Capítulo 6: Intrigas y encuentros.

10 4 0
                                    

Roisin había amanecido temprano, llena de entusiasmo por dedicar unas horas a su gran pasión: la confección de ropa. Con habilidad y delicadeza, se sumergió en el mundo de los hilos y las telas, dejando fluir su creatividad mientras bordaba y diseñaba nuevos vestidos. Cada puntada era un acto de amor hacia su arte, y cada pieza que creaba era un reflejo de su talento y dedicación.

Sin embargo, este momento de paz y creatividad se veía constantemente interrumpido por sus deberes como acompañante del rey. Apenas tenía tiempo para dedicarse a su pasatiempo favorito, ya que debía estar siempre presente junto al monarca. A pesar de ello, Roisin encontraba en la costura un refugio, un espacio donde podía expresarse libremente y olvidarse, aunque fuera por un instante, de las exigencias de su cargo temporal en el castillo.

Roisin apenas había comenzado a coser cuando un golpe en la puerta interrumpió su concentración. Al abrir, se encontró con el mensajero del rey, quien le comunico que al día siguiente el monarca no podría acompañarla debido a algunos problemas que necesitaba resolver. Con un suspiro de alivio, Roisin agradeció la información y cerró la puerta tras la partida del mensajero.

Aunque apenas llevaba unos pocos días conociendo al rey, Roisin ya sentía el peso de su presencia en su vida. Los constantes requerimientos y la rigidez de su posición como su acompañante la agobiaban, y cada momento de libertad que podía encontrar era un respiro bienvenido en medio de sus responsabilidades en la corte.

Roisin, antes de sumergirse nuevamente en su preciada actividad de confección, fue golpeada por una brillante idea. Quería invita a Enya e Ideth a una agradable charla nocturna en su habitación. La emoción la invadió mientras visualizaba el cálido momento que compartirían juntas. Con decisión, abrió la puerta y compartió su plan con su caballero, solicitándole amablemente que enviara a alguien para avisar a las doncellas sobre la reunión propuesta.

El caballero, consciente de su deber de resguardar la puerta de Roisin, esperó pacientemente hasta que vio pasar a un sirviente por el pasillo. Con rapidez y cortesía, detuvo al sirviente y le pidió que transmitiera el mensaje de Roisin a las doncellas, informándoles sobre la cordial invitación a una charla nocturna en la habitación de la dama.

El caballero de Enya, sin previo aviso, golpeó la puerta con fuerza para anunciare la invitación de Roisin. El estruendo repentino hizo que Enya se sobresaltara de su sueño, y en un instante, se encontró cayendo de la cama con un grito ahogado. Se levantó rápidamente, aún aturdida por el susto, mientras el sirviente le explicaba apresuradamente la razón de la interrupción. A pesar del pequeño contratiempo, Enya aceptó la invitación con una mezcla de emoción y nerviosismo, ansiosa por la oportunidad de pasar tiempo con su amiga.

Luego de unos minutos, el aviso del sirviente interrumpió a Ideth mientras estaba absorta en la lectura. Al enterarse de la invitación de Roisin, su rostro se iluminó con una enorme sonrisa. Con entusiasmo, aceptó la propuesta.

El caballero, con una leve inclinación de cabeza, agradeció al sirviente por su diligencia y se dirigió de nuevo hacia la puerta de la habitación de Roisin. Con un golpe suave, anunció la buena nueva a su doncella, informándole que tanto Enya como Ideth habían aceptado con entusiasmo la invitación para la charla nocturna. Roisin, complacida por la respuesta, asintió con una sonrisa y dio las gracias al caballero antes de volver a sumergirse en sus labores de costura, esperando con ansias la llegada de sus amigas.

El cambio de guardia al amanecer marcaba el inicio de un nuevo día para Finley, quien sería relevado por Brendan para su tarea de escoltar a Ideth durante todo el día. En el castillo, las ocho doncellas estaban bajo la protección de tres caballeros, cuyos horarios rotativos no siempre eran equitativos. A veces, algunos caballeros tenían que trabajar más que otros, mientras que en otras ocasiones la carga del trabajo se distribuía de una manera más uniforme.

Ideth Valdamir. El espíritu de la Reina Leonor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora