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En la mañana no fue tan diferente.

Me había levantado con plena sesión de besos, humedeciendo mi toalla higiénica, muy  aparte de la sangre (menos que un día anterior) de mi periodo. Había tenido que dormir con short en caso la toalla higiénica se moviera mientras durmiera y no quería manchar la cama por nada del mundo. Había corrido suerte que solo se manchara la toalla mientras habíamos tenido sexo y que nada más haya pasado.

Jungkook había empezado a acariciar mi cuerpo tan cálido por haber estado abrazada a él toda la noche y sus besos habían empezado a quitarme el sueño de ese entonces. Había besado cada esquina de la piel de mi estómago hasta dejarles marcas posiblemente en ella.

Me había puesto de espalda, luego, besando cada rincón de ella, algo que me hacía estremecer de placer porque mi lado más sensible era la espalda, más que el cuello y las orejas. Me había agarrado las manos colocándolas en mi espalda para que me deje hacer ese camino de besos, que en ciertas zonas hacía cosquillas sin querer y me reía.

Y así en risas, luego me besaba, para luego tener sexo, el mejor sexo matutino que podría existir. Podría pasar toda una vida entera en esas horas, repitiendo todo una y otra vez. Ni el rostro mucho menos la boca la tenía lavada, pero en ese entonces no importaba, porque lo único que pensaba en cuán bueno era Jungkook en la cama.

Es que no había otra explicación. Jungkook debía ser tan  buenísimo en la cama para tenerme tan así, queriendo más, porque ya con tres veces en menos de 12 horas, parecía que yo aún quería como para unas cinco rondas más.

El sonido de nuestras pieles incrementaba mientras el sudor caía por su frente y mi respiración era muy rápida y me bañaba de su sudor. Y el sonido incrementaba con la fuerza, que no era tan bruta al punto de ser dolorosa, pero la suficiente  para sentir la diferencia entre un sexo normal, con un sexo un tanto desesperado.

Aunque ambos hayamos saciado un poco de esa hambre sexual hacia solo un poco, parecía que no era suficiente. No podía parar de dejar de caer con fuerza sobre él cuando Jungkook se cansaba. Cada vez que hacía eso Jungkook apretaba con fuerza mis caderas y le oía gemir con tanto placer, que parecía ya una hermosa melodía impregnada en mi cerebro.

Y cuando él se venía afuera, era inevitable que nos quedáramos rendidos, con el cuerpo de uno sobre el otro.

—Joder...— Jungkook murmuró. —Juro que no quiero ir a trabajar.

Eran apenas las seis y media. Jungkook tenía que prepararse para ir a trabajo.

—Vamos, me lavaré el cuerpo ¿okay? Para luego prepárate el desayuno. — le dije, mientras me levantaba. Jungkook miraba mi cuerpo desnudo, asintiendo, entonces mientras buscaba mi ropa interior para lanzar la toalla higiénica, Jungkook se levantó conmigo.

—Mejor me meto contigo al baño.

Jungkook me siguió. Abrí la ducha mientras dejaba que calentara el agua y él se revisaba su miembro. Pude notar que en él había sangre debido a mi periodo, por lo que con papel higiénico empezó a limpiarse la sangre aún fresca. Sentí vergüenza por haberlo hecho así, de repente.

Volteé la mirada cuando vi que el agua ya estaba lista y empecé a lavarme el cuerpo mientras dejaba que Jungkook aún se limpiara. No mucho después, Jungkook se metió conmigo a la ducha.

Él fregó mi espalda y yo la suya. No dejábamos de reírnos, sin embargo yo tenía que salir pronto de la ducha para preparar el desayuno. Me envolví con mi bata de dormir  luego de secarme y me fui a la cocina, donde empecé a prepararle el desayuno.

Egoist + JJK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora