Capítulo 5.

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— ¡Aún no pudo creer que seas tú, Raven! -exclamó Lexa saliendo por fin de su asombro.

La latina, que había tomado la delantera para salir de la sala en la que se habían reunido con el Hombre Ilusorio, miró atrás elevando una ceja.

— ¡Mira quien habla! ¡Te vi morir en el espacio! -espetó ella.

— Tuve suerte -sopesó la castaña — Y se dieron muchas casualidades. Pero ¿Cómo has llegado hasta aquí? -agregó, restándole importancia al asunto mientras veía subir la escalera.

Lo hacía con cierta dificultad. Sin embargo, a diferencia de cómo lo recordaba, en esta ocasión ni siquiera necesitaba usar su muleta. ¿Acaso Cerberus también había curado su enfermedad?

— Comandante, todo se fue al traste contigo. El Consejo quiso acabar con todo lo que habías logrado. Se rompió el equipo, se archivaron los registros y a mi me enviaron a tierra. La Alianza me quitó lo único que me importaba. Diablos ¡sí! Me uní a Cerberus. -aclaró sin ánimo de ocultar su frustración.

— ¿De verdad confías en el Hombre Ilusorio? -quiso saber Lexa.

Con su respuesta, Raven confirmaba que se unía a la organización por despecho, por venganza, lo que en parte podía llegar a comprender. Pero, aún así, ese no era motivo suficiente para aliarse con el enemigo.

Personalmente, no había tenido opción para elegir y, aunque agradecía enormemente que le hubiesen devuelto a la vida, seguía sin poder confiar en ese hombre que ocultaba su identidad bajo el apodo del Hombre Ilusorio en pro de la humanidad.

Raven se desvió de dirección, dejando atrás la compuerta tras la que Lexa había visto por última vez a Jacob y a Miranda.

— No confío en nadie que gane más que yo, comandante. Eso es seguro, Pero no son tan malos. Te han salvado la vida. Y me han dejado volar -respondió, encogiéndose de hombros.

De repente, se detuvo frente a los cristales de un gran observatorio. No podía estar segura del tiempo que Raven habría pasado allí, pero Lexa tenía la sensación de que conocía bastante bien la estación.

Se cruzó de brazos con una enorme sonrisa en sus labios.

— Y luego está esto. Me lo dijeron anoche -agregó ella emocionada.

Lexa siguió su mirada concentrándose en ver lo que Raven parecía estar admirando con la ilusión de una niña pequeña.

Salvo su propio reflejo, solo pudo distinguir en la oscuridad lo que parecía un gran hangar, hasta que las luces tras los cristales se fueron encendiendo, revelándoles la presencia de una nave.

Abrió mucho los ojos reconociendo el diseño. Sin embargo, en su recuerdo, la Normandía había caído hecha pedazos al vacío del espacio justo antes de ella morir.

— La Normandía SR-2, cortesía de Cerberus, comandante... -anunció simulando un redoble de tambores— ¿No es increíble?

La castaña apoyó las manos en su cintura no dando crédito a lo que veían sus ojos, claro que si Cerberus había podido traerla de vuelta a la vida, por supuesto que había podido hacer lo mismo con la Normandía.

— Sienta bien estar en casa, ¿eh, comandante? -agregó la piloto, esperando alguna reacción por parte de Lexa.

Lexa llenó de aire sus pulmones. Realmente sentaba bien sentir que de alguna forma volvía a casa, aunque esa no fuese su casa. Al menos, la tenía a ella, se dijo. Quizás, con un poco de suerte, podría ir recuperando poco a poco su antigua vida o le que aún pudiera quedar de ella.

CLEXA AU --MASS EFFECT 2 --Donde viven las historias. Descúbrelo ahora