capítulo 2

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-QUÉ términos? –pregunto JungKook con suspicacia, sin moverse de su asiento.
Jimin noto que entrecerraba los ojos y tensaba la mandíbula. Evidentemente no se esperaba aquello, pero él tampoco había esperado su visita, y le molestaba que hubiera creído que iba a aceptar por el mero hecho de haberse presentado allí de forma totalmente inesperada para pedírselo.
Pero estaba pensando que la presentación del coche podría ser precisamente el catalizador que necesitaba para recuperar su vida. Ya era hora de dejar el pasado atrás, pero eso solo iba a ocurrir si obtenía las respuestas que buscaba.
Lamentaba profundamente no haber visto a Tae en los meses previos al accidente. Si hubiera ido a Italia a ver como se transformaba el coche de un sueño a una realidad, ¿habría podido prevenir el accidente que tuvo lugar aquella funesta noche?
Aquella podría ser la única oportunidad de averiguar qué le había sucedido a su hermano. A fin de cuentas, Taehyung había sido un magnifico conductor profesional y, para Jimin, su accidente tenía una explicación lógica.
-Antes de hablar de mis condiciones necesito saber con exactitud que paso aquella noche –dijo a la vez que se cruzaba de brazos.
Esperaba a ver como se ensombrecía la expresión de JungKook a causa de la culpabilidad, pero al ver que no lo sucedía lo que había esperado, experimento una punzada de duda-
-¿Qué quieres saber?
-¿Por qué estaba Tae conduciendo el coche? Según he oído, el prototipo aún no estaba listo para ser conducido –pregunto Jimin con todo el coraje que pudo hacer acopio. Estaba decidido a averiguar la verdad de un modo u otro, porque estaba convencido de que aún no había salido por completo a la luz.
JungKook lo observo atentamente mientras se recargaba en el respaldo de su asiento, y Jimin tuvo la clara impresión de que estaba tratando de ganar tiempo para distraerlo.
-¿Siempre te crees los rumores que oyes? –pregunto JungKook a la vez que se cruzaba de brazos  en una actitud más relajada de la que, en opinión de Jimin, no tenía derecho a mostrar.
-No, por supuesto que no –contestó, irritado.
-Entonces, si te digo que no hay ningún problema con el coche, ¿me creerás?
A pesar de la calma que revelaba su lenguaje corporal, Jimin percibió la alerta que había en los ojos oscuros de JungKook. Casi parecía un felino cazador tratando de imbuir en su presa una falsa sensación de seguridad.
Pero él no era ningún ratón. Él estaba en guardia. Negó firmemente con la cabeza.
-Lo único que me convencería de eso sería el informe oficial del accidente.
JungKook se levantó lentamente, fue hasta una de las ventanas de la cocina y contemplo el exterior.
-Eso ayudaría de verdad? En el informe están todos los detalles.
-Si –contesto Jimin a la vez que se acercaba a él, atraído por una inexplicable necesidad de ver su rostro, de ver las emociones que reflejaba-. Quiero cada detalle.
-¿Por qué crees que tu padre no te ha enseñado el informe? –los anchos hombros de JungKook se convirtieron en una barrera, como si estuviera ocultando algo que no quería que Jimin supiera-. ¿Qué esperas averiguar?
-La verdad –Jimin volvió a irritarse al imaginarse a JungKook hablando con su padre, conspirando para ocultar los detalles. Aún no entendía porque su padre iba a querer ocultarle aquello, pero siempre había sospechado que había algo. ¿Estaría en deuda por algún motivo con aquel hombre?
JungKook se volvió hacia él con una dura expresión en el rostro.
-A veces es mejor no llegar a conocer la verdad.
-¿Qué? –Jimin volvió a alzar una mano hasta su frente para presionarse las sienes, apenas capaz de creer lo que estaba oyendo. Era obvio que su padre y JungKook le estaban ocultando algo-. ¿De que estas hablando?
JungKook tuvo que apretar los dientes con fuerza para refrenar el impulso de contarle lo que quería saber. Pero aquella era una verdad que teñiría de tristeza siempre toda la felicidad que Jimin había compartido con su hermano y, además, el padre de Jimin le había pedido expresamente que se la ocultara. Aquella era la única condición que le había puesto cunado había contactado con él. Y tenía la intención de hacer honor a su palabra… y también cumplir la promesa que le había hecho a Tae.
-Tu hermano sufrió un accidente a mucha velocidad. Eso lo sabes, ¿no?
-Lo sé –susurro Jimin, un poco más calmado-. Pero necesito saber que paso y por qué.
-Te aseguro que es mejor que lo recuerdes bien y feliz, Jimin.
El tembloroso suspiro que dejo escapar Jimin revelo que la resignación había podido con la furia que había amenazado con desbocarse unos minutos antes.
-Lo sé, pero hay tantas preguntas sin respuestas…
-Jimin cerró los ojos y JungKook se fijó en el contraste de sus gruesas y oscuras pestañas con su pálida piel. La urgencia que sintió de besarlo casi lo dejo sin aliento.
La atracción que había surgido entre ellos en cuanto se habían visto complicaba las cosas, hacía que le costara un esfuerzo mantener la promesa que había hecho. Apretó los puños y dio un paso atrás para apartarse de la tentación.
Jimin abrió los ojos y alzo una ceja en un gesto voluntarioso.
-Pienso averiguar lo que sucedió. El afán que mostráis mi padre y tú por ocultarme lo sucedido me reafirma en ello.
A veces es mejor dejar pasar las cosas. Por el bien de Tae, acéptalo que sabes y haz lo que te diga tu padre.
-¿Por el bien de Tae? –repitió Jimin, con el ceño fruncido.
Tae quería que asistieras a la presentación del coche. Fue una de las últimas cosas que me dijo –contesto rápidamente JungKook, consciente de que había estado a punto de meter la pata. Pero no era aquello de lo que quería hablar en aquellos momentos. Lo único que quería conseguir es que Jimin aceptara asistir a la presentación.
-¿De verdad dijo eso? –pregunto él en un tono apenas audible.
-Claro que lo dijo –contesto JungKook, y espero mientras él lo miraba con expresión indecisa.
Jimin no lograba liberarse de la sensación de inquietud que estaba experimentando. Sabia que el accidente que sufrió Tae tuvo que cesarle heridas terribles, pero no lograba liberarse de la sensación de que había algo más, algo que tanto su padre como JungKook querían ocultarle.
Coniente de que por aqel camino no iba a averiguar nada, decidió cambiar de táctica y adoptar una acttud de aceptación.
-Si acepto asistir a la presentación quierosaberlo todo sobre el coche antes. Quiero ver en que estaba trabajando Tae y tú. Quiero vivirlo, respirarlo -mientras hablaba, la pasión que hab+ia sentido por su trabajo, comenzó a recorrer por sus venas tras aquellos meses de indiferencia.
-No hay tiempo para eso -JungKook.
-Si asisto a la precentaci+on quiero hablar almenos con propiedad. Necesito saber todo lo que hay que saber al respecto. Quiero vr todos los archivos y todos los bocetos que hizoTae del coche -dijo Jimin con firmeza.
JungKook se acercó a él con expreción severa.
-Eso no puedo permitirlo. No hay sificiente tiempo.
Jimin lo miró con expresión de incredulidad.
-¿Comó qué no puedes permitirlo? Si me conocieras un poco sabrias que me gusta hacer bien mi trabajo. Y sopongo que querrás que promocione el coche adecuadamente y le dé mi aprovación, ¿no?
JungKook respiro profundamente y Jimin no pido evitar fijarse en cómo se expandia su poderoso pecho.
-Claro que quiero que le des tu aprovación, pero dadas las circunstancias, ¿te parece prudente ahondar en toda esa información?
Jimin sabía que aquella era la única opotunidad que iba a tener para averiguar la verdad, algo que necesitaba para poder seguir adelante con su vida.
-No te preocupes. No pienso desmoronarme ni dejarme llevar por un nuevo arrebato de histeria.
-Talvez deberias hacerlo. Podria resultar liberador -dijo JungKook a la vez que daba un paso hacia él.
A pesar de que el instinto le impulsó a dar un paso hacia atrás, Jimin no se movio. No podia permitir que aquel hombre fuera consiente delfuego que despertaba en él.
-Ya ha pasado el momento de eso. Tengo intención de hacer lo que mi padre me aconsejó la semana pasada.
-¿Y cuál fue ese consejo?
- Ya lo sabes. Que volviera a ocupar el asiento del conductor.
JungKook se llévo una mano a la barbilla y despues deslizo el pulgar sobre la incipiente barba. Aquel simple gesto despertó de nuevo la sensualidad adormecida de Jimin, pero sabia que no podia hace caso a su cuerpo en aquellos momentos, a la forma que estaba reaccionando por el mero hecho de hallarse cerca de él.
Hacía tiempo que no se relacionaba con hombres y sus experiencia anteriores haían sido breves y bastante desastrosas. En aquella época, la separación de sus padres estaba aún muy frescaen su mente, y el desatre en que se convirtio su matrimonio no supuso precisamente un estímulo para él.
-No creo que sea la mejor idea, pero si, estas completamente seguro de ello, adelante -dijo JungKook lentamente, sin dejar de mirarlo.
-Lo estoy -replicó Jimin de inmediato.
JungKook le ofreció su mano.
-En ese caso, tenemos un acerdo.
-Tenemos un acuerdo -repitio Jimin que, al tomar la mano de JungKook en la suya experimento algo muy parecido a ua descarga eléctrica. Sin apenas aliento, sintío que la calidad de su mano envolvía todo su cuerpo.
-Bene -la firmeza con la que JungKook dijo aquello dejó claro para Jimin que el cotacto de sus manos no lo habia afectado como a él. Y haría bien recordarlo la próxima vez que le sonriera como si fuera la persona mas bella del mundo. JungKook estaba flirteando, como todos los hombres a los que había conocido hasta entonces, incluendo a su padre. Y fue el flirteo lo que destruyó el matrimonio de sus padres, lo que condujo a su madre a los brazos de otro hombre y destrozo su familia.
Cerro la puerta a aquellos pensamientos. No era el momento de dejarse llevar por ellos. No cuando acababa de encontrar la oportunidad perfecta para descubrir la verdad sobre las últimas horas de vida de s hermano.

Las caricias del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora