El paso de los años los convirtió en adultos, llenos de metas y sueños, con una vida construida lo mejor posible. Sus caminos se cruzaron de nuevo, cuando Jiyong llamó y le imploró que asistiera a una audición en la agencia de la que era parte. El corazón de Seunghyun se hinchó con orgullo, porque era Jiyong quién creía en él, así que se esforzó, hasta que sus sueños se entrelazaron y ahora iban por el mismo camino.
Todavía parecía una fantasía, que se obligaba a creerse cada que despertaba en el pequeño departamento donde vivían los cinco, ahora que eran compañeros de banda. Cuando lograba espabilarse, lo primero que hacía era girar el rostro y ver a Jiyong, aún bajo las mantas, con el cabello desordenado y la cama revuelta. Sonreía, porque era inmensamente feliz de volver a tener a Jiyong en su vida.
Había cosas y sentimientos del pasado que había aceptado a regañadientes con el paso del tiempo. Tuvo que aceptar que el dolor que estuvo en su pecho durante tanto tiempo por la partida de Jiyong no era un sentimiento común.
Que había algo ahí, un sentimiento mucho más complicado y profundo que el cariño inocente de su versión adolescente.
Quemaba. De una forma salvaje y ardiente, lejos de aquel sentimiento puro y dulce de su versión más joven. Había algo obscuro en el fondo de su pecho, una emoción que le recorría los nervios del cuerpo cada que veía a Jiyong despertar en la misma habitación, la forma de sus piernas al descubierto cuando se paseaba por el departamento, el movimiento de su cuerpo durante los ensayos, la curva de su cuello.
Tener a Jiyong tan cerca era aún más doloroso de lo que había resultado tenerle lejos, porque estaba ahí, al alcance de sus manos, pero se frenaba, porque ahora entendía. Sabía que lo que sentía por Jiyong sobrepasaba por completo los límites de lo que una amistad puede significar.
Era deseo puro, un amor ferviente que había echado raíces en su alma durante tanto tiempo, y ahora era imposible arrancarlo sin perder su corazón en el proceso.
Recordaba que alguna vez se habían besado, el recuerdo era tan antiguo y borroso que resultaba difícil saber si había sido real, pero la sensación se aferraba a su cuerpo de manera corrosiva, secándole la garganta y haciendo reaccionar partes de su cuerpo que definitivamente no tenían que hacerlo, porque ellos eran amigos, sólo amigos.
Las noches en vela, con la piel ardiendo, y teniendo como única vía escaparse al baño, eran su sucio secreto.
Jiyong no había cambiado mucho, seguía teniendo aquella alma juguetona y llena de energía, ensayando hasta el cansancio, pero su personalidad había adquirido un matiz demandante que antes no había estado. Suponía que se debía a que era el líder de la banda, y entre sus responsabilidades estaba asegurarse de que hicieran todo bien.
Les miraba ensayar, con aquella concentración asfixiante, sus ojos duros y expresión plana, y había algo endemoniadamente caliente en ello, porque Seunghyun terminaba teniendo que correr lejos de la sala de ensayos, o encerrándose en el baño durante un tiempo que rayaba en lo inmoral.
Su cuerpo no obedecía a la aflicción de su corazón, ignorando la constante frase que se repetía: "somos amigos, somos amigos".
Y no sólo amigos, entre ellos había un vínculo, tan grande y profundo, que perderlo sería devastador.
Aquella mañana la tenían libre, y ambos habían sido tan perezosos que el resto se había marchado a dar un paseo, dejándoles dormir un poco más. Casi a medio día se levantaron y buscaron algo para comer, riendo y pasando un rato agradable, como en los viejos tiempos, solo ellos dos.
Seunghyun disfrutó de la cercanía, las bromas y los chistes sin sentido, apretándose en el sofá contra Jiyong, aun si había más espacio para tomar, simplemente deseando tenerle cerca. Era una tarde calurosa, y Jiyong había elegido un atuendo fresco que mostraba sus muslos y sus brazos, una delgada camiseta apenas tapando lo que Seunghyun no debía ver, pero ansiaba y fantaseaba por las noches.
Su garganta se secó, como tantas otras veces, y la cercanía de repente se volvió asfixiante, porque podía sentir el calor de Jiyong sobre su piel. Volvía a quemarse, a añorar, el sentimiento rasgando su corazón y mente.
Se puso de pie, agitado, sin poder disimular la angustia de su mirada. No había nadie más alrededor, por lo que su autocontrol era muy bajo.
─ ¿Estás bien? ─preguntó Jiyong, desconcertado ante la actitud del otro.
Seunghyun tragó grueso y asintió, dándose la vuelta, yendo directo al dormitorio, debía alejarse de Jiyong, no quería cometer una estupidez que arruinara todo el esfuerzo que daban día a día.
Pero Jiyong tenía otros planes, persiguiéndolo a lo largo del pequeño corredor, preguntándole si realmente estaba bien, llamando su nombre con aquella vocecilla que le torturaba por las noches, y cuando Seunghyun estuvo frente al dormitorio, una mano ajena le prohibió escabullirse dentro, bloqueándole la manija.
Con el corazón desbocado, se giró, y fue consciente de la cercanía de Jiyong, podía sentir el calor de su cuerpo y su aliento rozaba su garganta, porque él siempre había sido más alto, y, joder, como amaba ese detalle, porque siempre pensaba en lo perfecto que encajarían sus cuerpos, juntos. Aquellos grandes ojos le taladraron con atención, y Seunghyun sintió derretirse.
─Estoy bien, sólo...quiero descansar.
Su voz había salido más ronca de lo que esperaba. Se relamió los labios, nervioso.
Jiyong agudizó su mirada. ─Dormiste hasta tarde, no puedes tomar una sienta, arruinará tu ciclo de sueño.
─Ji ─imploró, sin siquiera intentarlo, sus ojos viajando inevitablemente a aquel par de labios carnosos.
Se relamió los suyos de nuevo, ansioso. Era la última oportunidad, la última barrera antes de mandar todo al carajo y dejarse llevar.
Entonces vio, vio la mirada ajena desorbitarse, y la razón perderse. Jiyong se apoyó contra él, haciendo su cuerpo chocar con brusquedad contra la puerta, la manija clavándose contra su espalda de manera dolorosa, pero no pudo siquiera pensar en quejarse, no cuando Jiyong se aferraba a él, y le besaba.
Joder, Jiyong lo estaba besando. Realmente estaban besándose. Sus labios moviéndose desesperadamente sobre los otros, siendo agresivos y duros, combinando mordiscos y mezclando sus alientos. Jiyong sabía bien, tan bien, mucho mejor que en todos sus sueños, soltaba suspiros irregulares que le hicieron temblar y desear más de eso.
Las rodillas de Seunghyun perdieron fuerza, y solo pudo sostener la cintura de Jiyong, atrayéndolo más cerca. Estaba enloqueciendo, ni siquiera en sus sueños más profundos se atrevía a imaginar a Jiyong robándole un beso, pero ahí estaba, jadeante y caliente sobre de él.
Después de aquel beso, muchos otros vinieron, tomando cada oportunidad que estaban a solas para saltar sobre el otro en momentos y circunstancias que fueron formando su relación, algunas veces confusa y complicada, algunas otras dulce y más clara que nunca.
***
Ah, los jóvenes jajaja. Toda mi vida estaré convencida de que estos dos se besaban cuando vivían juntos, sin tener una relación, solo lo hacían porque querían, y quiénes somos nosotros para juzgar.
¡Nos leemos mañana!
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KISSPRIL GTOP
Fiksi PenggemarOcho momentos en los que Kwon Jiyong y Choi Seunghyun se besaron. Recopilación de 8 drabbles por el "Día Internacional del Beso" del 13 de abril. Cada historia está centrada en un tipo de beso, actualización diaria del 23 al 30 de abril 2024. Desafí...