014

516 95 48
                                    

Esto se acabará cuando él regrese a Japón

Me dije a mi misma, luego de un ataque de "ansiedad". Entre comillas debido a que no sé si realmente era un episodio de ansiedad o simplemente estaba decaída. Nunca había experimentado sentirme así, no que recordara al menos.

Había estado descansando en mi cuarto, el primer fin de semana desde que se había marchado Jungkook, cuando de repente la culpabilidad me había empezado a carcomer el alma.

No debía estar haciendo todo esto, pero estaba muy encariñada con ese hombre de ojos y cabellos negros. 

Había empezado a llorar, imaginando posibles escenarios, el primero había sido aquel escenario cuando él se marche. ¿Jungkook, qué haría? ¿Qué sucedería?

Dudaba que él sea de las personas que mantendría el contacto conmigo, es más, apostaba con toda mi alma que este me iba a abandonar antes de que él se marchara, que me diría: "Mira, lo pasé bien, pero hasta aquí quedó".  Quizá me dejaría de la peor forma posible. No tenía ni idea qué podía pasar; y mientras más escenarios imaginaba, las náuseas aumentaron, llevándome a correr al único baño que compartía con Namjoon.

Vomité todo lo que había almorzado.

Vomité incluso cuando ya no tenía nada más que vomitar, pues la sensación estaba en la boca de mi estómago y aumentaba, al punto que coloqué dos dedos en mi boca y me forcé a seguir vomitando.

Estando ahí, con el trasero en la losa, me di cuenta que estaba llorando al punto de hiperventilar, no por la fuerza que había ejercido al vomitar, sino porque me estaba dando realmente un ataque de ansiedad.

Tuve que respirar muchas veces, controlando mis latidos, pero otro escenario vino a mi cabeza, y no supe cuál fue peor: ¿Y si Jungkook abandonaba a su familia?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar solo en eso. Yo no quería eso. Para mi fue un rotundo no. No podía cargar con la consciencia de ver a un niño sufriendo algo por acciones de dos adultos. Sin embargo, no era solo eso...

Yo no me veía sentando cabeza con un hombre. Ni con Jungkook ni con nadie. Jungkook sabía muy bien cómo es un matrimonio, tiene idea de cómo debe ser la madre de sus hijos... yo por otro lado, ni siquiera sabía lo que quería hacer con mi vida. Me sentía una especie de adolescente a su lado. El solo pensar que él dejara a su familia por mí fue peor, porque no estoy lista, ni lo estaré y más si es a la fuerza.

Era un poco difícil explicar lo que estaba sintiendo en ese momento. Es como si de repente, alguien con quien salgo apenas hace un par de semanas, me dijera: Oye Nara, casémonos el próximo mes. Por más que esta persona me guste, el pánico recorría en mi ser. ¿Cómo podría casarme si no tengo resuelta mi vida? No sabía cocinar, no sabía de impuestos, seguros, no sabía muchas cosas de la vida que me hacía una mujer lista para lo que sea que se enfrente en la vida. No me sentía lista para sentar la cabeza con alguien o ser lo suficiente formal con esa persona:

Me sentía tan pequeña como para enfrentar esa vida de mujer casada, que si Jungkook dejara su familia para estar conmigo, tendría una enorme presión sobre mi por ser aquella mujer.

Una mujer obligada a atender a un hombre que ya sabe lo que es un matrimonio.

Prefería mil veces a que me rompan el corazón que ser esa mujer. Yo no quería ser esa mujer.

Fueron todos esos pensamientos que lograron que me volviera a sostener del inodoro y vomitara ahora líquido amarillo. Bilis.

Tan amargo.

Tan amargo como empezaba a sentir mi vida desde que lo dejé entrar más que una simple amistad, desde que empezó el gusto hacia ese hombre.

—¿Nara, estás bien?—Escuché tras la puerta. Era Namjoon. —Te escuché vomitar

Egoist + JJK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora