capítulo 7

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  EN CUANTO en traron al apartameto, JungKook tomó a Jimin con ambas manos por la cintura ya lo atrajo hacia sí.
  -Quiero volver a besarte -murmuró sin apartar la mirada de su rostro.
  Jimin no fue capaz de pensar en lo atractivo que se veia con el cabello ligeramente revuelto, el nudo de la corbata aflojado y el botón superior de la camisa desabrochado; parecía la representación del sueño hecho realidad de cualquier jovenvita hecho realidad. Sonrió, repentinamente seguro de que aquello era lo que deseaba. JungKook era la clase de hombre que no quería ningún compromiso en sus relaciones y, por primera vez en su vida, él tampoco. No quería pensar más allá de aquel momento.
  -Sé que no debería, pero quiero hacerlo -añadió JungKook mientras lo atraía hacia sí.
  -¿Y por qué no deberías?
  -Prometí a Tae que cuidaría de ti, no que te seduciría.
  -A Tae no le habría importado -dijo Jimin sin poder eliminar un matiz ligeramente burlón en su tono.
  -JungKook estaba luchado contra aquella atracción tanto como él, lo que le hacía desearlo aún más. Quería sus besos, sus caricias, quería ser toralmente suyo... al menos por aquella noche.
  -Yo quiero que vuelvas a besarme, Kook.
  -Si lo hago no seré capaz de detenerme. Jimin.
Esta vez no.
  Pero Jimin no quería que se detuviera. La pasión que había surgido entre ellos desde su primer encuentro necesitaba llegar a su conclusión natural. No había otra opción. No poasía negarse a la intensa atracción que sentia por él, una experiencia totalmente nueva para él.
  -No voy a pedirte que te detengas, Kook -murmuró roncamente.
  JungKook lo extrechó contra su cuerpo.  
  -*Mio cara, tehe deseado desde el primer momento  en que te vi.
  JImin experimentó un momentáneo pánico ante la seriedad de su tono. ¿Querría JungKook algo más qué aquel momento, qué aquella noche con su promesas de placer? No era lo que él quería. No podía ofrecerle más que aquello.
  -No sirvo para las relaciones duraderas, Kook -dijo a la vez que apoyava ambas manos contra su pecho. La imagen le JungKook y él juntos y felices en unfuturo no llegaba a formarse como una posibilidad real en su mente. No se trataba solo de querer ariesgar su corazón. Se trataba de liberar de su dolor, su pena, y aún no estaba preparado para ello-. Esto es todo lo que te puedo ofrecer.
  Me parece que te estas poniendo muy serio, *cara* -dijo él antes de besarlo en la frente-. ¿No te parece que mi divorcio es suficiente prueba de que no soy capaz de comprometerme en una relación?
Esta noche nos pertenece a nosotros, * Cara*.
  Jimin se quedó momentáneamente conmociodado al escuchar aquello. Pero la conmición que le produjo saber que JungKook estaba divorciado quedó rápidamente alacada por la pasión que bullía en su unterior. Aquello implicaba que él tampoco estaba interesado en las relaciones a largo plazo, y lo único que queria de él era perderce en el momento , olvidar que el mundo existía.
  -Bésame, Kook.
  -En respuesta a su petición, JungKook lo besó con tal delicadeza que Jimin quizo gritar. Sus anteriores besos habían sido duros, exigentes, pero aquel estaba siendo tan tierno, tan amoroso... Lo estaba sostenieno como si fuera una frájil flor que temiera aplastar entre sus brazos.
  Cuando empezaba a temer no poder soportar más aquel tormento, JungKook lo tomo de la mano y lo condujo hasta su dormitorio.
  Tras echar las cortinas y encender las lamparas de las mesillas, JungKook regreso a su lado y lo rodeó con sus brazos. Siguiendo sus instintos, Jimin alzó las manos y comenzó a desabrocharle los botones de la camisa. Cuando el poderoso pecho de JungKook quedó al descubierto, deslizó las manos  por sus pectorales con una audacia que lo dejó imprecionado. Y cuando, como atraido por un poderoso imán, deslizó la punta de la lengua por su piel, no tuvo más remedio que preguntarse quién era aquel chico tan audaz y seductor que parecia haberse adueñado de su personalidad. Aquella era una faceta suya que no sabía que existía.
  Cuando deslizó las manos hasta la cintura de los pantalones de Kook y se los desabrochó con manos aparentementes expertas, él dejó escapar una retahíla de palabras en italiano que Jim fue incapaz de comprender mientras los pantalones se deslizaban hasta el suelo.
  -Ahora es mi turno -murmuró él roncamente a la vez que lo tomaba por las muñecas y se las sujetaba tras la espalda
  Con la mano que tenía libre, deslizó lentamente la cremallera del vestido de Jimin sin apartar la mirada de sus ojos mientras lo hacía. Jimin experimentó una inesperada timidez y tuvo que resistir el impulso de apartar la mirada mientras él deslizaba una mano por sus hombros para retirar de este el vestido antes de inclinarse a besarle en el cuello.
  Unos instantes después, el vestido se deslizaba hasta el suelo. Jimin permaneció de pie ante él, tembloroso, muy consiente de que tan solo llevaba puesta la ropa interior roja que había comprado a juego con el vestido y las sandalías de tacón alto tambíen rojas de las que se había enamorado nada más al verlas.
   Sin darle tiempo a pensar, JungKook lo tomó en brazos y lo tumbó sobre la cama. Luego se inclinó sobre él para darle un beso urgete, exigente, y él se rindió gustoso de su dominación.
  Cuando tomó en uno de sus pechos Jimin sintió que algo estallaba en su interior y se aequeó hacia él, anhelando sus caricias y mucho más. JungKook deslizó los labios hasta su cuello y luego jugueteó con la lengua sobre sus pezones, aún cubiertos con el encaje del sujetador rojo.
  Como si hubiera intuido su necesidad, JungKook deslizó una mano bajo su espalda arqueada para soltarle el sujetador y cubrir sus pechos desnudos de eróticos besos. Tomó posesivamente uno de los pezones en la boca y lo acarició y mordisqueó hasta que Jimin fue incapaz de un intenzo gemido de placer. Un instante después, JungKook trasladó su atención al otro pezón ientra presioonaba su potente y tensa erección contra un muslo de Jimin.
  -Eres tan precioso... -murmuró con voz ronca sin dejar de acariciarlo.
Jadeante, Jimin deslizó una mano por la esalda de JungKook y saboreó con fruición la fuerza que emanaba su poderosa musculatura. Estaba a punto de intruducir los dedos bajo la cintura de sus calzoncillos cuando, como una exalación, JungKook se tumbó de espaldas sobre la cama y él quedó sentado a horcajadas sobre él.
  -Eso ha sido... -Jimin se ruborizó ante la abierta admiración de su mirada, algo que le hizo sentir un poder que nunca había experimentado- un movimiento maestro.
  JungKook lo sujetó por las caderas exactamente donde quería tenerlo, y Jimin comenzó a moverse de manera instintiva sobre su erección.
  Él le sostuvo la mirada hasta que, atraído por un impulso incontrolable, Jimin se inclinó hacia él para besarlo apacionadamente en los labios.
  -Soy un maestro -murmuró él ardientemente entre beso y beso-, y esta noche voy a hacerte mió una y otra vez, hasta que no recuerdes ni tú nombre.
  A Jimin le gustó cómo sonó aquello; quería pasar toda la noche con él, quería disfrutar una y otra vez de las deliciosas sensaciones que estaba experimentado entre sus brazos.
  -Hazme tuyo -susurró-. Hazme tuyo ya...
  De manera tan repentina como hacía unos instantes, se encontro de nuevo de espaldas sobre la cama, con JungKook, a su lado, retírandole las bragitas sen dejar de mirarlo a los ojos.
  Jimin se estremeció cuando un istante después, deslizo una mano entre sus muslos para acariciar con enloquecedora delicadeza la humedad de su entrada. El placer se volvió casi insoportable cuando, a la vez que entraba con expertos dedos, lo beso como si quisiera deborarlo allí mismo.
  Pero, justo cuando estaba apunto de alcanzar el orgasmo, JungKook se aparto de él.
  Jimin abrió los ojos, parpadeante, y vio que estaba abriendo el cajón de la mesilla.
  Por supuesto. Protección. ¿Cómo era posible que no hubiera pensado en ello ni un instante?
  Jadeante casi hipnotizado, vio cómo se quitaba los calzoncillos y se ponía con maestría el preservativo.
  Un intante después estaba sobre él y Jimin abrio la piernas para él, ansiando sentirlo dentro de él. Pero JungKook permaneció quieto, mirándolo, apoyado sobre sus manos, jadeante.   
    -¿Kook? -susurró Jimin, repentinamene inquieto. ¿Estaria teniendo dudas? ¿Qué había hecho mal?
  Entonces la boca de JungKook reclamó sus labios en un hambriento y posecivo beso a la vez que lo penetraba profundamente.
  Jimin grito contra sus labios mientras su cuerpo experimentaba una miríada de sensaciones desconocidas hasta entonces para él.
   Se movió con él, absorbiendolo profundamente en su interior mientras él le besaba el cuello, en la garganta, en los pechos. Una retahíla de palabras italianas escaparon roncas de entre sus labios cuando, con un poderoso empujón, envió a Jimin más allá de las fronteras del placer, a un lugar en el que nunca había estado.
  Sin apenas darce cuenta de lo que hacía, casi desmayallo, Jimin clavó las uñas en su espalda hasta que sintió cómo palpitaba su poderoso miembro dentro de él a la vez que dejaba escapar un guturarl gemido de placer.
  Después, mientras las embriagadoras sensaciones que se habían adueñado de ellos comenzaban a amainar, Jimin rodeó a JungKook con sus brazos y lo retubo contr sí como si no fuera a soltarlo nunca.
  Acababa de experimentar algo que no había experimentado nunca quería aferrarce a aquel momento todo el tiempo que pudiera durar.

Las caricias del enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora