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Epílogo







Sungchan se encontraba demasiado nervioso, sus manos no paraban de sudar por lo que a cada momento se tenía que limpiar en su pantalón.

Esto era debido a que se encontraba frente a frente a los padres de Shotaro, después de vario tiempo había tomado el valor suficiente para enfrentar a su padre. Aunque tenerlo ahí frente suyo con su ceño fruncido lo estaba haciendo cambiar de parecer.

—Señor—antes de poder si quiera explicarse, Shohei lo interrumpió.

—No—dijo firmemente—. Eso es todo lo que tengo que decir, ya te puedes ir.

—¡Papá!—se quejó Shotaro por lo grosero que se había comportado—No seas así.

—Mire, seré directo con usted—dijo Sungchan quien se comenzaba a molestar por la actitud del adulto—. Amo a su hijo, e incluso si usted no está de acuerdo, no me separaré de él. Lo amo tanto que daría mi vida entera por él, esperé años para estar de nuevo a su lado y no pienso dejarlo ir.

—No te creo, así son todos los de tu clase, ¿crees que no los conozco? Yo no quiero volver a ver a mi Taro sufrir. Así que será mejor que te rindas, no entiendo por qué estás encaprichado con mi hijo.

—¡Pero yo lo amo!—gritó Shotaro—Papá, yo a su lado soy muy feliz. Cada día que estoy junto con él se siente increíble, estoy viviendo mis mejores momentos a su lado. ¿Por qué no lo aceptas?

—Porque te hizo mucho daño.

—¡Pero ya lo superé!—dijo mientras corría y abrazaba a Sungchan. Shohei los miró con su ceño fruncido—Mamá, dile algo.

—Vamos, Shohei—trató de convencerlo la madre de Shotaro—. Deja que Taro esté junto con él, ¿cuál es el problema?

—Que no me cae bien—respondió sin separar su mirada de Sungchan.

Y aunque estaba nervioso no se dejó intimidar, el pelearía por Shotaro.


[...]


Shohei se sentó en la sala de estar de su hogar, ese día le tocaba descansar de su trabajo por lo que estaba tranquilamente en su hogar. Se encontraba disfrutando de su tarde cuando recordó algo, Sungchan o Jung, como él solía decirle, no había estado en su casa en toda la semana, muy raro ya que no había día en el que no visitara a Shotaro.

—¿Y ese milagro que Jung no ha estado en toda la semana en la casa?—le preguntó a su hijo quien jugaba con su nintendo sentado en uno de los  sillones.

Shotaro rió—Se fue de vacaciones con su papá a Los Ángeles toda la semana, pero me dijo que le faltaba poco para regresar.

—Ojalá se quede allá para siempre—dijo para después comenzar a cambiarle de canal a la televisión. Aún no le caía bien Sungchan, sabía que mentía sobre el amor que le tenía a su hijo. Algo se traía entre manos, pero no sabía exactamente qué.

Intentó convencer a Shotaro de alejarse de él, pero siempre se negaba a escucharlo por lo que tuvo que optar por "aceptar" su relación, pero la realidad era lo contrario. No lo quería ni cerca. Sin embargo, ese niño se había comenzado a ganar la confianza de su esposa lo que provocó que ella tratara de convencerlo sobre que Jung era un buen muchacho. No, no, no... eso no era posible.

—Sho—lo llamó dulcemente su esposa—, te he dicho que no hagas ese tipo de comentarios sobre el novio de tu hijo—Shohei solo giró sus ojos, no le importaba.

En eso la puerta fue golpeada varias veces, por lo que Shotaro decidió ir a abrirla y ver quién era, pero cuando escuchó a su hijo gritar emocionado su piel se erizó.

—¡Sungchan, volviste!

En su sala estaba parado un alto joven con bellas facciones, y unos ojos que Shohei tanto odiaba.

—Suegra—saludó a la mujer quien se había levantado para ir a saludarlo—, suegro—se dirigió a Shohei pero la mirada de su esposa lo obligó a devolver el saludo.

—Espero hayas tenido buen viaje, Jung.

—Así fue—su tono de voz era monótono, para nada le gustaba a Shohei.

—¿Qué son todas estas bolsas?—preguntó la mujer cuando vió todo lo que cargaba Sungchan.

—Traje algunos obsequios para ustedes.

—¿Enserio?—preguntó emocionada—¿Un llavero? ¿O tal vez un imán? Nuestro refrigerador se vería bonito con uno de Los Ángeles.

Sungchan la miró extrañado, ¿a qué se refería con eso?—Ahh... no—respondió mientras de una bolsa sacaba un bolso mediano de diseñador—. A usted le traje este bolso Prada, este diseño solo se encuentra en boutique, así que es muy único—todos lo miraron sorprendidos.

—Muchas gracias, querido, pero no era necesario que gastaras tanto en mí—dijo apenada la mujer, ¿cómo aceptaría eso?

—Para mi es todo un placer—después tomó otra bolsa y de ella sacó una camiseta de un equipo de beisbol—. Esto es para usted, suegro—Shohei lo miró confundido—. Shotaro me dijo que le gustaba el equipo de los Dodgers y que su jugador favorito era Shohei Ohtani—la respiración de Shohei comenzó a entrecortarse con todo lo que le estaba diciendo Sungchan—. Así que le pedí que le autografiara esta camiseta—se la entregó, y si, la firma del jugador con una pequeña dedicatoria estaba escrita sobre la camiseta.

Miró a ambos jóvenes, específicamente a Sungchan que sin decir nada pero con su mirada buscaba su aprobación, y no mentiría, si lo conmovió un poco.

—Gracias, Sungchan—agradeció y logró ver en el rostro serio de su yerno una ligera sonrisa—. Pero no creas que con esto ya me has convencido del todo.

Shotaro le sonrió a su papá muy feliz, sabía que poco a poco Sungchan estaba cambiando la percepción de su padre y que muy pronto ambos podrían llevarse muy bien.

—¿Y para Shotaro no hay nada?—preguntó Shohei al ver que ellos habían recibido obsequios menos su hijo—Él es el más importante.

Sungchan sonrió y sus mejillas comenzaron a sonrojarse—El de Shotaro aquí lo tengo—de la bolsa de su pantalón sacó una pequeña caja que a simple vista se veía muy lujosa. Al abrirla, los padres de Shotaro quedaron impresionados al ver la pequeña joya dorada que había dentro—. ¿Puedo?—preguntó mientras tomaba la mano de Shotaro, quien con su rostro sonrojado asintió.

Sungchan no dijo nada, pero sabían que ese anillo era una promesa. No muy tarde en ese mismo dedo estará el que sellará su matrimonio. Shotaro lo abrazó fuertemente, claro que esperaría paciente ese momento.

Si ambos esperaron doce años para volverse a reencontrar, unos cuantos más para estar al fin completamente juntos no los harían dudar ni hacer retroceder.







Fin.

Muchas gracias por leer <33

LIMÓN & SALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora