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—¡Sungchan, vete de aquí!—dijo Shotaro tratando de quitárselo de encima, pero muy al contrario, Sungchan tomó más fuerte de su cintura y lo acercó a él.

—¿Por qué me corres así? Yo solo vine a darte las buenas noches—respondió para después besarlo.

—Sí pero sabes que mi papá no te quiere—habló entre el beso ya que Sungchan se negaba a dejarlo ir.

Shohei no era muy fanático de que Shotaro estuviera con Sungchan. Una vez los había visto salir juntos de la escuela y durante todo el camino de regreso a casa lo martirizó diciendo que cómo era posible que le hablara a una persona que le había hecho daño en su niñez. Obviamente Shotaro comprendía a su padre, estaba molesto por el mal trato que le habían dado en ese momento, pero si Shotaro ya lo había superado ¿por qué él no?

—Ya vete—le dijo Shotaro liberándose al fin de los brazos de Sungchan, él se rió para después despedirse e irse.

Desde la fiesta de Jimin ambos tenían ese tipo de relación, se besaban siempre que tenían la oportunidad incluso en el colegio y casi ser atrapados por algún profesor. Aún no formalizaban nada pero Shotaro no se sentía mal por ello ni tampoco tenía prisa por hacerlo, le gustaba la relación que estaban llevando, mientras que Sungchan estaba más que feliz ya que por fin estaba teniendo lo que tanto deseaba. Por el momento se mantenían en secreto, los amigos de Shotaro aún no aceptaban a Sungchan por lo que Shotaro aún se encontraba trabajando en ello.


[...]


Sungchan recién salía de tomar una ducha debido a que había llegado de su práctica de fútbol cuando recibió un mensaje por parte de Shotaro el cuál era simple y corto: «Ven a mi casa :)». Sungchan levantó una ceja confundido, él no solía pedirle eso pero ¿quién era él para negarse a verlo? De inmediato se cambió, y aún con el cabello húmedo salió corriendo hacia su auto para dirigirse al hogar de Shotaro.

Al llegar ni siquiera tuvo que tocar la puerta ya que fue sorprendido por Shotaro quien lo estaba esperando. Estaba por saludar cuando fue tomado por el cuello y besado sin previo aviso a lo que Sungchan correspondió más que gustoso hasta que recordó un mínimo, pequeñísimo detalle, ¡los padres de Shotaro!

—Espera, Shotaro—interrumpió su beso haciendo que el chico frunciera sus cejas—. ¿Dónde están tus padres?

—Acaban de salir, no vendrán en un buen rato. Por eso te pedí que vinieras, para que hablemos y así—dijo Shotaro con una mirada inocente pero que su tono de voz era todo lo contrario—. Pero si no quieres, te puedes ir, la puerta está muy grande.

Sungchan rió ante su respuesta y se acercó más a él para tomarlo por su cintura—No, así estoy bien.

Ambos volvieron a besarse y solo se separaron cuando el aire comenzó a faltarles. En ese momento Sungchan lo cargó y lo llevó hasta su habitación, la cual en las paredes tenía algunos posters y vinilos, así como también reconocimientos por su buen desempeño académico. Lo dejó caer suavemente sobre la cama y se posicionó sobre de él mientras se retiraba su camiseta dejando ver su torso desnudo y así, nuevamente se volvieron a besar. Al separarse, Sungchan decidió bajar un poco para comenzar a dejar besos por todo el cuello de Shotaro e incluso llegó a morderlo suavemente para no dejarle marcas muy obvias. Sus respiraciones estaban agitadas pero eso a Shotaro no le importó ya que volvió a besar a Sungchan en los labios, quien se sorprendió cuando a mitad del beso sintió unas manos desabrochando su pantalón.

Justo en el momento de mayor excitación, la puerta del hogar fue abierta, sorprendiendo a ambos chicos. Sungchan se separó rápidamente de Shotaro, quien al igual que él entró en pánico.

—¡No se supone que iban a volver tarde!—susurró alterado, no quería que el padre de Shotaro lo encontrara así.

—Pues eso fue lo que me habían dicho—respondió colocándose su ropa—. Déjame ver qué sucedió, tú escóndete.

Shotaro salió de la habitación y se dirigió hacia donde estaban sus padres en la sala de estar quienes hablaban, por el rostro de su padre se veía que estaba molesto.

—Hola, hijo—lo saludó su madre cuando lo vio.

—Hola—saludó de vuelta—. ¿Qué hacen aquí? Pensé que iban a llegar tarde de la reunión.

—¡Puedes creer que lo cancelaron y ni siquiera nos avisaron!—respondió su padre molesto mientras se desabotonaba el primer botón de su camisa.

—¿Enserio?—Shotaro sintió por primera vez miedo, si su padre llegara a verlo no tendría piedad por Sungchan.

—Sí—dijo Shohei mientras se sentaba en el sofá—. Por cierto, ¿de quién es el auto que está estacionado afuera? ¿Alguien vino a verte?—Shotaro negó rápidamente.

—Claro que no, cómo crees—tratando de disimular su mentira—. Yo creo que es de alguien que está con la vecina, ya la conoces—Shohei asintió, su hijo tal vez tenía razón.

—Sí, es verdad. No quiero sonar chismoso pero hace días el señor Park, el padre de tu amiguito ¿Wonbin?, me platicó que cuando el esposo de la vecina salió a trabajar de inmediato llegó otro hombre y se metió a su casa. Qué descaro—platicó un poco más tranquilo, le gustaba hablar con su hijo, él era quien lo calmaba.

—No lo puedo creer—dijo "impresionado", «si tan solo supiera...» pensó—. Bueno, voy a estar en mi habitación—caminó disimulando la prisa que tenía.

Al llegar, se encontró a Sungchan husmeando sus fotos que tenía por el lugar. Ya se había colocado su ropa nuevamente, aunque por el apuro se la había puesto al revés.

—¿¡Qué haces!?—preguntó en voz baja.

—Me dejaste con las ganas, tuve que ponerme a ver tus fotos de niño para que se me bajara—explicó—. Pero mira esta foto—levantó el cuadro para mostrárselo—, te veías tan tierno. ¿Por qué ya no usas lentes?

—En primer lugar, ¡dame eso!—se lo arrebató—. Segundo, acomódate la camiseta la tienes al revés, se te ve toda la etiqueta. Y por último, salte por la ventana y trata de que mi papá no te vea, no anda de buen humor, si te llega a ver se va a enojar, y mucho.

Sungchan se acomodó su camiseta y caminó hacia la ventana desganado, él aún no se quería ir.

—Me voy, pero no creas que esto se quedará así. ¿Oíste?

—Sí, sí lo que digas.

—Aunque sea despídete bien, ¿no?—Shotaro se acercó a él y lo tomó por la nuca para así besarlo. Él tampoco quería que Sungchan se fuera, pero aún no era tiempo de presentarlo con su papás, tenía mucho que trabajar primero antes de hacerlo.

No se querían separar, pero la voz de la madre de Shotaro los puso en alerta por lo que tuvieron que hacerlo, Sungchan se brincó y corrió tratando de evitar ser atrapado mientras que Shotaro lo veía algo triste pero estaba seguro de que algún día ya no tendrían que esconderse para poder verse.

Ambos esperaron tanto tiempo para al fin poder encontrarse y no se dejarían ir después de todo. Y si tendrían que luchar por estar juntos, lo harían sin importar qué o quién fuera.

Al final el chico limón y Shotaro se volvieron a reencontrar, y ahora se habían convertido en limón y sal, quienes juntos se complementaban a la perfección.











Fin.

LIMÓN & SALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora