2~ Un pueblo polarizado

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Años después de aquella asamblea, en algún lugar de Prusia oriental (Alemania) en el año 1860, en las afueras de Salén al norte del pueblo.

-¡Finalmente! ¡Terminé de reunir las flores de hoy! Amy se verá muy hermosa con una corona de flores ¿no crees Hans?- Dice la chica entusiasmada a su amigo.

-Se verá como un cuento... A ella todo le queda bien- dice perdido en sus pensamientos.

-¿Insinúas algo?...- Pregunta desconfiada a su amigo.

-¿Qué? No... No... Tú eres su mejor amiga deberías saberlo, sólo imagina como se vería con una corona de flores... Tan linda con esas flores- dice buscando evitar la pregunta.

La chica sólo se limita a verlo con los ojos entrecerrados y continúa con lo suyo.

-Agust se tarda demasiado... ¿Dónde estará ahora? No me digas que le pediste una rebanada del pastel que hace su madre, sabes que tarda mucho en conseguirla y además de eso, siempre le pides favores al pobre hombre... Deberías de no sé... Regalarle dulces Rubí- dice algo impaciente.

-¿Estás aquí por criticarme o ayudarme? Una vez gasté parte de mis ahorros en su regalo de cumpleaños, no salió barato que digamos, era una canasta llena de dulces- responde a su amigo un poco molesta.

-Hablando del rey de Roma, mira quién viene con tu pastel- dice mirando a su pobre amigo subiendo la pequeña montaña.

Un chico se encuentra subiendo la montaña con la cara roja debido al cansancio y su gordura, aún así está decidido a subir la montaña.

-¡R-Rubí! ¡Tengo tu pastel! Tardé porque fui al mercado y aproveché para mostrarte estas flores- dice agotado.

-Gracias Agust, creo que con estas flores puedo terminar la corona hoy...- Se le siente algo apagada.

-Te escucho rara Rubí... No es común en ti verte así, ¿sigues pensando en Amy?- Pregunta sabiendo qué responderá.

-Yo quiero a Amy pero no podemos evitar sus 15... No podemos congelar el tiempo Rubí, por lo menos debemos hacer que sus quince años sean los mejores de su vida- intentando apoyar a su amiga.

-No puedo dejar de pensar en eso... ¿Amy estará bien? ¿La dejarán vernos? Hay tantas cosas en mi cabeza Hans no puedo simplemente evitar pensar en eso... ¿Nosotros podremos soportarlo?- Dice con un tono triste y preocupado.

-Gregor, Heinrich y Lilie han estado ocupados planeando algo, quizá sea un gran regalo para Amy... ¡O quizá piensen hablar con los padres de Amy!- Menciona Agust emocionado.

El cielo va cambiando a tonos naranjos y amarillos.

-Debemos irnos, no podemos dejar que se nos haga tarde, si nos castigan el plan estará arruinado- dice Agust tomando su canasta de dulces y las flores.

En el camino de regreso al pueblo los muchachos caminan juntos pero Rubí está sumamente callada y perdida en sus pensamientos.

Hace dos semanas.

-Mis padres han estado frecuentando la iglesia estos últimos meses... Posiblemente se deba a mis quince años... No tengo ni idea de lo que me pasará o de lo que le pasará a ustedes, es como... Si todo lo relacionado a la bruja desapareciese del mundo y no quedase nada de su vida... Tengo demasiado miedo y mis padres no cambiarán de opinión- dice completamente consciente del rumbo de su vida.

-¡Me niego a permitir que eso pase! Es algo tan cruel lo que te harán si te llevan a la iglesia, no sabremos nada más de ti y nuestro grupo estaría incompleto... Yo no quiero que te lastimen Amy- dice mientras sus lágrimas bajan por su rostro y sus enrojecidas mejillas.

-Quiza la gente se oponga a ello... Cada día los blasfemos tienen más peso en las asambleas, y quizá sea la primera vez en años que no se hereda la llave, no tengas miedo Rubí... No malgastes tus lágrimas en una causa sin sentido- con una voz tranquila le dice a su amiga.

-Tonterias Amy... Esa gente nunca juega limpio, ¡apuesto que van a ignorarnos y te condenarán por ello! ¿Tan sólo sabes lo que te harán o le harán a tu familia? Los van a matar Amy, y te harán cosas horribles...- dice alterada y con los ojos llorosos.

-Sé que con ustedes todo estará bien, nunca me han dejado sola.- Abraza a Rubí y acaricia su espalda.

-Eres mi mejor amiga Amy- entre sollozos.

-Lo sé... Tú la mía- sin soltar a Rubí..

Volviendo al presente.

-Amy... Nunca imaginé que este día llegaría, el día que quizá cambie nuestras vidas- dice en sus pensamientos.

-¡Miren! ¡Es un nuevo puesto de flores! Quizá tengan flores hermosas para la corona de Amy- Dice Agust emocionado.

-¿Qué haces?- pregunta Rubí viendo que su amigo se acerca al puesto.

-Para ti... Tan rojas como tú nombre- dice Agust con un pequeño ramo de rosas recién comprado.

-las rosas rojas son para novios Agust... Es una regla no escrita- dice seria y extrañada por el regalo.

Lo sé... Y quiero que las tengas- Dice Agust nervioso pero decidido.

-¿Llevo siendo tu amigo toda tu vida y hasta ahora me entero que le regalas rosas rojas a Rubí? ¿Es esto una confesión acaso?- dice Hans viendo la escenita con asombro y gracia. Además de soltar alguna que otra risa.

-No quiero que estés deprimida Rubí, no hay nada más hermoso que un amigo preocupado por... ¡Alguien importante! ¡Por favor acepta mi ramo!- aún fiel a su decisión.

-Solo porque estamos en la calle y no quiero que pases pena, gracias... Novio... Que dulce... -acepta el ramo incómoda.

-Nunca ví a una pareja formarse de manera tan cutre...- Hans dice seriamente.

-Supongo que lo que cuenta es la intención...- Dice Rubí pasando de tema. -Bueno... Ya demasiado sentimentalismo aquí, nuestro enfoque es el cumpleaños 15 de Amy y debemos terminar la corona ¿ok? No será una simple corona- mentalizando la idea en su cabeza.

-Maldita sea... Tenían que aparecer hoy cabrones- dice Hans viendo fieles al culto.

-joven blasfemo... Eres cercano a Amy Müller, necesito que me digas dónde está, tiene que venir con nosotros- con una voz seca y seria.

-ella está demasiado ocupada ahora mismo, ¡no comiencen a molestar!- Exclama Agust.

-no busquen hacerse los grandes niños blasfemos...- acerca su mano a un cuchillo en la cintura.

Más allá del círculo de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora