Cap 6: "Meeting Miss M"

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En cierto sentido, es bueno saber que hay dioses griegos ahí fuera, porque
tienes alguien a quien echarle la culpa cuando las cosas van mal.

Así que allí estaban los cuatro, caminando entre los bosques que hay en la orilla de Nueva Jersey.

... Y discutiendo otra vez, o bueno, solo entre Annabeth y Percy; Grover se lamentaba por su bolsa llena de "estupendas" latas y Wallace, cansado de escucharlos pelear, llevaba puesto sus audífonos con el volumen a todo lo que le dejaba subirle.

Ya llevaban un buen tramo recorrido cuando un exquisito olor llenaban las fosas nasales de los cuatro.

Wallace, al intentar reconocer mejor el olor, se estampó contra un árbol haciendo que sus audífonos se cayeran.
Al levantar la vista miro como Percy suprimia una risa a lo cual le dirigió una mala mirada.

— Estoy bien. — Wallace se sacudió la tierra de los pantalones. — Gracias por preguntar.

Percy no tuvo la oportunidad de disculparse ya que Annabeth señaló un lugar el cual resaltaba por dos cosas: el olor a comida y la luz neón que lo hacia mucho mas llamativo, el cual no estaba a unos cuantos metros de donde se encontraban. Era tanta hambre la que tenían que iniciaron a caminar con mas prisa que antes.

Al llegar no era nada mas ni nada menos que una de esas raras tiendas de carretera donde venden flamencos decorativos para el jardín, ositos de cemento y cosas así. El edificio
principal estaba rodeado de hileras e hileras de pequeñas
estatuas.

El letrero que había fuera del establecimiento fue todo un reto de leer.

Grover se dio cuenta de ese hecho así que se adelanto a leerlo en voz alta.

—Emporio de gnomos de jardín de la tía Eme.

A cada lado de la entrada, como se anunciaba, había dos gnomos de
jardín, unos feos y pequeñajos barbudos de cemento que sonreían y saludaban, como si estuvieran posando para una foto.

— Simplemente, aterrador — Murmuro Wallace sin despegar la vista de las dos estatuas.

— Parece más un bar. — Comentó Percy.

— Si, un bar. — Coincidió Annabeth.

Entonces la puerta se abrió con un chirrido y ante ellos apareció una
mujer árabe; los ojos le brillaban tras un velo de gasa negra, pero eso era cuanto podía discernirse.

Su acento sonaba ligeramente a Oriente Medio.

— Niños, es muy tarde para estar solos fuera — dijo. — ¿Dónde están sus padres?

— Están... esto... — empezó Annabeth.

— Somos huérfanos — Continuo Wallace.

— ¿Huérfanos? — repitió la mujer. — ¡Pero eso no puede ser!

— Nos separamos de la caravana — Percy contestó. — Nuestra caravana del
circo. El director de pista nos dijo que nos encontraríamos en la gasolinera
si nos perdíamos, pero puede que se haya olvidado, o a lo mejor se refería a
otra gasolinera. En cualquier caso, nos hemos perdido. ¿Eso que huelo es
comida?

Wallace le dirigió una mirada confusa a Percy. Eso ya sonaba un poco... ¿exagerado?, sin contar que los estaba haciendo ver muy hambriados.

Cosa que si eran pero minimo que le disimulara tantito.

Por suerte, pareció que la tía Eme no lo pensó demasiado o no lo comentó.

— Oh, queridos niños — respondió la mujer — Tienen que entrar, pobrecillos. Soy la tía Eme. Pasen directamente al fondo del almacén, por favor. Hay una zona de comida.

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