07

80 15 1
                                    

Eunseok no quería a Sungchan porque se creía mucho sólo por tener dinero, aunque todos en el colegio provenían de familias importantes y adineradas, era él quien se mantenía lejos de los demás. Cualquier persona que se le acercaba resultaba ignorada o insultada por ese idiota, pero lo que menos comprendía era ¿¡por qué carajos le sigue gustando a la gente!? ¿Acaso no veían lo grosero y mala persona que era? Esa misma pregunta se la hizo a Jisung, y su respuesta solo fue...

—El simple hecho de estar cerca suyo me da estatus. Muchos creen que somos amigos, así que por ello soy conocido por toda la escuela y eso me gusta—Este idiota, fue lo que pensó al escuchar esa respuesta.

Cuando conoció a Shotaro le sorprendió mucho escuchar que él fue cercano a Sungchan, esto debido a que a ese amargado no se le acercaban ni las moscas ¿cómo pudo ser amigo de alguien tan lindo y amable como Shotaro? Eunseok nunca lo comprendería. Pero grande fue su sorpresa cuando les contó que habían vuelto a ser amigos, ni siquiera Jimin y Minjeong se lo podían creer.

Y ahora lo tenían ahí frente a ellos, con una lata de cerveza en una de sus manos y con una cara de perro que Eunseok y Wonbin tenían ganas de golpear desde hace años pero que se estaban conteniendo por el bien todos.

Ese igualado solo le hablaba y sonreía a Shotaro, pero cuando este se giraba para hablar con alguien, su rostro volvía a ser serio como de costumbre. Era un falso, solo actuaba amable frente a Shotaro para quedar bien con él, cuando la realidad era otra. Y eso era lo que no entendían, ¿por qué Sungchan quería ser amigo de Shotaro? Siempre que sacaban esa pregunta a flote todos terminaban diciendo la misma respuesta: No sé.

Poco a poco todos comenzaron a entrar en ambiente, brincando, bailando y bebiendo como nunca. Todos se veían que estaban disfrutando el momento, menos una persona, y ese era Sungchan. Él no solía ir a fiestas, a pesar de que siempre lo invitaban pero simplemente no quería convivir con nadie, además de que sabía que solo lo hacían para quedar bien con él y hacerse pasar como sus "amigos".

En algún punto de la noche, se sentó en un sillón viendo cómo Shotaro se divertía con los demás. Había dejado de beber porque tenía que conducir, además de que si su padre se enteraba de que conducía con una mínima gota de alcohol en su cuerpo probablemente lo mataría, o bueno tal vez sólo lo castigaría quitándole el auto. Quien si se veía algo ebrio era Shotaro, ya que se reía como nunca y de pronto se tambaleaba pero alguno de sus amigos por suerte lo sostenía.

Si era honesto, ya se quería ir. Miró el reloj de su teléfono, apenas eran la una de la mañana pero sentía que ya había pasado una eternidad. Mientras miraba a Shotaro bailar, una chica se sentó a su lado y con eso ya sabía lo que se aproximaría.

—Hola, Sungchan—lo saludó. Él solo la miró con su ceja alzada.

—¿Qué quieres?—preguntó molesto con el ceño fruncido, aún así la chica se sonrojó.

—Te vi que estabas solo, así que vine a hacerte algo de compañía—dijo mientras se acercaba más a Sungchan haciéndolo sentir incómodo.

—Pues no la necesito. Lárgate.

—Ay, vamos, yo sé que sí—Sungchan decidió comenzar a ignorarla, tal vez así entendía que no la quería cerca—. Oye, qué rico hueles, ¿qué perfume usas?—se acercó a su cuello oliéndolo.

Sungchan pensó que si la chica seguía insistiendo se levantaría y se iría, lo malo era que el lugar donde estaba sentado daba directo con Shotaro y esa era la principal razón por la cual seguía ahí pero su paciencia era poca. Sin embargo, de un momento a otro su rostro fue forzado a girar hacia la joven, quien lo tomó y lo acercó al suyo para besarlo. Antes siquiera de poder reaccionar, Shotaro había corrido hacia ellos y jaló a Sungchan hacia él.

LIMÓN & SALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora