta vez. –No es nada personal, Ideth. Simplemente he estado ocupado con las tareas que el rey me ha encomendado. No hay razón para que te preocupes por eso. Solo estoy haciendo mi trabajo, como se espera de mí. -

Aunque por dentro Kayden ansiaba desesperadamente deshacerse de la frialdad que había adoptado, se obligó a mantener esa fachada imperturbable. No quería que los otros caballeros lo vieran siendo "blando" con una doncella, especialmente en su trabajo. Sabía que su reputación y su posición estaban en juego.

Por lo tanto, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho, y una parte de él anhelaba abrazar a Ideth y explicarle todo, mantuvo su expresión serena y distante.

Aunque las palabras de Kayden sonaban tranquilizadoras, Ideth aún sentía que algo no estaba bien. -Entiendo-, respondió Ideth tratando de ocultar su propia desilusión. –Gracias, Kayden. No quiero causarte problemas. -

Con esas palabras, Ideth decidió dejar el tema por ahora y se concentró en prepararse para la cena, dejando a Kayden solo en el pasillo, luchando con sus propios demonios internos.

A pesar de su posición privilegiada como caballero, Kayden seguía en la oscuridad respecto a los verdaderos motivos del rey para convocar a las doncellas al castillo. Cada vez que intentaba indagar, recibía respuestas evasivas o simplemente se encontraba con un muro de silencio. Esta falta de información lo mantenía en un estado de constante intriga y preocupación, preguntándose qué podría estar tramando el monarca y cómo podría afectar a las doncellas, especialmente a Ideth, cuyo bienestar se había vuelto de repente una preocupación personal para él.

Ideth Valdamir. El espíritu de la Reina Leonor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora