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Durante la cena, no probó bocado. Hasta ese momento sus manos seguían temblando como nunca, incluso su padre lo vio con preocupación.

Cuando regresó a su habitación se tumbó sobre la cama y soltó un grito de frustración. En todo el día trató de acercarse a Shotaro, pero sus nervios no se lo permitieron, de solo pensar en hablarle su voz ya temblaba, ¡qué vergüenza! Abrazó fuerte al peluche de Kuririn, y unos segundos después lo separó un poco de si mismo y lo miró decidido.

—Traeré de vuelta a tu papá, Kuririn—dijo para luego apagar la lámpara de su habitación e irse a dormir. Sin embargo, soltó un grito de frustración cuando no podía conciliar el sueño, ¿cómo carajos iba a dormir con su corazón latiendo así de rápido?


[...]


La noche había sido dura, después de dar vueltas y vueltas en la cama, al fin pudo dormir, pero poco le duró el gusto porque una hora después sonó su alarma pero por primera vez en mucho tiempo, Sungchan se levantó rápidamente. Cambió su pijama por su uniforme escolar, fajándose y acomodando a la perfección su corbata, después pasó a peinarse. Trató de cambiar su estilo, desde dejar ver su frente hasta colocarse tanta cera que su cabello estuviese tan duro como una roca, pero ninguno le gustaba. Alborotó su cabello molesto, lo lavó y volvió a comenzar de nuevo, pero esta vez simplemente se peinó como solía hacerlo.

Ya que estuvo listo se miró en el espejo, se veía tan guapo, o sea más de lo normal, «¿pero Shotaro pensará lo mismo?» de solo pensar en su nombre Sungchan comenzó a temblar. Ese era el poder que tenía Shotaro sobre él.

—¡Sungchan se te está haciendo tarde, ¿qué tanto estás haciendo?!—gritó su padre desde el pasillo. No era normal que tardara tanto en arreglarse, a duras penas y se ponía el uniforme.

—¡Ya voy!—respondió Sungchan tomando su mochila y saliendo de su habitación, no sin antes despedirse de Kuririn—Deséame suerte—dijo para después dejarlo sobre su cama.

Al llegar a la mesa Jaehyun y su Nana lo miraron sorprendidos, lo que hizo molestar a Sungchan.

—¿Puedo preguntar el por qué vas tan arreglado?—preguntó Jaehyun.

—No—Jaehyun rió por la respuesta de su hijo.

—Bien, no sé qué o quien sea la razón de este cambio, pero me alegro. Ayer lucías como todo un vagabundo y hoy, al fin parece que eres un joven decente—dijo Jaehyun para después darle un sorbo a su taza de café. Sungchan lo miró ofendido, ¿¡cómo que se vestía como vagabundo!? Su papá simplemente no entendía la moda.

No alcanzó a desayunar bien debido a que se le había hecho tarde, y tampoco es como que tuviera mucha hambre, estaba tan nervioso que hasta el apetito se le había ido.

Una vez que estuvo frente al instituto, su corazón comenzó a latir rápidamente. ¿Qué debería de hacer? Toda la noche estuvo pensando e imaginando su encuentro con Shotaro, pero ahora ni siquiera tenía ganas de entrar y enfrentarlo.

—No importa ya—se dijo a sí mismo, soltó un suspiro y entró.

Todos voltearon a verlo, desde las chicas hasta los chicos. Los murmullos comenzaron a hacerse presentes sobre lo guapo que se veía Sungchan cuando se arreglaba, pero eso a él no le importaba, solo trataba de buscar con su mirada al protagonista de sus pensamientos.

Shotaro.

Caminó hasta llegar a su salón en el cual solo había una persona. Su respiración se entrecortó y los latidos de su corazón comenzaron a acelerarse. Era Shotaro, quien estaba sentado con sus auriculares puestos mientras escribía algo en su cuaderno, esta era la oportunidad que tanto había deseado Sungchan pero justo cuando se iba a acercar, un grito lo detuvo.

—¡Sungchan!—gritó Jisung, por lo que el nombrado giró sus ojos molesto, y Shotaro levantó su mirada hacia ambos chicos—¿Dónde estabas? Escuché que venías muy guapo.

Y para colmo, el timbre sonó anunciando el inicio de las clases. Su salón comenzó a llenarse de estudiantes, quienes tomaban asiento en sus lugares. Antes de irse, Sungchan giró hacia donde estaba Shotaro encontrándose con la sorpresa de que él lo estaba observando pero que de inmediato desvió su mirada.

Sungchan no lo podía creer, ¡Shotaro lo había mirado! Eso era increíble.

—Joven Jung, ¿va a estar de pie ahí toda la clase?—preguntó su profesor Lee Taeyong cuando notó que su alumno seguía parado. Sungchan solo negó con la cabeza y tomó asiento en su lugar, para que después diera inicio la clase.

Sungchan no podía desviar la vista de Shotaro, y aunque trataba de no ser tan obvio y de no incomodarlo, no podía evitarlo.

El tiempo pasó tan lento, sentía que el día se estaba poniendo en su contra. Durante toda la clase estuvo pensando en qué debería decirle a Shotaro, «hola, ¿cómo estás?», «¿qué has hecho todo este tiempo?», «cuanto has cambiado»... «Nunca he dejado de pensar en ti». Cubrió su rostro debido a que se había sonrojado, ¡estaba tan nervioso!

Después de mucho esperar, el timbre sonó anunciando el inicio de su receso. Rápidamente se puso de pie y caminó hacia donde estaba Shotaro, pero tuvo que detenerse cuando vio a Jisung acercarse alegremente a Shotaro.

—¡Shotaro! Ven y siéntate con nosotros—alcanzó a escuchar debido a que Jisung no hablaba, ¡gritaba! Sungchan solo observó como ambos jóvenes se iban, apretó sus dientes por el enojo, pero después trató de respirar para calmarse.

—No pasa nada, aún tengo más oportunidades para hablarle—se dijo a sí mismo.

Casi cuando el receso estuvo por terminar se dirigió al baño, justo antes de entrar vio como entre los alumnos también se estaba acercando Shotaro pero cuando sus miradas se encontraron decidió darse media vuelta y regresarse, a lo que Sungchan frunció el ceño confundido.

¿Acaso Shotaro lo estaba evitando?

LIMÓN & SALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora