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Hyunjin avanzaba por los pasillos de su Escuela arrastrando los pies

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Hyunjin avanzaba por los pasillos de su Escuela arrastrando los pies. Siempre se había considerado alguien fuerte mentalmente, con falta de tacto en muchas ocasiones, sobre todo cuando discutía con sus más allegados, que era con quien más le importaba. Simplemente odiaba que las cosas no se hicieran bien y que las personas se complicaran demasiado para hacer algo que a sus ojos resultaba simple o lógico. Muchas veces no entendía la forma de actuar o pensar de los demás, y muy en el fondo, se sentía culpable por ello.

Todos sus actos imprudentes siempre lo llevaban al arrepentimiento, generalmente cuando ya había pasado algún tiempo de que sucediera. Por eso mismo estaba decepcionado consigo mismo por haberle levantado la voz a Felix la noche pasada. Ese lado irritante suyo salía porque se preocupaba por el menor, y tenía miedo de que volviera a pasar y su amistad con el de pecas peligrara de alguna manera.

Se despertó temprano y sin hacer ruido para que el anfitrión no se desvelara. Debía darse prisa si quería llegar con tiempo de sobra para desayunar en una de las cafeterías cercanas a donde él estudiaba. Cogió una hoja de una libreta que encontró en la habitación de invitados y le dejó una nota al menor, pidiéndole que desayunara antes de irse a la Universidad, y que se mantuviera sano.

Apenas había dormido esa noche después de la escena con Felix a las tres de la madrugada. Nada más cerrar la puerta, le envió un mensaje a Chan diciéndole lo que había pasado, y aclarándole que se estaba volviendo algo serio. Lógicamente estaba preocupado, pero no era capaz de decirlo en voz alta. Sí, era una persona afectuosa, pero a la hora de hablar de lo que sentía o lo que pasaba por su mente, era un libro cerrado. A no ser que fuese algo que realmente lo sacara de quicio.

Al acabar las clases leyó la respuesta que el mayor le había dado. Le pidió volver a ir a casa de Felix esa misma tarde, y le pareció un plan perfecto pues él tenía más paciencia y sensibilidad para hablar las cosas, y tenía miedo de lo que pudiera pasar. O más bien, de lo que pudieran ver.

「 火 」

Felix decidió faltar a la Universidad esa mañana. No tenía ánimos para hacerlo. La noche anterior tardó alrededor de dos horas para conciliar el sueño, y acabó haciéndolo con sus mejillas húmedas: el enfado acabó convertido en llanto en contra de su voluntad. Estaba molesto con Hyunjin, con Changbin y con él mismo, pero a la vez con ninguno. ¿Por qué era tan difícil para Changbin conocer a los demás? ¿Por qué no le quería dar la mano? ¿Por qué Hyunjin era tan antipático con su nuevo amigo? Era una persona encantadora, no entendía por qué actuaba así con él. Todos le hacían daño, y no quería sentirse así.

Por eso, su remedio fue prepararse un buen bol de sopa caliente para comer, sentarse en el sofá frente a la televisión, y ponerse al día con una serie de anime que tanto le gustaba. Chan se la enseñó mucho tiempo atrás, pero pasaron un par de años hasta que decidió darle una oportunidad. Y bendito fue el momento en el que lo hizo. Las aventuras de Luffy hicieron que se olvidara de la molestia de su corazón durante horas, hasta que unos toques en la puerta lo hicieron salir de su ensoñación. Miró la hora en su teléfono, abandonado sobre la mesa de café.

ALGUIEN QUE NUNCA EXISTIÓ ︙ changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora