Capítulo 11: Secretos y redención.

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Durante la última semana de su turno como doncella del rey, Nessa se convirtió en el centro de atención gracias a una serie de vestidos espectaculares que llegaban de manera misteriosa al castillo, supuestamente enviados por su familia. Estos vestidos, aunque visiblemente incómodos por sus corsés ajustados que afinaban su cintura, eran indudablemente hermosos y estaban hechos de los tejidos más finos y adornados con detalles intrincados.

Cada vez que tenía la oportunidad, Nessa no dudaba en hacer alarde de su nueva indumentaria ante las otras doncellas, asegurando con un tono elevado que los vestidos eran importaciones exclusivas traídas desde Britannia en el nuevo barco del rey, una afirmación que, aunque destinada a impresionar, también despertaba un murmullo de envidia sana y cuchicheos entre algunas doncellas. Sin embargo, otras veían más allá de la fachada y murmuraban sobre la superficialidad y las claras inseguridades de Nessa, que parecía usar sus vestidos como una armadura contra las críticas y el escrutinio bajo el cual se encontraba constantemente.

Ideth, en particular, se mostraba indiferente a las bravuconadas de Nessa. Había aprendido a ver más allá del materialismo y la vanidad de su compañera doncella. Aunque no podía negar la belleza de los vestidos, comprendía que la verdadera elegancia y valor no residían en las telas costosas ni en los adornos lujosos, sino en el carácter y la integridad de una persona.

Un día, mientras cruzaban un pasillo, Nessa pasó junto a Ideth y le hizo un comentario condescendiente sobre su atuendo más modesto. Ideth simplemente sonrió y respondió con serenidad: -Un vestido hermoso puede captar la vista, Nessa, pero la verdadera belleza nunca necesita anunciarse tan alto-. Nessa, pillada por sorpresa por la réplica calmada pero punzante de Ideth, se quedó sin palabras por un momento antes de apresurarse a alejarse, sintiendo que su vanidad había recibido un golpe inesperado.

En el reino de Argenfell, el alba traía consigo un silencio tenso en la cámara real donde el rey Saeran y su esposa dormían. A pesar de compartir la misma cama, una brecha de frialdad y distancia emocional se extendía entre ellos, una barrera invisible pero palpable. Saeran yacía despierto, observando el rostro tranquilo de su esposa mientras dormía, su corazón estaba lleno de un amor no correspondido que le pesaba con cada amanecer.

Movido por un impulso de desesperación y esperanza, Saeran se levantó silenciosamente, su mente estaba agitada por los planes que había formulado en las solitarias horas de insomnio. Decidido a cambiar el curso de su matrimonio estancado, se vistió con rapidez y salió de su habitación sin hacer ruido, dirigiéndose a los establos.

Allí, ordenó a sus sirvientes que prepararan una carroza. –Voy a Eridan-, anunció con una voz firme que no admitía preguntas. Su determinación era clara: quería encontrar un regalo, un gesto, algo que pudiera ablandar el corazón de su esposa y revivir el afecto que una vez creyó posible en ellos.

El viaje a Eridan no era corto, pero Saeran lo utilizó para reflexionar sobre su relación, pensando en todo lo que había intentado y en lo que aún podía hacer.

Al llegar a Eridan, el rey Saeran se dirigió directamente al castillo de Waila. Conocido por ser el esposo de Orla, una de las hijas de Waila, le facilitaron su entrada al castillo sin necesidad de pasar por extensos interrogatorios o demoras innecesarias en la puerta. Su presencia allí, sin embargo, no era simplemente una visita de cortesía; llevaba consigo un propósito más profundo y personal.

En el castillo de Eridan, la llegada de Saeran fue recibida con la cordialidad reservada a los familiares reales y aliados de alto rango. Waila, su suegro, le ofreció un saludo cálido, una mezcla de formalidad y genuino interés familiar brillaba en su mirada al recibir a Saeran en el amplio vestíbulo del castillo.

-Saeran, es un placer verte de nuevo en Eridan-, dijo Waila con una voz que llevaba tanto peso como calidez. - ¿A qué debo el honor de esta visita inesperada? - preguntó, sus ojos agudos buscaban entender las verdaderas intenciones detrás de la cortesía.

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⏰ Última actualización: Jun 23 ⏰

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Ideth Valdamir. El espíritu de la Reina Leonor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora